A pesar del disfraz, la intención es clara. Y es que "Nuclear Fire" dispone una cobertura más melódica que lo familiariza con el metal europeo de su época (el de los últimos 90s y principios de esta década), pero para un metal mucho más tradicional, astillado, chirriante, crudo y sudoroso claramente heredero de los Judas Priest de clásicos como "Screaming For Vengeance", "Freewheel Burning" o "Painkiller".
En eso, no se esconde. De hecho, es más que conocido que Primal Fear surgió a partir de una banda tributo a Judas Priest con la que daban rienda suelta a su pasión por los Metal Gods los ya veteranos del panorama metálico alemán Ralf Scheepers (ex vocalista de los olvidados e infravalorados Tyran Pace y de los exitosos Gamma Ray), Matt Sinner (líder de la banda que lleva por nombre su apellido) y Tom Naumann.
Incluso es de dominio público que pudo ser la decepción de Scheepers tras ser descartado como reemplazo de Rob Halford para la nueva andadura que los británicos empezaron con T.Owens a las voces lo que lo decidió a hacer de esto un proyecto de mayor entidad propia. Muchos recordarán, además, que cuando Primal Fear debutó con su disco homónimo en 1998 no se tardó en comparar este trabajo con el entonces reciente "Jugulator" de Tipton, Downing y compañía, esgrimiendo que el que encabezaba Scheepers "sonaba más" a los auténticos Judas Priest, y que para cuando salió a la luz este "Nuclear Fire" (el mismo año que el segundo trabajo de Priest con Owens, "Demolition") eran ya una mayoría los que apostaban a que con el cantante alemán en sus filas, cuyos Primal Fear parecían ya fijarse más en el reciente estreno de Halford en solitario que en su banda madre, les hubiera ido mejor.
Como todo tiene su contrapartida, en cuanto a la también habitual acusación de "demasiado parecido" con Judas Priest, hay que decir que si de algo puede pecar este "Nuclear Fire" es de forzar (más que los Priest, por ejemplo) su sonido en lo aguerrido hasta hacerse agotador para el oyente no acostumbrado (algo muy visible en la voz de Scheepers) y en lo convencido de su postura (exaltada en los "valores metálicos" de siempre), ya que el barniz acelerado y melódico lo separa lo suficiente de ser un mero "clon" y lo convierte en una banda, indiscutiblemente, con sonido y entidad propia. Con claras influencias, sí, más evidentes en algunos cortes que en otros, pero con personalidad.
Mucha más, por ejemplo, que otros grupos contemporáneos que han intentado utilizar también como base lo que Priest dejó al mundo del metal con su "Painkiller" y que no tardó en correr como la pólvora en uno de los casos más rápidos e incontestables de ejercicio de influencias en el panorama del metal.
Sus siguientes discos (los de Primal Fear) han acabado por hacer del combo alemán una de las formaciones más conocidas del heavy metal europeo actual, y han cosechado notables éxitos. Pero si de repasar lo más importante que ha dejado esta década se trata, quizá lo que generó "Nuclear Fire" -y en ese momento de "revival" heavy y de vuelta de glorias pasadas en que lo hizo, sumando caras nuevas a la oleada- es de lo más digno de mención. Recordémoslo pues.
martes, 15 de diciembre de 2009
martes, 1 de diciembre de 2009
1986 - Tesla - Mechanical Resonance
Mucha personalidad, mucha clase... y poca suerte. Eso, no hay muchas más explicaciones posibles, debió ser lo que apartó a Tesla de ser considerada una de mayores bandas de Hard Rock de todos los tiempos. La suerte, claro, pero también la personalidad. Me explico: para cuando saltaron a la escena, el panorama norteamericano se encontraba ya dividido entre las "hairbands" (las que copaban las radios y atraían al gran público con estética reluciente y temas accesibles o provocativos) y las bandas que extremaban su sonido y crecían desde el "underground".
Tesla, por su parte, planteaban un rock duro menos amigable, de retazos heavys e influencias mucho más clásicas (blueseras, setenteras) de las que se estilaban entonces. Dicho de otra manera, con unos Slayer y unos Bon Jovi listos en sus posiciones más que definidas para que el nuevo rockero escogiera bando, pocos se iban a acordar de recuperar a los geniales UFO. Pero Tesla, a pesar de todo, lo hicieron.
Consiguieron, con más trabajo del que otros necesitaron para mucho más beneficio, colocar un single en las listas de éxitos (este "Modern Day Cowboy" que tenemos bajo estas líneas), una aceptable resonancia para el disco y un nombre suficiente para, por lo menos, acompañar giras más grandes (las de de David Lee Roth o Alice Cooper).
Puede parecer difícil escuchándolo ahora, pero les costó tanto abrirse camino poco a poco, que aunque este debut sea hoy considerado por buena parte de sus seguidores como su mejor álbum, sigue siendo el disco de peores resultados comerciales de su primera etapa y, mucho más grave, a pesar de su vuelta a la escena en esta década, su parón mediados los 90s parece haber hecho que el público los olvide.
Que sirva, por lo menos, la mención de este "Mechanical Resonance" (o de los igualmente geniales "The Great Radio Controversy" y, difícilmente superable, "Psychotic Supper") y, al menos, saneemos la memoria.
Tesla, por su parte, planteaban un rock duro menos amigable, de retazos heavys e influencias mucho más clásicas (blueseras, setenteras) de las que se estilaban entonces. Dicho de otra manera, con unos Slayer y unos Bon Jovi listos en sus posiciones más que definidas para que el nuevo rockero escogiera bando, pocos se iban a acordar de recuperar a los geniales UFO. Pero Tesla, a pesar de todo, lo hicieron.
Consiguieron, con más trabajo del que otros necesitaron para mucho más beneficio, colocar un single en las listas de éxitos (este "Modern Day Cowboy" que tenemos bajo estas líneas), una aceptable resonancia para el disco y un nombre suficiente para, por lo menos, acompañar giras más grandes (las de de David Lee Roth o Alice Cooper).
Puede parecer difícil escuchándolo ahora, pero les costó tanto abrirse camino poco a poco, que aunque este debut sea hoy considerado por buena parte de sus seguidores como su mejor álbum, sigue siendo el disco de peores resultados comerciales de su primera etapa y, mucho más grave, a pesar de su vuelta a la escena en esta década, su parón mediados los 90s parece haber hecho que el público los olvide.
Que sirva, por lo menos, la mención de este "Mechanical Resonance" (o de los igualmente geniales "The Great Radio Controversy" y, difícilmente superable, "Psychotic Supper") y, al menos, saneemos la memoria.
2009 - AC/DC - Backtracks
Como consecuencia lógica de ese "estado de fama" que han alcanzado en los últimos tiempos y que ya comentábamos con su último disco de estudio (y es que no nos engañemos: llevan décadas siendo famosos y admirados por el público rockero pero desde hace poco tiempo se ha convertido en moda ensalzar a AC/DC hasta para público que nada tiene que ver con el género, en una especie de fiebre "cool" parecida a la que hay hace años por U2 y que curiosamente ha ido a coincidir con los peores años creativos de la banda australiana) llega el inevitable lanzamiento de intención puramente comercial destinado a estirar lo más posible el momento.
Para el caso: una compilación con un disco de rarezas de estudio (temas descartados de discos anteriores o versiones primigenias que claramente suponen el punto fuerte de interés de este lanzamiento), otro de temas en directo (no publicados en ningún directo oficial) y para la edición limitada el pendiente DVD de videos del grupo “Family Jewels Three”, continuación de los ya publicados.
Batiburrillo o no de material para hacer caja y mantener imagen, lo que no se puede negar es, primero, que han sabido ver el momento adecuado para su lanzamiento (teniendo en cuenta que todo esto tiene suficientes años para haber visto la luz anteriormente y que hasta ahora no se había aprovechado, no se había pensado en que podría valer la pena juntar o no se había creído suficientemente bueno para aprovechar, y en cambio ahora -estirando el efecto de "Black Ice"- puede tener mucha mejor salida comercial de la que hubiera tenido hace unos años) y que, segundo y más importante, puede regalarle algunos buenos momentos a sus seguidores.
Porque, sí, sin negar todo lo demás, resulta que lo que encontramos en el primer disco de "Backtracks" es más que atractivo por momentos para cualquiera que guste o haya gustado alguna vez de esta veterana formación. Al margen del punto nostálgico añadido que pueda tener el escuchar a Bon Scott en la mitad de estos "nuevos temas", algunos cortes nos hacen pensar en cómo es que se pudieron quedar fuera, y a partir de aquí y si nos ponemos quisquillosos, en cómo de buenos fueron los discos de entonces para tener que hacer esa selección (pongámoslos de nuevo y lo entenderemos) y cómo parece que ahora esas deshauciadas "R.I.P (Rock In Peace)" -aquí abajo-, "Crabsody In Blue”, "Love Song", "Stick Arround", “Snake Eye”, “Big Gun” o “Cyberspace” incluso nos pueden llegar a "poner" más que la mayoría del reciente "Black Ice".
Tomémoslo como queramos, entonces. Es un lanzamiento para fans y de regalo para estas fechas para los nuevos adeptos, claro, pero tampoco escondamos que ese primer CD pone la sonrisa en la cara.
Para el caso: una compilación con un disco de rarezas de estudio (temas descartados de discos anteriores o versiones primigenias que claramente suponen el punto fuerte de interés de este lanzamiento), otro de temas en directo (no publicados en ningún directo oficial) y para la edición limitada el pendiente DVD de videos del grupo “Family Jewels Three”, continuación de los ya publicados.
Batiburrillo o no de material para hacer caja y mantener imagen, lo que no se puede negar es, primero, que han sabido ver el momento adecuado para su lanzamiento (teniendo en cuenta que todo esto tiene suficientes años para haber visto la luz anteriormente y que hasta ahora no se había aprovechado, no se había pensado en que podría valer la pena juntar o no se había creído suficientemente bueno para aprovechar, y en cambio ahora -estirando el efecto de "Black Ice"- puede tener mucha mejor salida comercial de la que hubiera tenido hace unos años) y que, segundo y más importante, puede regalarle algunos buenos momentos a sus seguidores.
Porque, sí, sin negar todo lo demás, resulta que lo que encontramos en el primer disco de "Backtracks" es más que atractivo por momentos para cualquiera que guste o haya gustado alguna vez de esta veterana formación. Al margen del punto nostálgico añadido que pueda tener el escuchar a Bon Scott en la mitad de estos "nuevos temas", algunos cortes nos hacen pensar en cómo es que se pudieron quedar fuera, y a partir de aquí y si nos ponemos quisquillosos, en cómo de buenos fueron los discos de entonces para tener que hacer esa selección (pongámoslos de nuevo y lo entenderemos) y cómo parece que ahora esas deshauciadas "R.I.P (Rock In Peace)" -aquí abajo-, "Crabsody In Blue”, "Love Song", "Stick Arround", “Snake Eye”, “Big Gun” o “Cyberspace” incluso nos pueden llegar a "poner" más que la mayoría del reciente "Black Ice".
Tomémoslo como queramos, entonces. Es un lanzamiento para fans y de regalo para estas fechas para los nuevos adeptos, claro, pero tampoco escondamos que ese primer CD pone la sonrisa en la cara.
viernes, 20 de noviembre de 2009
1993 - Helloween - Chameleon
"Pink Bubbles Go Ape" lo apuntaba y "Chameleon" se tiró de lleno a la piscina. Los Helloween estaban ya muy lejos del sonido que los hizo famosos. Que vaya por delante, pero aclaremos.
Como todos sabemos, apostar por lo que ya ha funcionado puede ser bueno para asegurar el tiro o como una demostración de convicción por lo que se hace, pero no es un criterio para medir la validez de un trabajo. Después de todo, que suene o no como los anteriores discos no significa necesariamente que el trabajo sea bueno o malo. Pero ojo: que no suene como lo que ya ha triunfado es arriesgado. En este caso, mucho.
Si era el momento adecuado o no para correr riesgos es otra cosa, pero está claro que fueron muchos los grupos que se arriesgaron de diferentes maneras en aquellos años. Y está claro que Kiske, al que normalmente se coloca como abanderado de este nuevo rumbo, pensó que valía la pena intentar abrir nuevos mercados. Y no nos engañemos, también Weikath, ya que firma tantos temas como él en el disco. Incluso Grapow. Época de cambios, desde luego. Pero vamos con el contenido.
Sin pensar en su lugar y encaje en la discografía de Hellowen, se puede decir que "Chameleon" es un bonito disco de hard rock/rock melódico, incluso pop rock a veces, que sabe mostrarse desenfadado por momentos y tremendamente serio y épico en otros. Se convierte así en un conjunto variado, "camaleónico", que llega desde la balada más accesible (por ejemplo, en la preciosa "I Don't Wanna Cry No More" o en la famosa "Windmill") hasta la épica más pesada y heavy/hardrockera ("Giants"), pasando por la influencia del rock'n roll de Big Band en la irresistiblemente "retro" y divertida "Crazy Cat", la de Queensrÿche en "Revolution Now" y la espectacular "I Believe", o por las melodías más "Helloweenianas" de "First Time".
Todo esto cohesionado por un característico gusto melódico muy apoyado en la voz de Kiske, que firma una actuación espectacular, y en una cuidada producción que incluso tira de sugerentes arreglos de cuerda y viento.
De meterse en esta amalgama sónica se culpa precisamente a Kiske y a su famosa y entonces ya emergente manía al Metal. Como se comentaba, se habla de una apuesta comercial olvidando que es un álbum mucho menos vendido que sus trabajos "más metaleros" y que, para un grupo como Helloween, esta es una apuesta mucho menos segura y comercial que la anterior. Al argumento de la "apuesta comercial" parece darle la razón que los singles fueran "When the Sinner" (uno de los temas más poperos y, posiblemente, también uno de los más flojos del disco), "I don't Wanna Cry No More" y "Windmill". Pero aunque esto fuera lo que escogió la discográfica como carta de presentación, el resto del disco no se conforma con ese camino. Explora muchos. Y en general, lo cierto es que es un disco muy disfrutable... aunque de otra manera o para otro público. Quizá para el público que encumbró en la época el cambio que empezaban con "Empire" los Queensryche, del que posiblemente "Chameleon" se vea influenciado.
Quizá resulte excesivo en la duración para ser un trabajo de este tipo, posiblemente ganaría en frescura con algún "recorte" en el track list o en la duración de algunos temas, pero tampoco ha sido este el argumento habitual para rechazarlo. Y lo que sí que hay que reconocerle al grupo es que, en estilos diferentes, al menos siempre ha sonado de manera muy personal. A los "Helloween heavys" se les suele reconocer esa personalidad y originalidad para encumbrarlos como creadores de todo un género, pero la misma voluntad de hacer algo diferente se les critica en este caso. Cosa de gustos, claro.
Es más objetiva otra de las grandes virtudes del disco, como ya se mencionaba: la voz.
Será porque se sintió más cómodo en estos registros, porque la producción le prestaba más atención o porque ya iba madurando, pero el Kiske de este álbum parece, en mi opinión, "más cantante" que en sus primeros discos, a pesar de las más espectaculares exhibiciones de voz de aquellos o por muy buenos que sean en el cómputo global.
En definitva, a pesar de dejar temas muy interesantes "Chameleon" no funcionó. Ni entre la crítica ni entre el público. La cosa acabó explotando y todos sabemos qué ha pasado tanto con el grupo como con Kiske, que acabaría aquí su viaje con las calabazas. Por lo visto, Weikath pensó que lo mejor era hacer resonsable al vocalista.
También terminó aquí su etapa en el grupo Ingo Schwichtenberg, aunque en su caso la salida tuvo el desenlace trágico que conocemos.
A la historia le vale todo eso para enterrar a "Chameleon" en el olvido. Pero a quien disfrute del Kiske de Place Vendome, por ejemplo, a lo mejor le conviene desenterrarlo.
Como todos sabemos, apostar por lo que ya ha funcionado puede ser bueno para asegurar el tiro o como una demostración de convicción por lo que se hace, pero no es un criterio para medir la validez de un trabajo. Después de todo, que suene o no como los anteriores discos no significa necesariamente que el trabajo sea bueno o malo. Pero ojo: que no suene como lo que ya ha triunfado es arriesgado. En este caso, mucho.
Si era el momento adecuado o no para correr riesgos es otra cosa, pero está claro que fueron muchos los grupos que se arriesgaron de diferentes maneras en aquellos años. Y está claro que Kiske, al que normalmente se coloca como abanderado de este nuevo rumbo, pensó que valía la pena intentar abrir nuevos mercados. Y no nos engañemos, también Weikath, ya que firma tantos temas como él en el disco. Incluso Grapow. Época de cambios, desde luego. Pero vamos con el contenido.
Sin pensar en su lugar y encaje en la discografía de Hellowen, se puede decir que "Chameleon" es un bonito disco de hard rock/rock melódico, incluso pop rock a veces, que sabe mostrarse desenfadado por momentos y tremendamente serio y épico en otros. Se convierte así en un conjunto variado, "camaleónico", que llega desde la balada más accesible (por ejemplo, en la preciosa "I Don't Wanna Cry No More" o en la famosa "Windmill") hasta la épica más pesada y heavy/hardrockera ("Giants"), pasando por la influencia del rock'n roll de Big Band en la irresistiblemente "retro" y divertida "Crazy Cat", la de Queensrÿche en "Revolution Now" y la espectacular "I Believe", o por las melodías más "Helloweenianas" de "First Time".
Todo esto cohesionado por un característico gusto melódico muy apoyado en la voz de Kiske, que firma una actuación espectacular, y en una cuidada producción que incluso tira de sugerentes arreglos de cuerda y viento.
De meterse en esta amalgama sónica se culpa precisamente a Kiske y a su famosa y entonces ya emergente manía al Metal. Como se comentaba, se habla de una apuesta comercial olvidando que es un álbum mucho menos vendido que sus trabajos "más metaleros" y que, para un grupo como Helloween, esta es una apuesta mucho menos segura y comercial que la anterior. Al argumento de la "apuesta comercial" parece darle la razón que los singles fueran "When the Sinner" (uno de los temas más poperos y, posiblemente, también uno de los más flojos del disco), "I don't Wanna Cry No More" y "Windmill". Pero aunque esto fuera lo que escogió la discográfica como carta de presentación, el resto del disco no se conforma con ese camino. Explora muchos. Y en general, lo cierto es que es un disco muy disfrutable... aunque de otra manera o para otro público. Quizá para el público que encumbró en la época el cambio que empezaban con "Empire" los Queensryche, del que posiblemente "Chameleon" se vea influenciado.
Quizá resulte excesivo en la duración para ser un trabajo de este tipo, posiblemente ganaría en frescura con algún "recorte" en el track list o en la duración de algunos temas, pero tampoco ha sido este el argumento habitual para rechazarlo. Y lo que sí que hay que reconocerle al grupo es que, en estilos diferentes, al menos siempre ha sonado de manera muy personal. A los "Helloween heavys" se les suele reconocer esa personalidad y originalidad para encumbrarlos como creadores de todo un género, pero la misma voluntad de hacer algo diferente se les critica en este caso. Cosa de gustos, claro.
Es más objetiva otra de las grandes virtudes del disco, como ya se mencionaba: la voz.
Será porque se sintió más cómodo en estos registros, porque la producción le prestaba más atención o porque ya iba madurando, pero el Kiske de este álbum parece, en mi opinión, "más cantante" que en sus primeros discos, a pesar de las más espectaculares exhibiciones de voz de aquellos o por muy buenos que sean en el cómputo global.
En definitva, a pesar de dejar temas muy interesantes "Chameleon" no funcionó. Ni entre la crítica ni entre el público. La cosa acabó explotando y todos sabemos qué ha pasado tanto con el grupo como con Kiske, que acabaría aquí su viaje con las calabazas. Por lo visto, Weikath pensó que lo mejor era hacer resonsable al vocalista.
También terminó aquí su etapa en el grupo Ingo Schwichtenberg, aunque en su caso la salida tuvo el desenlace trágico que conocemos.
A la historia le vale todo eso para enterrar a "Chameleon" en el olvido. Pero a quien disfrute del Kiske de Place Vendome, por ejemplo, a lo mejor le conviene desenterrarlo.
martes, 10 de noviembre de 2009
1978 - Bob Seger - Stranger In Town
Empezar diciendo que ha sido 6 veces platino en los USA y 4 en Canadá podría ser una buena manera de llamar la atención sobre este clásico. Pero para ser justos, "Stranger In Town" no debería necesitar más presentación que el simple nombre de su autor: Bob Seger. Ese tipo que ha vendido más de 50 millones de copias de su música, que ha triunfado con hasta 7 discos multiplatino, ha sido reconocido como influencia por notorias bandas contemporáneas y posteriores, versionado por gente como Thin Lizzy o Metallica, que cuenta en su repertorio con algunas de las más recordadas piezas de la música popular y que lleva 40 años en el mundo del rock. No debería. Pero como el tiempo parece pasar demasiado deprisa como para poder recordar ciertos nombres, empecemos por recordarlo -al Sr. Seger y a éste "Stranger In Town"- con un single de difícil olvido.
Hecho el ejercicio de memoria con uno de los clips más famosos que se hayan grabado, pongámonos en situación. En 1978, Bob Seger se encontraba en pleno ascenso popular gracias al éxito reciente de su álbum "Night Moves", que por primera vez en una carrera que se remontaba hasta 1966 había dado todo un Top 10 en las listas de discos y varios singles de éxito. Con esto, la apuesta por la Silver Bullet Band que había montado a mediados de los 70's para que lo acompañara de manera estable había quedado más que consolidada y el siguiente paso sólo podía ir hacia el mayor empaque de un grupo rockero que llenara el hueco de las grandes bandas de principios de década.
Así las cosas, y aún manteniendo por un lado sus influencias en el rock'n roll más primigenio de Little Richard, Elvis Presley o Van Morrison y por otro el gusto por la canción más comprometida y baladera de su faceta de cantautor, "Stranger In Town" preparaba un asalto al rock pesado y el "up tempo" que acabaría de dar el punto extra de variedad que necesitaba su discografía.
En este sentido, la sucesión de singles que presentó al álbum es todo un ejemplo: "Still The Same" ahondaba primero en el medio tiempo melódico que lo había caracterizado popularmente y daba continuidad al éxito alcanzado con "Night Moves" con un sensacional número 4 en las listas, "Hollywood Nights" sorprendía siendo un segundo sencillo acelerado y de peso rockero, "We've Got Tonight" pasaba a la balada como tercer single, y por último "Old Times Rock'n Roll" machacaba a ritmo de himno para estirar el éxito hasta el punto de relanzarse todavía en 1983 con su aparición en aquella "Risky Business" que protagonizaba Tom Cruise y que dejó el celebre gag del baile en ropa interior que hemos visto.
Toda una lección de buen hacer que sólo se hace posible con un track list tan variado y sugerente como el que tuvo, escrito por completo por Bob Seger excepto en los casos mencionados:
1. "Hollywood Nights" – 4:59
2. "Still the Same" – 3:18
3. "Old Time Rock and Roll" (George Jackson, Thomas Jones, Bob Seger)– 3:14
4. "Till It Shines" – 3:50
5. "Feel Like a Number" – 3:42
6. "Ain't Got No Money" (Frankie Miller) – 4:11
7. "We've Got Tonight" – 4:38
8. "Brave Strangers" – 6:20
9. "The Famous Final Scene" – 5:09
Directos y veloces puñetazos rockeros como el citado de la apertura o el casi heavy "Feel Like A Number", medios tiempos de tan altos vuelos melódicos como esa preciosa "Till It Shines" que nos recuerda que Thin Lizzy tuvieron en Seger un buen maestro en el que fijarse, y baladas de enorme grandilocuencia, todo en sólo 9 temas y un conjunto lo suficientemente breve (otra lección que nos deja) para dejarnos con ganas de más.
No hacen falta mayores adornos si se domina esto de la música (en todos sus aspectos, incluyendo el comercial) de la manera en que queda demostrado, así que sólo queda recalcar lo dicho. Sencillamente magistral.
Hecho el ejercicio de memoria con uno de los clips más famosos que se hayan grabado, pongámonos en situación. En 1978, Bob Seger se encontraba en pleno ascenso popular gracias al éxito reciente de su álbum "Night Moves", que por primera vez en una carrera que se remontaba hasta 1966 había dado todo un Top 10 en las listas de discos y varios singles de éxito. Con esto, la apuesta por la Silver Bullet Band que había montado a mediados de los 70's para que lo acompañara de manera estable había quedado más que consolidada y el siguiente paso sólo podía ir hacia el mayor empaque de un grupo rockero que llenara el hueco de las grandes bandas de principios de década.
Así las cosas, y aún manteniendo por un lado sus influencias en el rock'n roll más primigenio de Little Richard, Elvis Presley o Van Morrison y por otro el gusto por la canción más comprometida y baladera de su faceta de cantautor, "Stranger In Town" preparaba un asalto al rock pesado y el "up tempo" que acabaría de dar el punto extra de variedad que necesitaba su discografía.
En este sentido, la sucesión de singles que presentó al álbum es todo un ejemplo: "Still The Same" ahondaba primero en el medio tiempo melódico que lo había caracterizado popularmente y daba continuidad al éxito alcanzado con "Night Moves" con un sensacional número 4 en las listas, "Hollywood Nights" sorprendía siendo un segundo sencillo acelerado y de peso rockero, "We've Got Tonight" pasaba a la balada como tercer single, y por último "Old Times Rock'n Roll" machacaba a ritmo de himno para estirar el éxito hasta el punto de relanzarse todavía en 1983 con su aparición en aquella "Risky Business" que protagonizaba Tom Cruise y que dejó el celebre gag del baile en ropa interior que hemos visto.
Toda una lección de buen hacer que sólo se hace posible con un track list tan variado y sugerente como el que tuvo, escrito por completo por Bob Seger excepto en los casos mencionados:
1. "Hollywood Nights" – 4:59
2. "Still the Same" – 3:18
3. "Old Time Rock and Roll" (George Jackson, Thomas Jones, Bob Seger)– 3:14
4. "Till It Shines" – 3:50
5. "Feel Like a Number" – 3:42
6. "Ain't Got No Money" (Frankie Miller) – 4:11
7. "We've Got Tonight" – 4:38
8. "Brave Strangers" – 6:20
9. "The Famous Final Scene" – 5:09
Directos y veloces puñetazos rockeros como el citado de la apertura o el casi heavy "Feel Like A Number", medios tiempos de tan altos vuelos melódicos como esa preciosa "Till It Shines" que nos recuerda que Thin Lizzy tuvieron en Seger un buen maestro en el que fijarse, y baladas de enorme grandilocuencia, todo en sólo 9 temas y un conjunto lo suficientemente breve (otra lección que nos deja) para dejarnos con ganas de más.
No hacen falta mayores adornos si se domina esto de la música (en todos sus aspectos, incluyendo el comercial) de la manera en que queda demostrado, así que sólo queda recalcar lo dicho. Sencillamente magistral.
lunes, 9 de noviembre de 2009
2009 - Halford - Halford III: Winter Songs
Que empezara como la exaltada reinvindicación de cuero, tachas y heavy metal que fue "Resurrection" frente a los que lo daban por perdido para el género y frente a su propia banda madre, y que a estas alturas sirva para publicar, después de tanto tiempo, un disco navideño es algo que tendrá a muchos de sus seguidores decepcionados.
De entre estos, hay quienes piensan que esas premisas (y por extensión el proyecto que lleva el ilustre apellido del Dios del Metal) ya no tienen demasiado sentido con Halford vuelto a integrar dentro de Judas Priest, así que con aquello de "fue bonito mientras duró" ya daban desde hace tiempo a Halford (como banda) por acabado.
Otros, sin embargo, pensábamos que con su vuelta a Judas Priest, este otro proyecto podría servir para dar rienda suelta a esos otros caminos creativos del veterano vocalista que parecían asomar en su segundo "Crucible", y que a pesar de estar centrado en los Priest (claro, como todos queríamos) podría regalarnos (aunque fuera muy de vez en cuando) otra muy apreciable versión de Rob.
Así que cuando saltó la noticia de que el tercer disco de Halford, ése que llevaba tanto tiempo anunciado y retrasado y del que se decía estaba casi totalmente acabado, sería un disco con versiones navideñas la cosa no sentó nada bien.
Como en principio se dijo que tendría algunos temas con esta temática añadidos a otros "más propios", pensamos que daba a "su otra banda" por perdida y que se quitaba de encima de una vez por todas aquel tercer disco completando un trabajo que había quedado a medias con esta excusa (algo preocupante por sus implicaciones de cara a un futuro que parecería zanjado pero que nos prometía por lo menos una parte del disco con las canciones nuevas que esperábamos) o bien que se había visto forzado a rellenar de alguna manera por cumplir acuerdos con disqueras que lo llevaran a publicar este mismo año (algo que quizá dejaría un futuro más abierto pero que igualmente demostraría el ya poco interés acumulado en el proyecto).
La sorpresa ha venido cuando nos hemos encontrado que "Halford III: Winter Songs" es un disco "completamente navideño". ¿Quiere eso decir que los temas que presumiblemente tenía preparados se siguen guardando para un futuro álbum "serio" y que no ha querido desmerecer un nuevo producto mezclando intenciones? ¿O que realmente tenía muy poco preparado? Sea como sea (el tiempo dirá si sigue apostando por la marca Halford ocasionalmente o no) por un lado se abre una puerta al optimismo y por otro nos deja poco para saborear en el presente.
Porque "Winter Songs" no "sólo" es un disco navideño, sino que parece también poco esforzado (o hecho en demasiado poco tiempo) incluso en aspectos como la producción. Aún así, no se le puede negar eso, no deja de ser una curiosidad que cualquier seguidor de Halford o Priest querrá escuchar y, es más, resulta entretenida a la escucha. Y dado que un disco con estos planteamientos no parece tener más pretensiones que el entretenimiento se puede decir que "Winter Songs" cumple su cometido dejando, incluso, algunos temas que podrían llegar a tener mayor relevancia con otros objetivos (y quizás otro tratamiento) como la divertida "I Don't Care If It's Christmas Night", la atmosférica y lograda "Light Of The World", la balada que da nombre al disco o la potente "Get Into The Spirit". Dando por hecho que no se puede juzgar a un disco de este tipo de una manera más exigente, es hasta más de lo que se podría esperar.
Eso sí, esperemos que haya mucho más que juzgar, ahora sí de otra manera, para el futuro.
De entre estos, hay quienes piensan que esas premisas (y por extensión el proyecto que lleva el ilustre apellido del Dios del Metal) ya no tienen demasiado sentido con Halford vuelto a integrar dentro de Judas Priest, así que con aquello de "fue bonito mientras duró" ya daban desde hace tiempo a Halford (como banda) por acabado.
Otros, sin embargo, pensábamos que con su vuelta a Judas Priest, este otro proyecto podría servir para dar rienda suelta a esos otros caminos creativos del veterano vocalista que parecían asomar en su segundo "Crucible", y que a pesar de estar centrado en los Priest (claro, como todos queríamos) podría regalarnos (aunque fuera muy de vez en cuando) otra muy apreciable versión de Rob.
Así que cuando saltó la noticia de que el tercer disco de Halford, ése que llevaba tanto tiempo anunciado y retrasado y del que se decía estaba casi totalmente acabado, sería un disco con versiones navideñas la cosa no sentó nada bien.
Como en principio se dijo que tendría algunos temas con esta temática añadidos a otros "más propios", pensamos que daba a "su otra banda" por perdida y que se quitaba de encima de una vez por todas aquel tercer disco completando un trabajo que había quedado a medias con esta excusa (algo preocupante por sus implicaciones de cara a un futuro que parecería zanjado pero que nos prometía por lo menos una parte del disco con las canciones nuevas que esperábamos) o bien que se había visto forzado a rellenar de alguna manera por cumplir acuerdos con disqueras que lo llevaran a publicar este mismo año (algo que quizá dejaría un futuro más abierto pero que igualmente demostraría el ya poco interés acumulado en el proyecto).
La sorpresa ha venido cuando nos hemos encontrado que "Halford III: Winter Songs" es un disco "completamente navideño". ¿Quiere eso decir que los temas que presumiblemente tenía preparados se siguen guardando para un futuro álbum "serio" y que no ha querido desmerecer un nuevo producto mezclando intenciones? ¿O que realmente tenía muy poco preparado? Sea como sea (el tiempo dirá si sigue apostando por la marca Halford ocasionalmente o no) por un lado se abre una puerta al optimismo y por otro nos deja poco para saborear en el presente.
Porque "Winter Songs" no "sólo" es un disco navideño, sino que parece también poco esforzado (o hecho en demasiado poco tiempo) incluso en aspectos como la producción. Aún así, no se le puede negar eso, no deja de ser una curiosidad que cualquier seguidor de Halford o Priest querrá escuchar y, es más, resulta entretenida a la escucha. Y dado que un disco con estos planteamientos no parece tener más pretensiones que el entretenimiento se puede decir que "Winter Songs" cumple su cometido dejando, incluso, algunos temas que podrían llegar a tener mayor relevancia con otros objetivos (y quizás otro tratamiento) como la divertida "I Don't Care If It's Christmas Night", la atmosférica y lograda "Light Of The World", la balada que da nombre al disco o la potente "Get Into The Spirit". Dando por hecho que no se puede juzgar a un disco de este tipo de una manera más exigente, es hasta más de lo que se podría esperar.
Eso sí, esperemos que haya mucho más que juzgar, ahora sí de otra manera, para el futuro.
martes, 3 de noviembre de 2009
2009 - WASP - Babylon
Simplemente heavy metal. Del de siempre, del bueno, del que nos enganchaba, del que todavía, a muchos, nos engancha. WASP han aprendido con el tiempo (y quizás con el revés de "The Neon God") que para conseguirlo, cosa nada fácil, no hacen falta artificios, ni trabajos complejos o extensos. Sí, "Dominator" devolvió la clave: hace falta actitud, energía, y mucho talento para condensarlas en sólo algunos cortes. Y si un movimiento hacia lo (todavía más) clásico como aquel último trabajo funcionó de maravilla con crítica y público, su nuevo disco no podía ser de otra manera.
¿Original? Para nada. Un trabajo todavía más, si cabe, en los WASP más reconocibles, en lo que mejor saben hacer, apoyándose desde "Dominator" en todo un "The Headless Children" o un "The Crimson Idol" para darle todavía más dinamismo o, si lo preferimos, un disco en la definición más clara de su género.
¿De mucho trabajo? Claramente no. Siete temas directos y dos versiones (que llevan tanto a su terreno que parecen compuestas para WASP y encajan a la perfección en el disco) para sumar pocos minutos, como su anterior álbum.
Pero ¿recomendable? Rotundamente sí. Convertir estas premisas en grandes cualidades no está al alcance de cualquiera, y WASP -como algunas otras bandas veteranas (pensemos, por ejemplo, en Motörhead) que se están especializando en regalarnos discos regularmente para, sin inventar nada nuevo, sacar a relucir una y otra vez sus mayores virtudes de siempre- lo han conseguido de nuevo, esta vez, quemando Babilonia.
Debe haber muchas formas para llegar a lo más alto, y quizás WASP han tomado la (aparentemente) más sencilla. Pero el resultado es divertido, contundente, intenso, emotivo y contagioso, así que quien alguna vez se haya emocionado con el sonido del heavy metal de siempre tiene en "Babylon" apuesta segura.
¿Original? Para nada. Un trabajo todavía más, si cabe, en los WASP más reconocibles, en lo que mejor saben hacer, apoyándose desde "Dominator" en todo un "The Headless Children" o un "The Crimson Idol" para darle todavía más dinamismo o, si lo preferimos, un disco en la definición más clara de su género.
¿De mucho trabajo? Claramente no. Siete temas directos y dos versiones (que llevan tanto a su terreno que parecen compuestas para WASP y encajan a la perfección en el disco) para sumar pocos minutos, como su anterior álbum.
Pero ¿recomendable? Rotundamente sí. Convertir estas premisas en grandes cualidades no está al alcance de cualquiera, y WASP -como algunas otras bandas veteranas (pensemos, por ejemplo, en Motörhead) que se están especializando en regalarnos discos regularmente para, sin inventar nada nuevo, sacar a relucir una y otra vez sus mayores virtudes de siempre- lo han conseguido de nuevo, esta vez, quemando Babilonia.
Debe haber muchas formas para llegar a lo más alto, y quizás WASP han tomado la (aparentemente) más sencilla. Pero el resultado es divertido, contundente, intenso, emotivo y contagioso, así que quien alguna vez se haya emocionado con el sonido del heavy metal de siempre tiene en "Babylon" apuesta segura.
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W.A.S.P.
lunes, 26 de octubre de 2009
2004 - Megadeth - The System Has Failed
Muchas han sido las grandes bandas del pasado que esta decada han conseguido cambiar la tendencia que desde los 90s los venía arrastrando por una cuesta abajo popular -y en algunos caso creativa-, y en todos los casos siempre ha habido un disco que ha supuesto un punto de inflexión a partir del cual esos grupos han vuelto a la boca de todos, llegando incluso para algunos de ellos a quedar ahora olvidado el tiempo de olvido y desprescio.
A Judas Priest les pasó con "Angel Of Retribution" (y nadie se acuerda ya del vacío que se les hizo hasta la vuelta de Halford), a Iron Maiden con "Brave New World" (pudiéndose considerar éste el primer gran caso que ha ido animando a los demás), a Dio con "Killing The Dragon" (como se comentó en este mismo blog), a WASP con "Dominator" y parece que hasta a los hasta hace poco rechazados Metallica les pasará lo propio con "Death Magnetic".
En el caso de Megadeth, ya podemos decir que el giro se empezó a producir con "The System Has Failed". Si ahora parece no existir la polémica que generó un disco que se llamó "Risk" o ciertas tentativas de abandono más o menos serias, es porque sobre las buenas críticas que recibió este trabajo en el 2004 (si bien no muy mayoritarias en su momento, sí lo suficientemente consistentes para haber calado más y más con el tiempo, haciendo que los siguientes discos se fueran recibiendo cada vez con menos escepticismo y, por tanto, desde el principio -no necesariamente por ser mejores que éste- con críticas más favorables) Mustaine y sus chicos han sabido seguir trabajando y sumando varios esfuerzos.
Sí, lo decisivo en estos casos parece ser romper la incercia negativa, y si en otros grupos ha funcionado acompañar al disco con un golpe de efecto tal como la reunión de un antiguo miembro, "The System Has Failed" supo, sin tenerlo fácil, hacerlo por sí mismo.
Siguiendo con ese paralelismo siempre presente con Metallica (pero que a diferencia de otros momentos de sus carreras, esta vez ha servido para que Megadeth avance -en la aceptación a través de la vuelta a viejos patrones, en este caso- a la banda madre de Mustaine), imaginemos que dentro de unos años "Death Magnetic" ha acabado de calar con la buena impresión de dan sus temas junto a los clásicos en los directos (algo que en poco tiempo consiguió "Kick The Chair", por ejemplo, en el caso de "The System Has Failed") y, quizá, devolviendo una línea musical que podrían seguir siguientes discos. ¿Alguien se acordará de que fue recibido con el mayor escepticismo posible? ¿De los muchos "peros", a cuál más rebuscado, que le intentamos buscar? ¿Y acaso si un siguiente álbum continuara su sonido, tendría que pelear con todo eso?
Pues seguramente, y a todo, no. Sencillamente lo recordaremos como la apertura de una nueva época, e igual que "United Abominations" entró ya con buen pie, así lo harían los siguientes. ¿Lo mejor? Que el mérito de esta hazaña, eso sí, ya consumada en el caso de Megadeth no se lo llevan maniobras mediáticas ni otros factores, "sólo" esos buenos temas que les han devuelto la confianza: la citada "Kick The Chair", "The Scorpion", la colosal "Back In The Day" que sigue a estas líneas -toda una declaración de principios (la vuelta a los días grandes del Metal) acorde con lo comentado- y otras tantas más. Enhorabuena por ellos.
A Judas Priest les pasó con "Angel Of Retribution" (y nadie se acuerda ya del vacío que se les hizo hasta la vuelta de Halford), a Iron Maiden con "Brave New World" (pudiéndose considerar éste el primer gran caso que ha ido animando a los demás), a Dio con "Killing The Dragon" (como se comentó en este mismo blog), a WASP con "Dominator" y parece que hasta a los hasta hace poco rechazados Metallica les pasará lo propio con "Death Magnetic".
En el caso de Megadeth, ya podemos decir que el giro se empezó a producir con "The System Has Failed". Si ahora parece no existir la polémica que generó un disco que se llamó "Risk" o ciertas tentativas de abandono más o menos serias, es porque sobre las buenas críticas que recibió este trabajo en el 2004 (si bien no muy mayoritarias en su momento, sí lo suficientemente consistentes para haber calado más y más con el tiempo, haciendo que los siguientes discos se fueran recibiendo cada vez con menos escepticismo y, por tanto, desde el principio -no necesariamente por ser mejores que éste- con críticas más favorables) Mustaine y sus chicos han sabido seguir trabajando y sumando varios esfuerzos.
Sí, lo decisivo en estos casos parece ser romper la incercia negativa, y si en otros grupos ha funcionado acompañar al disco con un golpe de efecto tal como la reunión de un antiguo miembro, "The System Has Failed" supo, sin tenerlo fácil, hacerlo por sí mismo.
Siguiendo con ese paralelismo siempre presente con Metallica (pero que a diferencia de otros momentos de sus carreras, esta vez ha servido para que Megadeth avance -en la aceptación a través de la vuelta a viejos patrones, en este caso- a la banda madre de Mustaine), imaginemos que dentro de unos años "Death Magnetic" ha acabado de calar con la buena impresión de dan sus temas junto a los clásicos en los directos (algo que en poco tiempo consiguió "Kick The Chair", por ejemplo, en el caso de "The System Has Failed") y, quizá, devolviendo una línea musical que podrían seguir siguientes discos. ¿Alguien se acordará de que fue recibido con el mayor escepticismo posible? ¿De los muchos "peros", a cuál más rebuscado, que le intentamos buscar? ¿Y acaso si un siguiente álbum continuara su sonido, tendría que pelear con todo eso?
Pues seguramente, y a todo, no. Sencillamente lo recordaremos como la apertura de una nueva época, e igual que "United Abominations" entró ya con buen pie, así lo harían los siguientes. ¿Lo mejor? Que el mérito de esta hazaña, eso sí, ya consumada en el caso de Megadeth no se lo llevan maniobras mediáticas ni otros factores, "sólo" esos buenos temas que les han devuelto la confianza: la citada "Kick The Chair", "The Scorpion", la colosal "Back In The Day" que sigue a estas líneas -toda una declaración de principios (la vuelta a los días grandes del Metal) acorde con lo comentado- y otras tantas más. Enhorabuena por ellos.
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miércoles, 21 de octubre de 2009
2001 - Judas Priest - Demolition
Con todo los desprecios que puede haber sufrido este trabajo, el título de "disco maldito" -en el sentido de condenado- puede estar perfectamente hecho para él. Pero ¿es entonces merecido el desprecio y el ya casi olvido?
Es difícil hacer juicios absolutos en este tema, pero quizás se pueda llegar a comprender algo mejor si pensamos en los "cargos" que lo hicieron culpable del delito.
Para empezar, está el rechazo que suscitó el que Judas Priest siguieran adelante sin Halford y, por consiguiente, toda la etapa de Tim Owens a las voces. Lo del cambio de vocalista (como cualquier cambio de "estilo", en general) en un grupo consolidado siempre ha generado polémica, y aquí no iba a ser menos. Y si ya la polémica estaba casi gastada con aquel (excelente) "Jugulator", para cuando llegó "Demolition" este punto estaba ya sentenciado. Más, si cabe, tras el atractivo debut de Halford en solitario.
Habiéndose demostrado con el tiempo que el tipo tiene enormes cualidades, pero ciertamente diferentes a las del Metal God (por mucho que se intentara presentar como un clon de Rob -sin duda por su potencia vocal y su facilidad para los agudos imposibles-, su estilo más agresivo casi lo hace parecer un cruce entre el propio Halford y alguien tipo James Hetfield), el barniz diferente que dió a las canciones de los Priest es compresible, pero, por qué no, resultó incluso acorde con la propuesta que los principales compositores de la banda (no olvidemos, tanto antes como entonces, Tipton y Downing) presentaban por aquellos años.
Ellos lo aceptaron para cantar en su banda y ellos marcaron el camino musical. Y si aceptamos otra postura a la tan habitual como cerrada por la que un grupo debe siempre apostar por lo mismo, hasta aquí la cosa no parece grave, y Tim Owens, toda una "Victim Of Changes" ante la comparación (como se hace siempre) con los mejores momentos del anterior (que en este caso es ni más ni menos que todo un dios), resulta sólo culpable por prejuicios.
De esta manera, el cambio de dirección musical al que se llegó resulta el principal cargo esgrimido. Sí, "Demolition" apuesta por dar un cariz actual (pensando en principios de década) a su heavy metal, en gran parte a través de todo tipo de arreglos de guitarras chirriantes y ruiditos industriales, y si bien esa idea le "chirrió" a muchos (y lo sigue haciendo) por su incompatibilidad con "la idea de Priest" del pensamiento colectivo, tan tradicional, la cosa deja de parecer tan extraña si repasamos con algo más de pausa la carrera del gigante británico.
Al hacerlo mínimamente nos encontramos con que sus discos han sido siempre consecuentes hijos de su tiempo, y que han ido "redecorando" su estilo en función de lo imperante en el panorama. Lo hizo "Stained Class", por ejemplo, con la sequedad inglesa de aquellos últimos 70s, lo hizo de la manera más clara posible "Turbo" a base de sintetizadores y estribillos radiables en los años de la laca, y lo hizo Painkiller acelerando esquemas con la llegada de los 90s, por poner algunos ejemplos. ¿Por qué no adaptarse una vez más?
Claro, a todos estos ya nos los miramos con perspectiva y los años nos hacen asumirlos dentro de los mismos "patrones Priest", por muy diferentes que sean todos, precisamente por ser partes de ese patrón colectivo. La vuelta de Halford abrió la ilusión por su gran época, y en un tiempo de "revival" como los años centrales de esta década "Angel Of Retribution" nos despachó un resumen de muchos de esos patrones en un solo disco, con mayor éxito de crítica y público. Sin entrar en la calidad de las canciones, ¿no es eso en el fondo otra manera de hacer lo mismo, que no deja de ser lo mismo -ir adaptándose, y a la vez crear con ello escuela- que han hecho siempre?
Entendido este punto, el análisis se debería entonces reducir (y es algo difícil) a si realmente funcionan o no esos temas (todo y con nuevo estilo y diferente vocalista) de manera más objetiva, como si se olvidaran los nombres y las circunstancias. Ahí tampoco nos podemos salir de lo subjetivo, pero si bien temas como un "Metal Messiah", por ejemplo, sí que parecen demasiado forzados en el intento de reforma, otros más como "One On One" o "Devil Digger" consiguen el cambio manteniendo un espíritu y una fortuna propias (hasta el punto de que si lo despojáramos de arreglos e interludios ruidosos lo podríamos imaginar como clásico en cualquier disco anterior) e incluso alguno como "Feed On Me", "Close To You" o la impresionante "Bloodsuckers" no necesitarían de imaginaciones para hacerse hueco en los honorados álbumes del pasado.
Siendo así, y si "Jugulator" (quizás, sí, más homogéneo) ya tiene las voces que empiezan a reclamar su valía, ¿por qué no esperar lo mismo de "Demolition" con el tiempo, hasta que quede en nuestra memoria dentro de aquel famoso patrón?
Pudiera ser, claro, pero quizá la cosa debería empezar porque los propios Judas Priest, que -por otro parte- tan buen camino parecen estar llevando, aceptaran la dignidad de esta etapa en lugar de contribuir a su olvido excluyéndola por completo de sus directos y demás parafernalia. Bueno, si eso les resultara comercialmente rentable, claro.
Es difícil hacer juicios absolutos en este tema, pero quizás se pueda llegar a comprender algo mejor si pensamos en los "cargos" que lo hicieron culpable del delito.
Para empezar, está el rechazo que suscitó el que Judas Priest siguieran adelante sin Halford y, por consiguiente, toda la etapa de Tim Owens a las voces. Lo del cambio de vocalista (como cualquier cambio de "estilo", en general) en un grupo consolidado siempre ha generado polémica, y aquí no iba a ser menos. Y si ya la polémica estaba casi gastada con aquel (excelente) "Jugulator", para cuando llegó "Demolition" este punto estaba ya sentenciado. Más, si cabe, tras el atractivo debut de Halford en solitario.
Habiéndose demostrado con el tiempo que el tipo tiene enormes cualidades, pero ciertamente diferentes a las del Metal God (por mucho que se intentara presentar como un clon de Rob -sin duda por su potencia vocal y su facilidad para los agudos imposibles-, su estilo más agresivo casi lo hace parecer un cruce entre el propio Halford y alguien tipo James Hetfield), el barniz diferente que dió a las canciones de los Priest es compresible, pero, por qué no, resultó incluso acorde con la propuesta que los principales compositores de la banda (no olvidemos, tanto antes como entonces, Tipton y Downing) presentaban por aquellos años.
Ellos lo aceptaron para cantar en su banda y ellos marcaron el camino musical. Y si aceptamos otra postura a la tan habitual como cerrada por la que un grupo debe siempre apostar por lo mismo, hasta aquí la cosa no parece grave, y Tim Owens, toda una "Victim Of Changes" ante la comparación (como se hace siempre) con los mejores momentos del anterior (que en este caso es ni más ni menos que todo un dios), resulta sólo culpable por prejuicios.
De esta manera, el cambio de dirección musical al que se llegó resulta el principal cargo esgrimido. Sí, "Demolition" apuesta por dar un cariz actual (pensando en principios de década) a su heavy metal, en gran parte a través de todo tipo de arreglos de guitarras chirriantes y ruiditos industriales, y si bien esa idea le "chirrió" a muchos (y lo sigue haciendo) por su incompatibilidad con "la idea de Priest" del pensamiento colectivo, tan tradicional, la cosa deja de parecer tan extraña si repasamos con algo más de pausa la carrera del gigante británico.
Al hacerlo mínimamente nos encontramos con que sus discos han sido siempre consecuentes hijos de su tiempo, y que han ido "redecorando" su estilo en función de lo imperante en el panorama. Lo hizo "Stained Class", por ejemplo, con la sequedad inglesa de aquellos últimos 70s, lo hizo de la manera más clara posible "Turbo" a base de sintetizadores y estribillos radiables en los años de la laca, y lo hizo Painkiller acelerando esquemas con la llegada de los 90s, por poner algunos ejemplos. ¿Por qué no adaptarse una vez más?
Claro, a todos estos ya nos los miramos con perspectiva y los años nos hacen asumirlos dentro de los mismos "patrones Priest", por muy diferentes que sean todos, precisamente por ser partes de ese patrón colectivo. La vuelta de Halford abrió la ilusión por su gran época, y en un tiempo de "revival" como los años centrales de esta década "Angel Of Retribution" nos despachó un resumen de muchos de esos patrones en un solo disco, con mayor éxito de crítica y público. Sin entrar en la calidad de las canciones, ¿no es eso en el fondo otra manera de hacer lo mismo, que no deja de ser lo mismo -ir adaptándose, y a la vez crear con ello escuela- que han hecho siempre?
Entendido este punto, el análisis se debería entonces reducir (y es algo difícil) a si realmente funcionan o no esos temas (todo y con nuevo estilo y diferente vocalista) de manera más objetiva, como si se olvidaran los nombres y las circunstancias. Ahí tampoco nos podemos salir de lo subjetivo, pero si bien temas como un "Metal Messiah", por ejemplo, sí que parecen demasiado forzados en el intento de reforma, otros más como "One On One" o "Devil Digger" consiguen el cambio manteniendo un espíritu y una fortuna propias (hasta el punto de que si lo despojáramos de arreglos e interludios ruidosos lo podríamos imaginar como clásico en cualquier disco anterior) e incluso alguno como "Feed On Me", "Close To You" o la impresionante "Bloodsuckers" no necesitarían de imaginaciones para hacerse hueco en los honorados álbumes del pasado.
Siendo así, y si "Jugulator" (quizás, sí, más homogéneo) ya tiene las voces que empiezan a reclamar su valía, ¿por qué no esperar lo mismo de "Demolition" con el tiempo, hasta que quede en nuestra memoria dentro de aquel famoso patrón?
Pudiera ser, claro, pero quizá la cosa debería empezar porque los propios Judas Priest, que -por otro parte- tan buen camino parecen estar llevando, aceptaran la dignidad de esta etapa en lugar de contribuir a su olvido excluyéndola por completo de sus directos y demás parafernalia. Bueno, si eso les resultara comercialmente rentable, claro.
miércoles, 14 de octubre de 2009
2009 - Gotthard - Need To Believe
Dieron la campanada con "Lipservice" y con "Domino Effect" fueron lo suficientemente inteligentes como para estirar su momento en la cima comercial dando un baño de efectismo e inmediatez a su música. Pero a la velocidad a la que corre el panorma musical puede que no hubiera sido demasiado productivo seguir por esa senda.
Aprovecharon su momento, sí, y -puede que de nuevo de manera inteligente, ya con el status de "grandes" ganado para el futuro- ahora vuelven a transitar terrenos más clásicos, como si de un paso atrás se tratara... pero para colocarse musicalmente en algo que puede quedar entre sus dos últimos trabajos.
Otro éxito como el de estos dos iba a ser difícil hicieran lo que hicieran, así que desandar lo corrido para ir caminando seguro parece ser una apuesta de lo más coherente.
Ni tan adornado de hits como el último -así es "Need To Believe"-, ni tan intenso como esa "actualización" del hard rock clásico llamada "Lipservice" y que tan bien funcionó al ponerlos en primer plano mundial; pero con unos Gotthard agradables en la escuca durante todo el disco y perfectamente reconocibles en sus virtudes. Entre ellas, claro, esa voz que parece seguir creciendo cada día.
¿Que no pasará a la historia con los honores de los otros? Puede ser, pero si ya se han hecho con una buena base de seguidores, no parece que "Need To Believe" vaya a defraudarles.
Aprovecharon su momento, sí, y -puede que de nuevo de manera inteligente, ya con el status de "grandes" ganado para el futuro- ahora vuelven a transitar terrenos más clásicos, como si de un paso atrás se tratara... pero para colocarse musicalmente en algo que puede quedar entre sus dos últimos trabajos.
Otro éxito como el de estos dos iba a ser difícil hicieran lo que hicieran, así que desandar lo corrido para ir caminando seguro parece ser una apuesta de lo más coherente.
Ni tan adornado de hits como el último -así es "Need To Believe"-, ni tan intenso como esa "actualización" del hard rock clásico llamada "Lipservice" y que tan bien funcionó al ponerlos en primer plano mundial; pero con unos Gotthard agradables en la escuca durante todo el disco y perfectamente reconocibles en sus virtudes. Entre ellas, claro, esa voz que parece seguir creciendo cada día.
¿Que no pasará a la historia con los honores de los otros? Puede ser, pero si ya se han hecho con una buena base de seguidores, no parece que "Need To Believe" vaya a defraudarles.
miércoles, 7 de octubre de 2009
2002 - Dio - Killing The Dragon
Hubo quien ya se había dado por avisado con "Magica", como también quien todavía tardó en darse cuenta, pero para la mayoría del público metalero fue "Killing The Dragon" el que les hizo recordar que Dio seguía vivo y en forma. Quien más quien menos, se había olvidado del genial vocalista desde hacía ya tiempo, y las críticas que lo tachaban de usar una misma fórmula cada vez más desgastada habían dejado paso al todavía más maldito silencio.
Pero como esto de los gustos musicales tampoco escapa a los ciclos, el bueno de Dio siguió en el camino y supo aprovechar el cierto revival por lo clásico en el heavy y el rock duro que vivimos con el cambio de década y del que todavía sentimos efectos para reivindicarse como una figura esencial del género delante de su viejo público y de todo uno nuevo que era demasiado joven para haber disfrutado con sus hazañas en Rainbow, Black Sabbath o sus primeros Dio y que ahora (y quizás por eso), como ha pasado estos últimos años con otros viejos gigantes que parecen haber resucitado en lo popular, lo abordaba como a toda una leyenda.
Eso sí, relanzar una carrera como la suya no es cosa de un mero cambio generacional, y si el tipo ha vuelto a construirse un estatus de estrella como el que vuelve a disfrutar en la actualidad, no ha sido por dormirse en los laureles sino por volver al más intenso trabajo con su propia banda en la primera mitad de esta década, para luego poder acceder a otros grandes terrenos de éxito como Heaven And Hell. Y en ese camino de trabajo, como se ha dicho, el paso central fue este "Killing The Dragon" que aportaba un mayor dinamismo al recuperado sentido clásico que ya planteaba su mencionado trabajo del 2000.
Como resultado, y apoyado en un sonido excelente y en una portada épica que inflamaba el gusto del nuevo público heavy, consiguió un conjunto de gran empaque marcado por su inconfundible personalidad y con algunas joyas que parecen ya dar la talla de nuevos clásicos para su carrera como la homónima o "Better In The Dark" lo que se suma en valor para el disco a la importancia que hoy ya se le puede atribuir en el levantamiento de un personaje de la importancia de Dio.
Con un planteamiento como éste, es más que posible que "Killing The Dragon" pase a la historia junto a esos "Brave New World" o "Angel Of Retribution" que en fechas parecidas volvieron a poner en la lanzadera a otros titanes de nuestra música. Bienvenidos sean entonces a su papel de nuevos clásicos.
Pero como esto de los gustos musicales tampoco escapa a los ciclos, el bueno de Dio siguió en el camino y supo aprovechar el cierto revival por lo clásico en el heavy y el rock duro que vivimos con el cambio de década y del que todavía sentimos efectos para reivindicarse como una figura esencial del género delante de su viejo público y de todo uno nuevo que era demasiado joven para haber disfrutado con sus hazañas en Rainbow, Black Sabbath o sus primeros Dio y que ahora (y quizás por eso), como ha pasado estos últimos años con otros viejos gigantes que parecen haber resucitado en lo popular, lo abordaba como a toda una leyenda.
Eso sí, relanzar una carrera como la suya no es cosa de un mero cambio generacional, y si el tipo ha vuelto a construirse un estatus de estrella como el que vuelve a disfrutar en la actualidad, no ha sido por dormirse en los laureles sino por volver al más intenso trabajo con su propia banda en la primera mitad de esta década, para luego poder acceder a otros grandes terrenos de éxito como Heaven And Hell. Y en ese camino de trabajo, como se ha dicho, el paso central fue este "Killing The Dragon" que aportaba un mayor dinamismo al recuperado sentido clásico que ya planteaba su mencionado trabajo del 2000.
Como resultado, y apoyado en un sonido excelente y en una portada épica que inflamaba el gusto del nuevo público heavy, consiguió un conjunto de gran empaque marcado por su inconfundible personalidad y con algunas joyas que parecen ya dar la talla de nuevos clásicos para su carrera como la homónima o "Better In The Dark" lo que se suma en valor para el disco a la importancia que hoy ya se le puede atribuir en el levantamiento de un personaje de la importancia de Dio.
Con un planteamiento como éste, es más que posible que "Killing The Dragon" pase a la historia junto a esos "Brave New World" o "Angel Of Retribution" que en fechas parecidas volvieron a poner en la lanzadera a otros titanes de nuestra música. Bienvenidos sean entonces a su papel de nuevos clásicos.
martes, 6 de octubre de 2009
1981 - Thin Lizzy - Renegade
Tan habitual como es leer maravillas sobre las muchas virtudes de la carrera de los geniales Thin Lizzy en los 70s es olvidar o denostar su trabajo en la siguente década. Claro, fue su recta final y la gloria del grupo se escapaba al ritmo en que cambiaba el efervescente panorama musical de la época y se deterioraba el carácter de Phil Lynnot, detonante de las salidas de miembros que habían tenido papeles decidivos en el devenir de su trayectoria. Pero si en el umbral de la catástrofe la banda parecía no saber muy bien qué dirección tomar, como demuestra la dispar orientación del anterior "Chinatown", sumidos en sus horas más bajas supieron trazar un nuevo rumbo.
"Renegade" construye a unos Thin Lizzy diferentes, con su antigua y célebre personalidad camuflada tras una capa de tristeza y oscuridad -aunque aún emergente a chispazos, quizá en mayor medida que en los otros dos álbumes de los 80s- en la que tienen papel importante la cada vez más desgastada voz de Phil y los teclados de un D. Wharton que, a diferencia del anterior trabajo (el de su estreno), parece tener ya peso suficiente en una música que, por otro lado, empieza a notar también la influencia del cada vez más notorio heavy metal.
Con todo esto, Lynnot y sus chicos pudieron crear un conjunto homogéneo que mereció mucha más suerte de la que ha tenido históricamente, y que sólo en una parte pequeña pudieron cosechar con ese último coletazo de sonido continuista a "Renegade" pero algo más aguerrido (y quizá algo menos reconocible como Thin Lizzy) que fue el siguiente y último "Thunder And Lightning".
Sí, con "Renegade", entonces, tocaron fondo en lo comercial y se hundieron casi definitivamente en lo personal, pero si escuchamos con atención lo que nos expone sólo podemos asombrarnos de que en medio de todo eso fueran capaces de regalarnos ese casi setentero "The Pressure Will Blow" rebosante de sus características twin guitars, un "Hollywood" de enorme gancho o el casi mágico "Mexican Blood", entre otras cuantas que no pierden el pie y que si bien no relucirían con la misma inspiración que mucho lo que habían grabado en los 70s bien hubieran podido competir con cualquier otro disco de su época, o bien podrían hacerlo hoy (y hasta ganar) con muchos de los estrenos más celebrados del hard y heavy rock.
"Renegade" construye a unos Thin Lizzy diferentes, con su antigua y célebre personalidad camuflada tras una capa de tristeza y oscuridad -aunque aún emergente a chispazos, quizá en mayor medida que en los otros dos álbumes de los 80s- en la que tienen papel importante la cada vez más desgastada voz de Phil y los teclados de un D. Wharton que, a diferencia del anterior trabajo (el de su estreno), parece tener ya peso suficiente en una música que, por otro lado, empieza a notar también la influencia del cada vez más notorio heavy metal.
Con todo esto, Lynnot y sus chicos pudieron crear un conjunto homogéneo que mereció mucha más suerte de la que ha tenido históricamente, y que sólo en una parte pequeña pudieron cosechar con ese último coletazo de sonido continuista a "Renegade" pero algo más aguerrido (y quizá algo menos reconocible como Thin Lizzy) que fue el siguiente y último "Thunder And Lightning".
Sí, con "Renegade", entonces, tocaron fondo en lo comercial y se hundieron casi definitivamente en lo personal, pero si escuchamos con atención lo que nos expone sólo podemos asombrarnos de que en medio de todo eso fueran capaces de regalarnos ese casi setentero "The Pressure Will Blow" rebosante de sus características twin guitars, un "Hollywood" de enorme gancho o el casi mágico "Mexican Blood", entre otras cuantas que no pierden el pie y que si bien no relucirían con la misma inspiración que mucho lo que habían grabado en los 70s bien hubieran podido competir con cualquier otro disco de su época, o bien podrían hacerlo hoy (y hasta ganar) con muchos de los estrenos más celebrados del hard y heavy rock.
martes, 22 de septiembre de 2009
2009 - KISS - Sonic Boom
Que no volverían a grabar material nuevo, que tal y como está el tema de la piratería en la industria musical habían decidido protestar abandonando el estudio y dedicándose sólo al directo... de todo habíamos oído desde hace ya mucho tiempo y poco o nada de ese todo nos hacía pensar en que hoy tendríamos entre las manos este "Sonic Boom".
Claro, mucho tiempo ha pasado desde su último trabajo de estudio, más de una década, y ya iba siendo hora, por muchos argumentos que se oyeran o por muy veterana que sea la banda, de que los casi legendarios KISS se dejaran ver con otra cosa que no fuera un nuevo recopilatorio o otro antiguo directo sacado de la manga.
Si lo pensamos ahora, incluso podemos ver los últimos trabajos en solitario de Paul Stanley y, anteriormente, de G.Simmons (más en este caso por lo extraño de ver al personaje más allá de la marca KISS) como una señal de que las cabezas pensantes del grupo seguían teniendo ideas y ganas de seguir dando a luz nuevo material. O quizá el rendimiento de la marca KISS no estaba siendo el acostumbrado en alguna de sus múltiples facetas y hacía falta remover algo.
Sea como fuere, algo se movía, y por fin ha dado frutos. Y, eso sí, por muchos achaques que podamos poner a sus últimos tiempos, declaraciones y merchandising cada vez más desgastado incluídos, con "Sonic Boom" nos han demostrado que nos les cuesta lo más mínimo volver a grabar como si nada hubiera pasado.
Sí, su nuevo disco, que parece haber sido concebido en relativamente poco tiempo (si creemos que hasta hace unos meses no pensaban en publicar nada más) parecería, por estilo, sonido y capacidades, uno más de los que pubicaron entre "Lick It Up" y "Revenge", sin desmerecer a ninguno e incluso destacando en esa época. No parece haber signos del anunciado regreso a los 70s, pero el receso hacia esta otra época, que también les dio su parte de gloria, nos ha traído un disco tan coherente y centrado que engañaría a un nuevo fan del grupo si le dijeramos que fue publicado, digamos por caso, en 1990.
Nada nuevo, entonces, ningún signo de evolución a pesar del tiempo y del parón, pero un buen disco "de KISS" (absolutamente tan reconocible y personal como siempre) al fin y al cabo, y pocos son los grupos tan veteranos capaces de publicar nuevo álbum mirando atrás y sin que tengan que saltar las alarmas sobre el desmerecimiento a su legado.
Para los seguidores del grupo, entonces, enhorabuena.
Claro, mucho tiempo ha pasado desde su último trabajo de estudio, más de una década, y ya iba siendo hora, por muchos argumentos que se oyeran o por muy veterana que sea la banda, de que los casi legendarios KISS se dejaran ver con otra cosa que no fuera un nuevo recopilatorio o otro antiguo directo sacado de la manga.
Si lo pensamos ahora, incluso podemos ver los últimos trabajos en solitario de Paul Stanley y, anteriormente, de G.Simmons (más en este caso por lo extraño de ver al personaje más allá de la marca KISS) como una señal de que las cabezas pensantes del grupo seguían teniendo ideas y ganas de seguir dando a luz nuevo material. O quizá el rendimiento de la marca KISS no estaba siendo el acostumbrado en alguna de sus múltiples facetas y hacía falta remover algo.
Sea como fuere, algo se movía, y por fin ha dado frutos. Y, eso sí, por muchos achaques que podamos poner a sus últimos tiempos, declaraciones y merchandising cada vez más desgastado incluídos, con "Sonic Boom" nos han demostrado que nos les cuesta lo más mínimo volver a grabar como si nada hubiera pasado.
Sí, su nuevo disco, que parece haber sido concebido en relativamente poco tiempo (si creemos que hasta hace unos meses no pensaban en publicar nada más) parecería, por estilo, sonido y capacidades, uno más de los que pubicaron entre "Lick It Up" y "Revenge", sin desmerecer a ninguno e incluso destacando en esa época. No parece haber signos del anunciado regreso a los 70s, pero el receso hacia esta otra época, que también les dio su parte de gloria, nos ha traído un disco tan coherente y centrado que engañaría a un nuevo fan del grupo si le dijeramos que fue publicado, digamos por caso, en 1990.
Nada nuevo, entonces, ningún signo de evolución a pesar del tiempo y del parón, pero un buen disco "de KISS" (absolutamente tan reconocible y personal como siempre) al fin y al cabo, y pocos son los grupos tan veteranos capaces de publicar nuevo álbum mirando atrás y sin que tengan que saltar las alarmas sobre el desmerecimiento a su legado.
Para los seguidores del grupo, entonces, enhorabuena.
lunes, 14 de septiembre de 2009
2009 - Europe - Last Look At Eden
Lo de Europe parece a estas alturas un caso tan extraño como saludable.
Y es que viejas bandas relanzadas tras un largo parón hay muchas, y no son pocas las que se han decidido a probar nuevos terrenos dejando atrás pasados más o menos gloriosos. Pero pocas son las que han conseguido tender puentes y hacer de sus nuevos postulados una versión adulta y madura de su música, como si todos esos años de vacío hubieran sido en secreto un tiempo de evolución y reflexión.
Es fácil caer en intentar repetir lo que sirvió para alcanzar el éxito y también puede serlo olvidarse del pasado para sumarse a lo que manda actualmente en el mercado. Pero lo de Europe no es ni una cosa ni la otra.
Con una línea diferente a la que les dio la fama, parecen ya absolutamente asentados en su renovada carrera. A lo suyo, trabajando bien y sin desesperarse por las demandas del viejo fan que puede haber quedado decepcionado si sólo ha dedicado a sus nuevos discos curiosidad y no la atención que requieren.
Como una culminación de esta nueva época, "Last Look At Eden" rechaza cualquier interpretación de primera escucha (algo poco idóneo para estos tiempos de juicios prematuros y discos tan rápidos como una conexión a Internet) y se va agrandando en ese sonido más actual de sus dos últimos trabajos a través de un inmenso trabajo de guitarra -que deja un buen montón de riffs para el recuerdo- y de un sentimiento más clásico, casi propio del hard rock más grandilocuente de los 70's, que marca la principal diferencia con lo anterior. En esas condiciones, la cristalina y potente producción que, sí, podría llamarse "actual", no hace otra cosa que reforzar la sensación de que se trata de un sonido diferente, personal, que ni imita el pasado ni se suma a la moda (o hace todo a la vez sin caer demasiado de ningún lado), al tiempo que añade matices a base de los más preciosistas arreglos orquestales.
Son excelentes ejemplos de todo esto "Catch That Plane", de gusto casi "zeppeliniano", y "No Stone Unturned", con importante presencia de arreglos de cuerda. Aquí siguen:
Está claro que actualmente no se puede aspirar a la notoriedad que Europe tuvo en su día en el campo del rock duro y parece adivinarse que tampoco es el objetivo de sus nuevos días. Pero ya que están trabajando tanto desde que volvieron a las andadas, con una regularidad más que envidiable para casi cualquier otro grupo veterano, al menos devolvámosles el favor dedicando tiempo a su nuevo disco y reconozcamos desde la crítica que su excelente nuevo esfuerzo merece marcar, ojalá, toda una dirección en el mundo del hard rock.
Y es que viejas bandas relanzadas tras un largo parón hay muchas, y no son pocas las que se han decidido a probar nuevos terrenos dejando atrás pasados más o menos gloriosos. Pero pocas son las que han conseguido tender puentes y hacer de sus nuevos postulados una versión adulta y madura de su música, como si todos esos años de vacío hubieran sido en secreto un tiempo de evolución y reflexión.
Es fácil caer en intentar repetir lo que sirvió para alcanzar el éxito y también puede serlo olvidarse del pasado para sumarse a lo que manda actualmente en el mercado. Pero lo de Europe no es ni una cosa ni la otra.
Con una línea diferente a la que les dio la fama, parecen ya absolutamente asentados en su renovada carrera. A lo suyo, trabajando bien y sin desesperarse por las demandas del viejo fan que puede haber quedado decepcionado si sólo ha dedicado a sus nuevos discos curiosidad y no la atención que requieren.
Como una culminación de esta nueva época, "Last Look At Eden" rechaza cualquier interpretación de primera escucha (algo poco idóneo para estos tiempos de juicios prematuros y discos tan rápidos como una conexión a Internet) y se va agrandando en ese sonido más actual de sus dos últimos trabajos a través de un inmenso trabajo de guitarra -que deja un buen montón de riffs para el recuerdo- y de un sentimiento más clásico, casi propio del hard rock más grandilocuente de los 70's, que marca la principal diferencia con lo anterior. En esas condiciones, la cristalina y potente producción que, sí, podría llamarse "actual", no hace otra cosa que reforzar la sensación de que se trata de un sonido diferente, personal, que ni imita el pasado ni se suma a la moda (o hace todo a la vez sin caer demasiado de ningún lado), al tiempo que añade matices a base de los más preciosistas arreglos orquestales.
Son excelentes ejemplos de todo esto "Catch That Plane", de gusto casi "zeppeliniano", y "No Stone Unturned", con importante presencia de arreglos de cuerda. Aquí siguen:
Está claro que actualmente no se puede aspirar a la notoriedad que Europe tuvo en su día en el campo del rock duro y parece adivinarse que tampoco es el objetivo de sus nuevos días. Pero ya que están trabajando tanto desde que volvieron a las andadas, con una regularidad más que envidiable para casi cualquier otro grupo veterano, al menos devolvámosles el favor dedicando tiempo a su nuevo disco y reconozcamos desde la crítica que su excelente nuevo esfuerzo merece marcar, ojalá, toda una dirección en el mundo del hard rock.
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jueves, 3 de septiembre de 2009
2009 - 3 Inches Of Blood - Here Waits Thy Doom
Puede que algunos digan que lo que falta es el trabajo de Jamie Hooper, que en los discos anteriores ponía las voces guturales a la música de esta joven banda canadiense y actualmente no puede cumplir su parte al hallarse en recuperación médica.
Sin ese segundo vocalista, es el guitarrista J.Hagberg el que añade esta labor a su repertorio, pero en este papel no adquiere demasiada relevancia en el conjunto, quedando para protagonizar la parte vocal las estridentes voces de Cam Pipes, a medio camino de Udo y del Halford más visceral.
Y bien, claro que en los trabajos anteriores el duelo gritón de los dos cantantes había sido una gran seña de identidad, pero "Here Waits Thy Doom" no sólo deja apartadas las voces extremas "por accidente" sino que parece querer incidir en el lado más clásico de su música, siempre deudora por un lado del heavy metal aguerrido de los primeros Accept o de Judas Priest y del afilado speed/thrash por otro, incluso llegando ahora a desnudar la producción del sonido más actual de otros discos, por lo que el hecho de que nos quede sólo la parte cantante "más clásica" no hace sino reforzar esta impresión. ¿Acaso un tema como éste, indudablemente heredero de lo más clásico y "ochentero" del heavy metal, encajaría completamente en los discos anteriores?
Visto así, parece haber algo más parecido a una evolución hacia lo clásico que un cambio puntual, que se verá o no reafirmada en el futuro posiblemente a partir del éxito o fracaso comercial que obtenga el álbum.
Más allá de esto, el trabajo instrumental sigue siendo muy notable (más si cabe en esas guitarras que se doblan y cabalgan apabullantes) y se ha conseguido un listado de temas con empaque de disco homogéneo, quizá sin salpicarse de algunos bombazos como aquel "Advance and Vanquish" que les dio la fama pero consolidando el que, puede, sea su disco de conjunto más regular.
Los seguidores que ya habían conseguido no tienen por qué temer. Siguen estando allí con sus riffs thrasheros y su épico aire heavy, y además puede que se hayan merecido con esto la atención de los amantes del añejo metal de los ochenta.
Que tengan suerte.
Sin ese segundo vocalista, es el guitarrista J.Hagberg el que añade esta labor a su repertorio, pero en este papel no adquiere demasiada relevancia en el conjunto, quedando para protagonizar la parte vocal las estridentes voces de Cam Pipes, a medio camino de Udo y del Halford más visceral.
Y bien, claro que en los trabajos anteriores el duelo gritón de los dos cantantes había sido una gran seña de identidad, pero "Here Waits Thy Doom" no sólo deja apartadas las voces extremas "por accidente" sino que parece querer incidir en el lado más clásico de su música, siempre deudora por un lado del heavy metal aguerrido de los primeros Accept o de Judas Priest y del afilado speed/thrash por otro, incluso llegando ahora a desnudar la producción del sonido más actual de otros discos, por lo que el hecho de que nos quede sólo la parte cantante "más clásica" no hace sino reforzar esta impresión. ¿Acaso un tema como éste, indudablemente heredero de lo más clásico y "ochentero" del heavy metal, encajaría completamente en los discos anteriores?
Visto así, parece haber algo más parecido a una evolución hacia lo clásico que un cambio puntual, que se verá o no reafirmada en el futuro posiblemente a partir del éxito o fracaso comercial que obtenga el álbum.
Más allá de esto, el trabajo instrumental sigue siendo muy notable (más si cabe en esas guitarras que se doblan y cabalgan apabullantes) y se ha conseguido un listado de temas con empaque de disco homogéneo, quizá sin salpicarse de algunos bombazos como aquel "Advance and Vanquish" que les dio la fama pero consolidando el que, puede, sea su disco de conjunto más regular.
Los seguidores que ya habían conseguido no tienen por qué temer. Siguen estando allí con sus riffs thrasheros y su épico aire heavy, y además puede que se hayan merecido con esto la atención de los amantes del añejo metal de los ochenta.
Que tengan suerte.
lunes, 31 de agosto de 2009
1991 - Skid Row - Slave To The Grind
Que a Skid Row se les intentara meter en ese mismo saco que a los montones de bandas con pocas más pretensiones que las de sumarse a la moda del hard rock más radiable de la época para hacer dinero fue un sin sentido que los muchísimos que quedaron con la boca abierta con su debut pudieron comprobar por ellos mismos, pero que se les siguiera tratando como una banda de hard rock radiable (exitosa, sí, con gancho, pero "en el saco") por los singles para las masas que presentaba aquel disco y que, inevitablemente, fueron su contenido de mayor repercusión, quedó absolutamente rechazado por su segundo trabajo: "Slave To The Grind". Claro, al menos para aquellos que lo escucharon y se acuerdan de él, que no son pocos.
Muchos de estos no dudan en afirmar que ese disco es precisamente su mejor esfuerzo, y probablemente también sea el más influyente, viendo el papel protagonista que está tomando esa escena sueca actual que trae de vuelta el sleazy y el hard 'n heavy de aquellos años en un formato que la mayoría de las veces se hace más denso y potente e imaginando que en ese sentido pocos, o ningún disco mejor que "Slave To The Grind" pueden considerarse culminación de ese sonido que parecen imitar.
Eso sí, mucho van a tener que trabajar Crashdiet, Crazy Lixx y demás jovencitos, reconociendo la valía de muchos y sus divertidas intenciones, para dar forma a algo que demuestre el potencial que Skid Row dejaron patente en este álbum.
Y es que "Slave To Grind" no sólo dejó las pruebas de la clase del grupo y de su capacidad para firmar temas directos y contagiosos, sino que apabulló al público con una desbordante colección de riffs machacantes, retorcidos y motivadores que llevaban
la música de Skid Row a un nivel mucho más trabajado y duro, más próximo (y más potente en muchas ocasiones) al heavy metal de los 80s que al hard rock que inundaba las radios a finales de esa década, aún siendo perfectamente reconocible su fuerte identidad.
Tan grande fue que "Slave To The Grind", el álbum de estos Skid Row endurecidos y "heavys", entró directamente en el número 1 de las listas de ventas sin necesidad de ser ni tan directo ni tan radiable como lo había sido su predecesor o, de manera más acentuada, como lo solían ser los discos que llegaban a esos niveles populares en esa época y, mucho más, en cualquiera posterior. En ese sentido, tuvo el honor de ser el primer álbum de heavy metal en colocarse en el número 1 del Billboard 200 americano en aquella era Soundscan que brevemente vio en la misma cima a otros productos metaleros como el Black Album de Metallica o el "Far Beyond Driven" de Pantera.
A las ventas les acompañaron las grandes giras, y Skid Row se vieron envueltos en esos tiempos en los mayores shows de su carrera girando mano a mano con los Guns N' Roses de su mayor gloria.
1. "Monkey Business" (Rachel Bolan, Dave Sabo) 4:17
Uno de los principales responsables del éxito por tratarse del primer single del disco y el primero aviso entonces de la evolución de la música de Skid Row, también con un sonido muy conseguido en el que todos los instrumentos gozan de peso y clara identificación y S.Bach maravilla con su variedad de registros. Un medio tiempo histórico y con gancho hoy día inevitable clásico de la banda.
2. "Slave to the Grind" (Sebastian Bach, Bolan, Sabo) 3:31
Que el tema que da nombre al disco sea el que más claramente podemos identificar con ese nuevo sonido más centrado en el heavy clásico es toda una declaración de intenciones. Brutal trabajo de guitarra en un tema veloz y de ritmo cabalgado que podría ser la bandera del grupo más poderoso de la NWOBHM.
3. "The Threat" (Bolan, Sabo) 3:47
A menor ritmo pero sin bajar el listón, una buena muestra de que el disco no tiene ni un momento de relax ni un poco de desperdicio.
4. "Quicksand Jesus" (Bolan, Sabo) 5:21
El primero de los temas lentos, “Quicksand Jesus” queda lejos de ser una balada convencional, y tras un inicio que bien pudiera parecérnoslo se destapa con un lento pero pesado sonido de desgarrado final con punto estrella en la voz de Bach. Sin haber sido single en su momento, ha pasado por delante al resto de baladas del disco en peso histórico del repertorio de Skid Row.
5. "Psycho Love" (Bolan) 3:58
Vuelven esos riffs pesados, macarras y atractivos marca de casa con un tema duro pero de estribillo directo.
6. "Get the Fuck Out" (Sabo) 4:02
El tema polémico del disco (el título deja claro por qué) que hizo que se lanzara en dos versiones diferentes: la original con este directo, potente y headbanger tema de letra ruda y ofensiva (dentro de lo inocente que puede ser si se encuadra dentro de la macarrería del rock duro de la época) y la versión "limpia" en la que se sustituyó por un más "correcto" "Beggar's Day". Ofensiva o no, las guitarras crujientes y el ritmo machacante de "Get The Fuck Out", posiblemente el corte más divertido del álbum, hacen valer la pena al original.
7. "Livin' on a Chain Gang" (Bolan, Sabo) 3:56
Riff para la memoria y otro temazo más para el disco.
8. "Creepshow" (Bolan, Rob Affuso, Scotti Hill) 3:56
Coros con mucho gancho para seguir adentrándose en una segunda mitad del disco que, si bien ya no tiene tantos de los temas más famosos de la banda, no baja para nada el nivel.
9. "In a Darkened Room" (Bach, Bolan, Sabo) 4:57
Tras este segundo bloque de nuevo un tema lento, aquí sí en forma de balada más convencional en la tradición hardrockera del momento. Emotiva y con una fantástica interpretación vocal que la ensalza.
10. "Riot Act" (Bolan, Sabo) 2:40
¿Baladas para ir cerrando? Nada, volvemos a la carga con otro corto rápido y potente. Directo y sin florituras, breve, quizás el corte más sencillo del álbum, intencionado golpe al oyente.
11. "Mudkicker" (Bach, Bolan, Sabo) 3:50
Agresivo y heavy sin ser tan veloz, “Mudkicker” pone el último puñetazo encima de la mesa.
12. "Wasted Time" (Bach, Bolan, Sabo) 5:46
Y por fin el single balada obligado (por la repercusión que tuvieron las del disco debut), segundo sencillo del álbum, para cerrar el trabajo con una bonita bajada de revoluciones y un gran sabor de boca.
Muchos de estos no dudan en afirmar que ese disco es precisamente su mejor esfuerzo, y probablemente también sea el más influyente, viendo el papel protagonista que está tomando esa escena sueca actual que trae de vuelta el sleazy y el hard 'n heavy de aquellos años en un formato que la mayoría de las veces se hace más denso y potente e imaginando que en ese sentido pocos, o ningún disco mejor que "Slave To The Grind" pueden considerarse culminación de ese sonido que parecen imitar.
Eso sí, mucho van a tener que trabajar Crashdiet, Crazy Lixx y demás jovencitos, reconociendo la valía de muchos y sus divertidas intenciones, para dar forma a algo que demuestre el potencial que Skid Row dejaron patente en este álbum.
Y es que "Slave To Grind" no sólo dejó las pruebas de la clase del grupo y de su capacidad para firmar temas directos y contagiosos, sino que apabulló al público con una desbordante colección de riffs machacantes, retorcidos y motivadores que llevaban
la música de Skid Row a un nivel mucho más trabajado y duro, más próximo (y más potente en muchas ocasiones) al heavy metal de los 80s que al hard rock que inundaba las radios a finales de esa década, aún siendo perfectamente reconocible su fuerte identidad.
Tan grande fue que "Slave To The Grind", el álbum de estos Skid Row endurecidos y "heavys", entró directamente en el número 1 de las listas de ventas sin necesidad de ser ni tan directo ni tan radiable como lo había sido su predecesor o, de manera más acentuada, como lo solían ser los discos que llegaban a esos niveles populares en esa época y, mucho más, en cualquiera posterior. En ese sentido, tuvo el honor de ser el primer álbum de heavy metal en colocarse en el número 1 del Billboard 200 americano en aquella era Soundscan que brevemente vio en la misma cima a otros productos metaleros como el Black Album de Metallica o el "Far Beyond Driven" de Pantera.
A las ventas les acompañaron las grandes giras, y Skid Row se vieron envueltos en esos tiempos en los mayores shows de su carrera girando mano a mano con los Guns N' Roses de su mayor gloria.
1. "Monkey Business" (Rachel Bolan, Dave Sabo) 4:17
Uno de los principales responsables del éxito por tratarse del primer single del disco y el primero aviso entonces de la evolución de la música de Skid Row, también con un sonido muy conseguido en el que todos los instrumentos gozan de peso y clara identificación y S.Bach maravilla con su variedad de registros. Un medio tiempo histórico y con gancho hoy día inevitable clásico de la banda.
2. "Slave to the Grind" (Sebastian Bach, Bolan, Sabo) 3:31
Que el tema que da nombre al disco sea el que más claramente podemos identificar con ese nuevo sonido más centrado en el heavy clásico es toda una declaración de intenciones. Brutal trabajo de guitarra en un tema veloz y de ritmo cabalgado que podría ser la bandera del grupo más poderoso de la NWOBHM.
3. "The Threat" (Bolan, Sabo) 3:47
A menor ritmo pero sin bajar el listón, una buena muestra de que el disco no tiene ni un momento de relax ni un poco de desperdicio.
4. "Quicksand Jesus" (Bolan, Sabo) 5:21
El primero de los temas lentos, “Quicksand Jesus” queda lejos de ser una balada convencional, y tras un inicio que bien pudiera parecérnoslo se destapa con un lento pero pesado sonido de desgarrado final con punto estrella en la voz de Bach. Sin haber sido single en su momento, ha pasado por delante al resto de baladas del disco en peso histórico del repertorio de Skid Row.
5. "Psycho Love" (Bolan) 3:58
Vuelven esos riffs pesados, macarras y atractivos marca de casa con un tema duro pero de estribillo directo.
6. "Get the Fuck Out" (Sabo) 4:02
El tema polémico del disco (el título deja claro por qué) que hizo que se lanzara en dos versiones diferentes: la original con este directo, potente y headbanger tema de letra ruda y ofensiva (dentro de lo inocente que puede ser si se encuadra dentro de la macarrería del rock duro de la época) y la versión "limpia" en la que se sustituyó por un más "correcto" "Beggar's Day". Ofensiva o no, las guitarras crujientes y el ritmo machacante de "Get The Fuck Out", posiblemente el corte más divertido del álbum, hacen valer la pena al original.
7. "Livin' on a Chain Gang" (Bolan, Sabo) 3:56
Riff para la memoria y otro temazo más para el disco.
8. "Creepshow" (Bolan, Rob Affuso, Scotti Hill) 3:56
Coros con mucho gancho para seguir adentrándose en una segunda mitad del disco que, si bien ya no tiene tantos de los temas más famosos de la banda, no baja para nada el nivel.
9. "In a Darkened Room" (Bach, Bolan, Sabo) 4:57
Tras este segundo bloque de nuevo un tema lento, aquí sí en forma de balada más convencional en la tradición hardrockera del momento. Emotiva y con una fantástica interpretación vocal que la ensalza.
10. "Riot Act" (Bolan, Sabo) 2:40
¿Baladas para ir cerrando? Nada, volvemos a la carga con otro corto rápido y potente. Directo y sin florituras, breve, quizás el corte más sencillo del álbum, intencionado golpe al oyente.
11. "Mudkicker" (Bach, Bolan, Sabo) 3:50
Agresivo y heavy sin ser tan veloz, “Mudkicker” pone el último puñetazo encima de la mesa.
12. "Wasted Time" (Bach, Bolan, Sabo) 5:46
Y por fin el single balada obligado (por la repercusión que tuvieron las del disco debut), segundo sencillo del álbum, para cerrar el trabajo con una bonita bajada de revoluciones y un gran sabor de boca.
miércoles, 19 de agosto de 2009
2009 - Stryper - Murder By Pride
Sí, se están haciendo habituales los regresos estos años, pero aún así no parece demasiado fácil que una banda veterana reemprenda su carrera musical como si nada hubiera pasado habiendo estado separados durante años.
La consecuencia también se está haciendo habitual: disco "de retorno" y lluvia de críticas porque "ya no es lo que era" o porque "han traicionado a su estilo" intentando encuadrar su trabajo en una época que es diferente a la que les vió triunfar, por cierto y paradójicamente, encuadrando perfectamente sus trabajos para esos años.
Vale este último caso para muchos, como vale para Stryper y su ya pasado "Reborn" de hace unos años, pero como los grandes tienen siempre recursos, estos abanderados del heavy rock de temática cristiana que "conviertieran" a multitudes en los 80s han aprendido cuál es el rumbo que se les pide y su nuevo álbum, "Murder By Pride", vuelve a sonar potente, afilado, muy melódico y casi tan clásico que nos lo podríamos imaginar como el continuador, pongamos por caso de 1992, de aquel "Against The Law" que dejara cortado el camino en 1990.
Como es seguro que así se reconciliarán con muchos y hasta puede que se les vuelva a dar parte del espacio que siempre han merecido, bravo por ellos.
La consecuencia también se está haciendo habitual: disco "de retorno" y lluvia de críticas porque "ya no es lo que era" o porque "han traicionado a su estilo" intentando encuadrar su trabajo en una época que es diferente a la que les vió triunfar, por cierto y paradójicamente, encuadrando perfectamente sus trabajos para esos años.
Vale este último caso para muchos, como vale para Stryper y su ya pasado "Reborn" de hace unos años, pero como los grandes tienen siempre recursos, estos abanderados del heavy rock de temática cristiana que "conviertieran" a multitudes en los 80s han aprendido cuál es el rumbo que se les pide y su nuevo álbum, "Murder By Pride", vuelve a sonar potente, afilado, muy melódico y casi tan clásico que nos lo podríamos imaginar como el continuador, pongamos por caso de 1992, de aquel "Against The Law" que dejara cortado el camino en 1990.
Como es seguro que así se reconciliarán con muchos y hasta puede que se les vuelva a dar parte del espacio que siempre han merecido, bravo por ellos.
jueves, 23 de julio de 2009
2009 - New Soul Cowboys - New Soul Cowboys
Un trío de Nashville haciendo rock sureño de pura raíz americana puede no ser lo más atractivo ni para el gran público internacional ni en el momento actual, pero hay que reconocer que cuando las cosas se hacen bien y desde la pasión por una música el resultado puede romper cualquier barrera. Bueno, quizás menos la del dinero. Y es que si algo le falta al debut homónimo de los New Soul Cowboys es distribución, una apuesta fuerte por ellos que impida que queden en el más absoluto de los desconocimientos al que, de momento y desafortunadamente, parecen destinados.
Sus planteamientos, basados en un rock y hard rock clásicos con cuna en los legendarios Lynyrd Skynyrd, J.Hendrix o los primeros Thin Lizzy, merecen algo más, así como la recubierta más actual y radiable de los temas, junto a otras cualidades reseñables como el buen hacer de la guitarra de A.Gomes, su poderosa voz, los temas directos y de certeras melodías del grupo y su gusto por la experimentación para incluir retazos de otros estilos como el funk o el soul.
Sea como sea la suerte que corran finalmente, si algo se puede hacer por esta banda a estas horas es darle una oportunidad. Claro, y si además "nos pone" esa postal tan característicamente americana (y tan bien descrita en el video de la fiesta de presentación del disco que tenemos aquí abajo) con motos, botas de espuelas, sombreros cowboys y mucho rock'n roll, no deberíamos ni pensarlo. Merece la pena.
Sus planteamientos, basados en un rock y hard rock clásicos con cuna en los legendarios Lynyrd Skynyrd, J.Hendrix o los primeros Thin Lizzy, merecen algo más, así como la recubierta más actual y radiable de los temas, junto a otras cualidades reseñables como el buen hacer de la guitarra de A.Gomes, su poderosa voz, los temas directos y de certeras melodías del grupo y su gusto por la experimentación para incluir retazos de otros estilos como el funk o el soul.
Sea como sea la suerte que corran finalmente, si algo se puede hacer por esta banda a estas horas es darle una oportunidad. Claro, y si además "nos pone" esa postal tan característicamente americana (y tan bien descrita en el video de la fiesta de presentación del disco que tenemos aquí abajo) con motos, botas de espuelas, sombreros cowboys y mucho rock'n roll, no deberíamos ni pensarlo. Merece la pena.
lunes, 20 de julio de 2009
2009 - Innocent Rosie - Bad Habbit Romance
Sí, apenas han pasado unos meses desde su lanzamiento, pero "Bad Habbit Romance" parece haber pasado más que desapercibido entre la extensa oferta hardrockera actual. De nuevo un grupo joven que viene de Suecia y de nuevo haciendo sleazy y hard'n heavy inspirado en los 80s. En este caso, incluso, en un estilo muy similiar al que nos presentaron hace pocos años Crazy Lixx con cierta notoriedad mediática, en un estilo potente "nieto" de unos Skid Row. Pero ¿de nuevo un éxito?
Veamos, singles como éste, que presenta el disco, deberían colocarlo como algo equiparable al debut de los citados Crazy Lixx y a otros ya conocidos nórdicos, a vista de que comulga perfectamente con lo que más ha gustado al público de esta oleada sueca, además de por inmediatez.
Directo, lo es. Pero, a falta de que el tiempo diga si cuaja o no comercialmente y por la indiferencia que hasta ahora ha despertado ¿será que hemos llegado con esta generación sueca al punto en que la cantidad empieza a saturar el estilo, desmarcándose sólo unas contadas bandas que por tener "algo especial" se hacen con el mercado?
Ya pasó en su día, como en tantos otros momentos, precisamente con el hard rock en el que se inspira, y muertas entre esa misma indiferencia masiva y de relleno a los pies de unos Guns N' Roses o Skid Row quedaron montones de formaciones que hoy los más seguidores de la época rescatan como bandas de culto.
¿Innocent Rosie? Esperemos, y ya veremos qué papel les toca jugar.
Veamos, singles como éste, que presenta el disco, deberían colocarlo como algo equiparable al debut de los citados Crazy Lixx y a otros ya conocidos nórdicos, a vista de que comulga perfectamente con lo que más ha gustado al público de esta oleada sueca, además de por inmediatez.
Directo, lo es. Pero, a falta de que el tiempo diga si cuaja o no comercialmente y por la indiferencia que hasta ahora ha despertado ¿será que hemos llegado con esta generación sueca al punto en que la cantidad empieza a saturar el estilo, desmarcándose sólo unas contadas bandas que por tener "algo especial" se hacen con el mercado?
Ya pasó en su día, como en tantos otros momentos, precisamente con el hard rock en el que se inspira, y muertas entre esa misma indiferencia masiva y de relleno a los pies de unos Guns N' Roses o Skid Row quedaron montones de formaciones que hoy los más seguidores de la época rescatan como bandas de culto.
¿Innocent Rosie? Esperemos, y ya veremos qué papel les toca jugar.
sábado, 18 de julio de 2009
2009 - Outloud - We'll Rock You To Hell And Back Again
Desde hace un tiempo parece que cada año nos regala un debut glorioso en el terreno del hard rock que se corvierte en la sorpresa y la sensación del momento. Nos estábamos acostumbrando, eso sí, a que esa nueva banda viniera de tierras nórdicas, y en este caso la cosa es algo más exótica.
Formados por miembros de diversas nacionalidades, la presencia de varios miembros de los griegos Firewind los hace identificar como una banda helena (lo que no hace sino evidenciar la extensión del revival hardrockero en Europa) y, diferencia importante, estos tipos no intentan revisar, como la mayoría de los suecos, el lado más sleazy y macarra del hard rock ochentero, sino que en su particular ejercicio de nostalgia del género (que sí, también lo hay) buscan el sonido del hard/heavy rock más melódico y clásico (y mediático) de la época, en algo que puede asociarse con los Whitesnake más enlacados, los primeros Europe, Dokken o (puede que sea una sensación personal, pero especialmente también) Waysted.
Servidos como ya estábamos de herederos de Mötley Crüe, y puestos a recuperar el buen hard rock de antaño, esto ya era algo casi necesario. Y lo más curioso, por si faltaba algo, es que con los nombres que componen a estos nuevos Outloud difícilmente podíamos esperar algo que no sonara a Firewind, Helloween y compañía. Sin embargo, desde la portada, "We'll Rock You To Hell And Back Again" tiene el sabor auténtico del que disfruta de este otro sonido. Directo, con gancho, potente y melódico. Una joyita.
Formados por miembros de diversas nacionalidades, la presencia de varios miembros de los griegos Firewind los hace identificar como una banda helena (lo que no hace sino evidenciar la extensión del revival hardrockero en Europa) y, diferencia importante, estos tipos no intentan revisar, como la mayoría de los suecos, el lado más sleazy y macarra del hard rock ochentero, sino que en su particular ejercicio de nostalgia del género (que sí, también lo hay) buscan el sonido del hard/heavy rock más melódico y clásico (y mediático) de la época, en algo que puede asociarse con los Whitesnake más enlacados, los primeros Europe, Dokken o (puede que sea una sensación personal, pero especialmente también) Waysted.
Servidos como ya estábamos de herederos de Mötley Crüe, y puestos a recuperar el buen hard rock de antaño, esto ya era algo casi necesario. Y lo más curioso, por si faltaba algo, es que con los nombres que componen a estos nuevos Outloud difícilmente podíamos esperar algo que no sonara a Firewind, Helloween y compañía. Sin embargo, desde la portada, "We'll Rock You To Hell And Back Again" tiene el sabor auténtico del que disfruta de este otro sonido. Directo, con gancho, potente y melódico. Una joyita.
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jueves, 16 de julio de 2009
2009 - Judas Priest - A Touch Of Evil Live
A golpe de DVD por cada vez que se pisa un escenario y a base de videos de ínfima calidad tomados por seguidores que acuden a los conciertos cámara en mano -no se sabe si para ver el show con calma y en casa en lugar de disfrutarlo en el momento o para demostrarle al mundo que estaban allí- se está perdiendo el gust por un formato, el del disco en directo, que ha dado algunas de las joyas más reputadas de la historia del rock, y hoy en día es evidente que un lanzamiento de esta índole tiene poca trascendencia, máxime si viene de una banda de repertorio más que conocido, a no ser que se le dote de alguna particularidad.
Judas Priest debían estar al tanto de esto, y con "A Touch Of Evil Live" se han ido dejos de lo que todo el mundo podía esperar: Disco sencillo y nada de los clásicos que se han grabado tantas y tantas veces, que para eso ya tenemos anteriores y difícilmente superables trabajos. Sólo temas que esta formación no había grabado nunca en vivo y con especial atención a los que nos ha traído la celebrada reunión con estos ya dos nuevos álbumes de estudio. Una manera de hacerlo atractivo, claro, pero también una buena forma de comprobar como algunos de ellos van para clásicos.
¿El resultado? Si nos ponemos en este nuevo rol, lejano a la intención de grabar el mejor directo posible a base de lo mejor y más espectacular de su carrera -algo que hoy casi parecería sólo indicado para quien los empiece a conocer ahora- pero ideal para el seguidor habitual por lo fresco del lanzamiento, más que conseguido.
Judas Priest debían estar al tanto de esto, y con "A Touch Of Evil Live" se han ido dejos de lo que todo el mundo podía esperar: Disco sencillo y nada de los clásicos que se han grabado tantas y tantas veces, que para eso ya tenemos anteriores y difícilmente superables trabajos. Sólo temas que esta formación no había grabado nunca en vivo y con especial atención a los que nos ha traído la celebrada reunión con estos ya dos nuevos álbumes de estudio. Una manera de hacerlo atractivo, claro, pero también una buena forma de comprobar como algunos de ellos van para clásicos.
¿El resultado? Si nos ponemos en este nuevo rol, lejano a la intención de grabar el mejor directo posible a base de lo mejor y más espectacular de su carrera -algo que hoy casi parecería sólo indicado para quien los empiece a conocer ahora- pero ideal para el seguidor habitual por lo fresco del lanzamiento, más que conseguido.
domingo, 5 de julio de 2009
2009 - UFO - The Visitor
Parece que por fin nos estamos todos dando cuenta de que Vinnie Moore era mucho más que el sustituto de M.Schenker. Claro, el guitarrista alemán es toda una leyenda y su legado para UFO es incuestionable, pero, ya que el grupo ha apostado con firmeza y para fortuna del público rockero por seguir adelante con una regularidad envidiable, la opción de Moore se presenta como inmejorable.
Tercer disco a bordo de "el OVNI" ya, y hasta que hemos visto la cantidad de temas que firma en "The Visitor", y cómo además el nuevo trabajo respira la esencia de los UFO de siempre, parece que no lo habíamos hecho notar.
Pero sí, lo que se apuntaba en los dos anteriores discos explota en "The Visitor" con la mayor importancia de la guitarra blues/hard rock de Moore, y, si bien en conjunto no se trata de un trabajo, en consecuencia, inmediato ni con temas tan directos como algunos de los que habían dado discos anteriores, resulta un conjunto homegéneo y para el disfrute de los paladares más clásicos del hard rock.
Así las cosas, enhorabuena a UFO, que sin llamar la atención (ni sobrevivir a base de directos, recopilaciones o escándalos) están firmando una las actuales carreras más dignas de entre los ilustres veteranos del panorama.
Tercer disco a bordo de "el OVNI" ya, y hasta que hemos visto la cantidad de temas que firma en "The Visitor", y cómo además el nuevo trabajo respira la esencia de los UFO de siempre, parece que no lo habíamos hecho notar.
Pero sí, lo que se apuntaba en los dos anteriores discos explota en "The Visitor" con la mayor importancia de la guitarra blues/hard rock de Moore, y, si bien en conjunto no se trata de un trabajo, en consecuencia, inmediato ni con temas tan directos como algunos de los que habían dado discos anteriores, resulta un conjunto homegéneo y para el disfrute de los paladares más clásicos del hard rock.
Así las cosas, enhorabuena a UFO, que sin llamar la atención (ni sobrevivir a base de directos, recopilaciones o escándalos) están firmando una las actuales carreras más dignas de entre los ilustres veteranos del panorama.
domingo, 3 de mayo de 2009
2009 - Heaven And Hell - The Devil You Know
Pocas veces se puede hablar de una novedad como un futuro clásico. Casi nunca incluso antes de que ésta aparezca. Pero lo de Heaven And Hell se veía venir de lejos. Por los músicos que implicaba, por el tiempo de espera, por lo que supone su reestreno. Hubiera sido, más que una decepción, una increíble sorpresa que “The Devil You Know” –un título apropiado para que estos veteranos vuelvan tras tiempo para presentarse con otro nombre- no respondiera con grandes resultados a la expectación.
Iommi, Dio, Butler y Appice saben lo que hacen y lo hacen bien, y la producción les acompaña con un sonido denso y poderoso que refuerza el carácter pesado de todos esos medios tiempos. El conjunto de temas es infinitamente sólido, y aunque alguien pudiera esperar algunos singles más claros –quizá es el que más es el que ha servido de adelanto, bajo estas líneas- o algo más de variedad, el monolito rezuma aires de clásico aquí y allá desde la primera escucha, recordando melodías 100% Dio o demoledores riffs en la más pura tradición Iommi y Black Sabbath.
Porque es eso, el digno continuador de aquella línea y, no sabemos qué pensará Ozzy, pero parece que ahora sí que ha funcionado con “estos Black Sabbath”. Gran noticia encontrar trabajos del carisma de éste.
Iommi, Dio, Butler y Appice saben lo que hacen y lo hacen bien, y la producción les acompaña con un sonido denso y poderoso que refuerza el carácter pesado de todos esos medios tiempos. El conjunto de temas es infinitamente sólido, y aunque alguien pudiera esperar algunos singles más claros –quizá es el que más es el que ha servido de adelanto, bajo estas líneas- o algo más de variedad, el monolito rezuma aires de clásico aquí y allá desde la primera escucha, recordando melodías 100% Dio o demoledores riffs en la más pura tradición Iommi y Black Sabbath.
Porque es eso, el digno continuador de aquella línea y, no sabemos qué pensará Ozzy, pero parece que ahora sí que ha funcionado con “estos Black Sabbath”. Gran noticia encontrar trabajos del carisma de éste.
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sábado, 2 de mayo de 2009
1986 - Metallica - Master Of Puppets
Es difícil comentar un disco “como éste” sin caer en lo de siempre. Quizá por ello, ni en la sección de clásicos, discos "como éste" han sido habituales. Se ha escrito y hablado tanto y, más aún, se ha escuchado tanto, que cualquiera que guste mínimamente del género conoce de arriba abajo cada riff, cada solo, cada palabra que se debe corear en un directo. Pero si algo nos sigue diciendo que es una obligación rescatarlo como clásico, es que un disco “como éste” es un disco especial.
Especial porque tras más de veinte años de escucha sigue aguantando en el recuerdo, en los escenarios y los equipos de música. Porque a pesar de tenerlo claro en la memoria todavía apetece escucharlo de vez en cuando. Porque escucharlo de nuevo tras tantas veces todavía es volver a vibrar con algo que nos recuerda lo mucho que hemos disfrutado con él hace más o menos tiempo, o incluso con lo que hace tiempo hubiera pasado desapercibido. Porque despierta sonrisas cómplices de años pasados, o porque si entonces habíamos sacudido la cabeza con los temas insignia, ahora podemos admirarlos todos tanto o más que aquellos, y con cada repaso es uno diferente el que nos vuelve a parecer imprescindible. Porque imprescindibles lo son todos, o porque lo de “clásico” se inventó para este tipo de discos.
Pero el caso es que se hace difícil explicar por qué tras esos años y años de recibir de buen grado novedades y novedades de las que, algunas, podrían superar a un disco “como éste” en complejidad, técnica, sonido y todo tipo de factores objetivos, resulta que volvemos a ponerlo en el equipo y nos damos cuenta de que poco o nada de todo eso nos ha emocionado como nos sigue emocionando aquello.
¿Será que discos “como éste” nos devuelven la atención que les dimos en su día? Si es así, demos las gracias a los “British Steel”, “Back In Black”, “Master Of Puppets” y a tantos otros como se las damos a lo viejos amigos, y en lugar de insistir en las circunstancias que los rodearon, volver a hablar de sus cifras de ventas a lo largo de los años, o de divagar sobre las cualidades de aquellos músicos y de cómo hemos cambiado todos, desde ellos hasta nosotros pasando por la propia música, démosles el sencillo homenaje que es intentar recordar, vinilo, cinta o cd mediante, por qué consiguieron atraparnos.
Que valga hasta aquí por todos ellos, llámense “Heaven and Hell”, “Love At First Sting” o de cualquier otra forma, y vayamos a hacer ese tipo de justicia con el que ahora nos ocupa: “Master Of Puppets”.
1. "Battery" (James Hetfield, Lars Ulrich) - 5:12
Una entrada mil veces imitada que se ha convertido en leyenda. Poco se puede añadir de nuevo a los primeros y más conocidos temas de “Master Of Puppets”. Sólo disfrutémoslos con algunos directos sacados precisamente de la primera parte de la gira de este mismo disco.
2. "Master of Puppets" (Hetfield, Ulrich, Cliff Burton, Kirk Hammett) - 8:36
3. "The Thing That Should Not Be" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 6:37
4. "Welcome Home (Sanitarium)" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 6:27
Aún con una calidad discreta de grabación, ¿no impresiona el carácter que derrochaba el grupo? Puede ser uno de los directos más afortunados por lo que transmite. Puede que imitando patrones de lo iniciado en “Ride The Lightning”, seguramente desarrollándolos, pero estos tipos alcanzaron un nivel soberbio con estos temas.
5. "Disposable Heroes" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 8:17
Si no fuera porque en las últimas giras las han recuperado con fuerza, “Disposable Heroes” y “Leper Messiah” serían probablemente los temas más olvidados del disco. Puede que sea, entonces, por el menor desgaste, pero qué mérito tiene que sean capaces de relucir como las que más hoy por hoy. El potencial lo tienen, su directo es escandaloso. Si escucháramos dos temas así en un disco de una banda nueva, ¿no los pondríamos como los cortes insignia de una nueva sensación en el metal? Lo dicho.
6. "Leper Messiah" (Hetfield, Ulrich) - 5:40
7. "Orion" (Hetfield, Ulrich, Burton) - 8:28
Sin lugar a dudas, la desafortunada muerte de C. Burton durante la gira de “Master Of Puppets” ha hecho engordar el mito de este disco. Qué hubiera pasado en la carrera posterior de Metallica de haber seguido Cliff en el grupo es algo que se ha preguntado desde hace años buena parte de sus seguidores, en muchas ocasiones suponiendo que se con él se hubieran evitado “errores” venideros. Es mucho imaginar, a toro pasado. Pero es fácil entender las razones de los que lo idolatran, viendo los temas que firma dentro de este disco. “Orion” quedó como su testamento. Descanse en paz, Cliff...
8. "Damage, Inc." (Hetfield, Ulrich, Burton, Hammett) - 5:30
...y claro, a todos, gracias.
Especial porque tras más de veinte años de escucha sigue aguantando en el recuerdo, en los escenarios y los equipos de música. Porque a pesar de tenerlo claro en la memoria todavía apetece escucharlo de vez en cuando. Porque escucharlo de nuevo tras tantas veces todavía es volver a vibrar con algo que nos recuerda lo mucho que hemos disfrutado con él hace más o menos tiempo, o incluso con lo que hace tiempo hubiera pasado desapercibido. Porque despierta sonrisas cómplices de años pasados, o porque si entonces habíamos sacudido la cabeza con los temas insignia, ahora podemos admirarlos todos tanto o más que aquellos, y con cada repaso es uno diferente el que nos vuelve a parecer imprescindible. Porque imprescindibles lo son todos, o porque lo de “clásico” se inventó para este tipo de discos.
Pero el caso es que se hace difícil explicar por qué tras esos años y años de recibir de buen grado novedades y novedades de las que, algunas, podrían superar a un disco “como éste” en complejidad, técnica, sonido y todo tipo de factores objetivos, resulta que volvemos a ponerlo en el equipo y nos damos cuenta de que poco o nada de todo eso nos ha emocionado como nos sigue emocionando aquello.
¿Será que discos “como éste” nos devuelven la atención que les dimos en su día? Si es así, demos las gracias a los “British Steel”, “Back In Black”, “Master Of Puppets” y a tantos otros como se las damos a lo viejos amigos, y en lugar de insistir en las circunstancias que los rodearon, volver a hablar de sus cifras de ventas a lo largo de los años, o de divagar sobre las cualidades de aquellos músicos y de cómo hemos cambiado todos, desde ellos hasta nosotros pasando por la propia música, démosles el sencillo homenaje que es intentar recordar, vinilo, cinta o cd mediante, por qué consiguieron atraparnos.
Que valga hasta aquí por todos ellos, llámense “Heaven and Hell”, “Love At First Sting” o de cualquier otra forma, y vayamos a hacer ese tipo de justicia con el que ahora nos ocupa: “Master Of Puppets”.
1. "Battery" (James Hetfield, Lars Ulrich) - 5:12
Una entrada mil veces imitada que se ha convertido en leyenda. Poco se puede añadir de nuevo a los primeros y más conocidos temas de “Master Of Puppets”. Sólo disfrutémoslos con algunos directos sacados precisamente de la primera parte de la gira de este mismo disco.
2. "Master of Puppets" (Hetfield, Ulrich, Cliff Burton, Kirk Hammett) - 8:36
3. "The Thing That Should Not Be" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 6:37
4. "Welcome Home (Sanitarium)" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 6:27
Aún con una calidad discreta de grabación, ¿no impresiona el carácter que derrochaba el grupo? Puede ser uno de los directos más afortunados por lo que transmite. Puede que imitando patrones de lo iniciado en “Ride The Lightning”, seguramente desarrollándolos, pero estos tipos alcanzaron un nivel soberbio con estos temas.
5. "Disposable Heroes" (Hetfield, Ulrich, Hammett) - 8:17
Si no fuera porque en las últimas giras las han recuperado con fuerza, “Disposable Heroes” y “Leper Messiah” serían probablemente los temas más olvidados del disco. Puede que sea, entonces, por el menor desgaste, pero qué mérito tiene que sean capaces de relucir como las que más hoy por hoy. El potencial lo tienen, su directo es escandaloso. Si escucháramos dos temas así en un disco de una banda nueva, ¿no los pondríamos como los cortes insignia de una nueva sensación en el metal? Lo dicho.
6. "Leper Messiah" (Hetfield, Ulrich) - 5:40
7. "Orion" (Hetfield, Ulrich, Burton) - 8:28
Sin lugar a dudas, la desafortunada muerte de C. Burton durante la gira de “Master Of Puppets” ha hecho engordar el mito de este disco. Qué hubiera pasado en la carrera posterior de Metallica de haber seguido Cliff en el grupo es algo que se ha preguntado desde hace años buena parte de sus seguidores, en muchas ocasiones suponiendo que se con él se hubieran evitado “errores” venideros. Es mucho imaginar, a toro pasado. Pero es fácil entender las razones de los que lo idolatran, viendo los temas que firma dentro de este disco. “Orion” quedó como su testamento. Descanse en paz, Cliff...
8. "Damage, Inc." (Hetfield, Ulrich, Burton, Hammett) - 5:30
...y claro, a todos, gracias.
domingo, 12 de abril de 2009
2009 - Sunstorm - House Of Dreams
Otra buena noticia que viene de la Frontiers. Parece que, a parte por apostar por el hard rock y metal melódico de calidad, y promover más y más proyectos con figuras de la escena, están decididos a dar continuidad a los que a la postre disfrutan de mayor éxito.
Tanto por calidad como por éxito, Sunstorm ha sido uno de los mayores tinglados que han organizado en estos años.
Recordemos que, para éste, los de Frontiers reclutaron a Joe Lynn Turner -ni más ni menos- y le hicieron rebuscar entre su material viejo sin publicar para que Jim Peterik, otra de las rutilantes estrellas del asunto, le acabara de dar forma a un nuevo disco. Bueno, pues ese trabajo homónimo del 2006 ya tiene continuación y se llama “House Of Dreams”.
De nuevo tenemos al duo Turner/Peterik como gran atractivo, de nuevo el sonido está a medio camino del hard rock melódico más clásico y el AOR (aunque quizá esta vez haya incluso más presencia de AOR, en un conjunto más tranquilo y elegante), de nuevo produce D.Ward (otra figura puntera) y de nuevo se parte de temas “desclasificados” de Turner (donde, parece mentira, todavía quedaba una joya por descubrir com la potente y optimista “I Found Love”), pero, como el baúl tenía que acabar agotándose, ahora se ha tenido que completar el disco con otros de Peterik (y hay que reconocer que dos de los suyos son de lo más atractivo del trabajo: el otro tema potente del álbum “Gutters Of Gold” y la balada “Say You Will”) y otros más que ha propósito de “House Of Dreams” ha creado el equipo de Frontiers, en su totalidad medios tiempos de orientación muy melódica.
Para quien guste, pues, de ese rock más melódico, ya tenemos (bien, sin mayores sobresaltos y sin la sorpresa del debut) otro disco de excelente factura e interpretación.
Tanto por calidad como por éxito, Sunstorm ha sido uno de los mayores tinglados que han organizado en estos años.
Recordemos que, para éste, los de Frontiers reclutaron a Joe Lynn Turner -ni más ni menos- y le hicieron rebuscar entre su material viejo sin publicar para que Jim Peterik, otra de las rutilantes estrellas del asunto, le acabara de dar forma a un nuevo disco. Bueno, pues ese trabajo homónimo del 2006 ya tiene continuación y se llama “House Of Dreams”.
De nuevo tenemos al duo Turner/Peterik como gran atractivo, de nuevo el sonido está a medio camino del hard rock melódico más clásico y el AOR (aunque quizá esta vez haya incluso más presencia de AOR, en un conjunto más tranquilo y elegante), de nuevo produce D.Ward (otra figura puntera) y de nuevo se parte de temas “desclasificados” de Turner (donde, parece mentira, todavía quedaba una joya por descubrir com la potente y optimista “I Found Love”), pero, como el baúl tenía que acabar agotándose, ahora se ha tenido que completar el disco con otros de Peterik (y hay que reconocer que dos de los suyos son de lo más atractivo del trabajo: el otro tema potente del álbum “Gutters Of Gold” y la balada “Say You Will”) y otros más que ha propósito de “House Of Dreams” ha creado el equipo de Frontiers, en su totalidad medios tiempos de orientación muy melódica.
Para quien guste, pues, de ese rock más melódico, ya tenemos (bien, sin mayores sobresaltos y sin la sorpresa del debut) otro disco de excelente factura e interpretación.
miércoles, 8 de abril de 2009
2008 - Johnny Crash - Unreleased Business
Alguien se equivocó. Escuchando este “negocio inacabado”, es lo primero en lo que se puede pensar. Porque el segundo disco de Johnny Crash debió publicarse en los primeros 90s, cuando fue concebido, y no tener que esperar a que, en medio del revival musical al que nos ha llevado la oferta y la demanda, una disquera se dignara a rebuscar y a sacarse un viejo producto “de culto” de la chistera.
No se lo merecía, un tratamiento así, V. James Wright, veterano vocalista NWOBHM (en Tokyo Blade) que apostó a finales de los 80s por comenzar este proyecto Hard Rock en los USA y tras un primer fracaso (comercial, que no musical) con el debut siguió adelante rehaciendo su banda.
No se lo merecían Matt Sorum y Dizzy Reed, fenomenales músicos (además de poco después del final de este grupo las entradas para la nueva alineación de Guns’ N Roses) y “fichajes estrella” para este segundo esfuerzo de Johnny Crash, que ayudaron a dar forma a un nuevo sonido que tenía que remontar hasta el éxito con el segundo LP.
No lo merecía su apuesta, que echaba raíces en lo más clásico del rock’n roll y el blues desde la propuesta hard/heavy a lo AC/DC (los de Bon Scott) de su primer disco, en 1990.
No lo merecían, pero fue así. La falta de confianza tras el primer fiasco y el cambio de rumbo del panorama musical de la primera mitad de los 90s (sí, ése que se olvidó del Hard Rock) dejaron sin discográfica al que había de ser sucesor del primer “Neighbourhood Threat” (disco, por cierto, con el tiempo bastante reinvindicado) y Johnny Crash acabó por disolverse, quedando el trabajo hecho en el limbo.
Afortunadamente, hace poco que se empezó a hacer justicia. Recuperado, remasterizado, editado y, por fin, publicado, nos ha recordado a muchos que no siempre gana el mejor, pero que lo que se hace bien acaba dando sus frutos, que en los primeros 90’s se hizo mucho, y buen Hard Rock, y, de paso, cómo suena lo verdaderamente auténtico. AC/DC, Jackyl, Quireboys, Lynyrd Skynyrd, Led Zeppelin, rock’n roll, fiesta y desgarro sureño, todos asuntos entrelazados de este negocio irrealizado.
De haber apostado en su día alguien por ellos hoy podría ser ya un clásico, pero viendo ese 2008 como año de lanzamiento no cabe otra opción de dejar que sea el tiempo el que lo decida. Ahora bien, de momento ese mismo tiempo ya le debe más de quince años. No puede tardar en resarcirlo.
No se lo merecía, un tratamiento así, V. James Wright, veterano vocalista NWOBHM (en Tokyo Blade) que apostó a finales de los 80s por comenzar este proyecto Hard Rock en los USA y tras un primer fracaso (comercial, que no musical) con el debut siguió adelante rehaciendo su banda.
No se lo merecían Matt Sorum y Dizzy Reed, fenomenales músicos (además de poco después del final de este grupo las entradas para la nueva alineación de Guns’ N Roses) y “fichajes estrella” para este segundo esfuerzo de Johnny Crash, que ayudaron a dar forma a un nuevo sonido que tenía que remontar hasta el éxito con el segundo LP.
No lo merecía su apuesta, que echaba raíces en lo más clásico del rock’n roll y el blues desde la propuesta hard/heavy a lo AC/DC (los de Bon Scott) de su primer disco, en 1990.
No lo merecían, pero fue así. La falta de confianza tras el primer fiasco y el cambio de rumbo del panorama musical de la primera mitad de los 90s (sí, ése que se olvidó del Hard Rock) dejaron sin discográfica al que había de ser sucesor del primer “Neighbourhood Threat” (disco, por cierto, con el tiempo bastante reinvindicado) y Johnny Crash acabó por disolverse, quedando el trabajo hecho en el limbo.
Afortunadamente, hace poco que se empezó a hacer justicia. Recuperado, remasterizado, editado y, por fin, publicado, nos ha recordado a muchos que no siempre gana el mejor, pero que lo que se hace bien acaba dando sus frutos, que en los primeros 90’s se hizo mucho, y buen Hard Rock, y, de paso, cómo suena lo verdaderamente auténtico. AC/DC, Jackyl, Quireboys, Lynyrd Skynyrd, Led Zeppelin, rock’n roll, fiesta y desgarro sureño, todos asuntos entrelazados de este negocio irrealizado.
De haber apostado en su día alguien por ellos hoy podría ser ya un clásico, pero viendo ese 2008 como año de lanzamiento no cabe otra opción de dejar que sea el tiempo el que lo decida. Ahora bien, de momento ese mismo tiempo ya le debe más de quince años. No puede tardar en resarcirlo.
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Johnny Crash
2009 - Nasty Idols - Boys Town
Será porque ya les tocaba o será porque con todo el revuelo que están montando las infinitas bandas hardrockeras de jovenzuelos en su Suecia natal -volviendo a poner el género de moda- no podían desaprovechar el tiro, pero parece que con “Boys Town” Nasty Idols puede volver a ponerse en la palestra.
La receta para el salto al “carro de los chavales” es la misma de siempre de estos veteranos: hard’n heavy con mucha actitud, un punto sleazy y otro, y bueno, de fiesta.
El resultado, por tanto, no es nada nuevo: un disco muy entretenido y disfrutable para todo el que guste de esa música, en este caso realzado por el gran sonido y algunos cañonazos de infarto.
La conclusión: entre unos y otros, parece que definitivamente una parte del espíritu de L.A. se ha mudado a Gotemburgo.
Celebrémoslo pues recordando uno de los primeros éxitos del grupo, lejano ya en casi dos décadas...
...y acabemos de darnos cuenta con "Boys Town" de que los Nasty Idols siguen vivos... y bien.
La receta para el salto al “carro de los chavales” es la misma de siempre de estos veteranos: hard’n heavy con mucha actitud, un punto sleazy y otro, y bueno, de fiesta.
El resultado, por tanto, no es nada nuevo: un disco muy entretenido y disfrutable para todo el que guste de esa música, en este caso realzado por el gran sonido y algunos cañonazos de infarto.
La conclusión: entre unos y otros, parece que definitivamente una parte del espíritu de L.A. se ha mudado a Gotemburgo.
Celebrémoslo pues recordando uno de los primeros éxitos del grupo, lejano ya en casi dos décadas...
...y acabemos de darnos cuenta con "Boys Town" de que los Nasty Idols siguen vivos... y bien.
sábado, 4 de abril de 2009
1993 - Sangtraït - Contes i Llegendes
Que hay poco mercado para el rock duro fuera del cantado en habla inglesa es algo que parece claro, así que el primer condicionante está servido a la hora de hablar de Sangtraït. Y en mayor medida, por supuesto, que el que pueden tener bandas que utilizan el castellano, por ejemplo, por tratarse de una banda que apostó siempre, por su orígen, por las letras en catalán.
La cosa es más complicada todavía si recordamos que en el momento en que se asentó el grupo emergían muchos otros de sonido muy diferente (pop-rock), pero que utilizaban la misma lengua, dando lugar a una popular generación de “rock català” en la que Sangtraït acabaron encasillados mediáticamente casi “porque pasaban por allí”, pero –aunque quizá ayudara esto a su conocimiento general- quedando como los “bichos raros” del mundillo o confundiendo a los que buscaran un sonido más pesado.
Y es que hay que decir que lo que presentaba Sangtraït, básicamente era (aunque con el añadido del arraigo en lo popular o “folk” de su tierra), heavy rock en su versión más clásica. Del ochentero, sin artificios, sin exhibiciones ni brutalidades, a lo NWOBHM, a lo Maiden (unos maiden más rockeros), si queremos ir a por modelos concretos, aunque más que con eso haya que quedarse con lo general de ese tipo de sonido.
Aún con esas, hay añadir que es verdad que consiguieron su público, grande –para esos condicionantes- y fiel, pero dado el potencial que llegaron a tener y servida la comparación con otras bandas de mayor éxito, no queda otra que considerar a Sangtraït como uno de los “malditos”, desconocidos e infravalorados, del género.
Como muestra, un breve respaso a su trayectoria. Para cuando llegaron sus discos de mayor notoriedad, “L’Últim Segell” (1991) y este “Contes i Llegendes”, llevaban ya tiempo publicando, y aún cuando empezaron a publicar discos en el último tramo de los 80's ya llevaban desde principios de década peleando para que esto fuera posible. Tras este “Contes i Llegendes”, además, volvieron los malos tiempos y al fin 1999 vio la salida de su último trabajo de estudio antes de la separación. No parece la narración de una carrera muy interesante, en verdad, pero para demostrar su valía tuvieron suficiente con la música. Este trabajo de 1993, cintando uno, responde con creces.
¿No es tan disfrutable para el público heavy como cualquier joya de la NWOBHM?
“Alè de Mil Cent” parece decirnos que lo es, a base de guitarras afiladas, estribillos directos y lírica motera.
¿Acaso no hay cañonazos para el recuerdo de los más duros?
Que nos lo diga “Les Creus Vermelles”, con su aplastante marcha y esa comprometida letra que aborda lo absurdo de la guerra.
¿Y que hay de la melodía?
Pues hay una buena respuesta en la “Reina del Gel”.
Uno tras otro, estos “cuentos y leyendas” ponen al álbum en su lugar, dejando sólo para el final la parte más abierta al hard rock, el blues y hasta un homenaje al entonces recientemente malogrado F. Mercury.
Sin rodeos, directo al oyente del heavy rock de siempre. Eso sí, lamentablemente sólo del aquel que se digne a escucharlos.
La cosa es más complicada todavía si recordamos que en el momento en que se asentó el grupo emergían muchos otros de sonido muy diferente (pop-rock), pero que utilizaban la misma lengua, dando lugar a una popular generación de “rock català” en la que Sangtraït acabaron encasillados mediáticamente casi “porque pasaban por allí”, pero –aunque quizá ayudara esto a su conocimiento general- quedando como los “bichos raros” del mundillo o confundiendo a los que buscaran un sonido más pesado.
Y es que hay que decir que lo que presentaba Sangtraït, básicamente era (aunque con el añadido del arraigo en lo popular o “folk” de su tierra), heavy rock en su versión más clásica. Del ochentero, sin artificios, sin exhibiciones ni brutalidades, a lo NWOBHM, a lo Maiden (unos maiden más rockeros), si queremos ir a por modelos concretos, aunque más que con eso haya que quedarse con lo general de ese tipo de sonido.
Aún con esas, hay añadir que es verdad que consiguieron su público, grande –para esos condicionantes- y fiel, pero dado el potencial que llegaron a tener y servida la comparación con otras bandas de mayor éxito, no queda otra que considerar a Sangtraït como uno de los “malditos”, desconocidos e infravalorados, del género.
Como muestra, un breve respaso a su trayectoria. Para cuando llegaron sus discos de mayor notoriedad, “L’Últim Segell” (1991) y este “Contes i Llegendes”, llevaban ya tiempo publicando, y aún cuando empezaron a publicar discos en el último tramo de los 80's ya llevaban desde principios de década peleando para que esto fuera posible. Tras este “Contes i Llegendes”, además, volvieron los malos tiempos y al fin 1999 vio la salida de su último trabajo de estudio antes de la separación. No parece la narración de una carrera muy interesante, en verdad, pero para demostrar su valía tuvieron suficiente con la música. Este trabajo de 1993, cintando uno, responde con creces.
¿No es tan disfrutable para el público heavy como cualquier joya de la NWOBHM?
“Alè de Mil Cent” parece decirnos que lo es, a base de guitarras afiladas, estribillos directos y lírica motera.
¿Acaso no hay cañonazos para el recuerdo de los más duros?
Que nos lo diga “Les Creus Vermelles”, con su aplastante marcha y esa comprometida letra que aborda lo absurdo de la guerra.
¿Y que hay de la melodía?
Pues hay una buena respuesta en la “Reina del Gel”.
Uno tras otro, estos “cuentos y leyendas” ponen al álbum en su lugar, dejando sólo para el final la parte más abierta al hard rock, el blues y hasta un homenaje al entonces recientemente malogrado F. Mercury.
Sin rodeos, directo al oyente del heavy rock de siempre. Eso sí, lamentablemente sólo del aquel que se digne a escucharlos.
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