martes, 15 de diciembre de 2009

2001 - Primal Fear - Nuclear Fire

A pesar del disfraz, la intención es clara. Y es que "Nuclear Fire" dispone una cobertura más melódica que lo familiariza con el metal europeo de su época (el de los últimos 90s y principios de esta década), pero para un metal mucho más tradicional, astillado, chirriante, crudo y sudoroso claramente heredero de los Judas Priest de clásicos como "Screaming For Vengeance", "Freewheel Burning" o "Painkiller".

En eso, no se esconde. De hecho, es más que conocido que Primal Fear surgió a partir de una banda tributo a Judas Priest con la que daban rienda suelta a su pasión por los Metal Gods los ya veteranos del panorama metálico alemán Ralf Scheepers (ex vocalista de los olvidados e infravalorados Tyran Pace y de los exitosos Gamma Ray), Matt Sinner (líder de la banda que lleva por nombre su apellido) y Tom Naumann.

Incluso es de dominio público que pudo ser la decepción de Scheepers tras ser descartado como reemplazo de Rob Halford para la nueva andadura que los británicos empezaron con T.Owens a las voces lo que lo decidió a hacer de esto un proyecto de mayor entidad propia. Muchos recordarán, además, que cuando Primal Fear debutó con su disco homónimo en 1998 no se tardó en comparar este trabajo con el entonces reciente "Jugulator" de Tipton, Downing y compañía, esgrimiendo que el que encabezaba Scheepers "sonaba más" a los auténticos Judas Priest, y que para cuando salió a la luz este "Nuclear Fire" (el mismo año que el segundo trabajo de Priest con Owens, "Demolition") eran ya una mayoría los que apostaban a que con el cantante alemán en sus filas, cuyos Primal Fear parecían ya fijarse más en el reciente estreno de Halford en solitario que en su banda madre, les hubiera ido mejor.

Como todo tiene su contrapartida, en cuanto a la también habitual acusación de "demasiado parecido" con Judas Priest, hay que decir que si de algo puede pecar este "Nuclear Fire" es de forzar (más que los Priest, por ejemplo) su sonido en lo aguerrido hasta hacerse agotador para el oyente no acostumbrado (algo muy visible en la voz de Scheepers) y en lo convencido de su postura (exaltada en los "valores metálicos" de siempre), ya que el barniz acelerado y melódico lo separa lo suficiente de ser un mero "clon" y lo convierte en una banda, indiscutiblemente, con sonido y entidad propia. Con claras influencias, sí, más evidentes en algunos cortes que en otros, pero con personalidad.



Mucha más, por ejemplo, que otros grupos contemporáneos que han intentado utilizar también como base lo que Priest dejó al mundo del metal con su "Painkiller" y que no tardó en correr como la pólvora en uno de los casos más rápidos e incontestables de ejercicio de influencias en el panorama del metal.

Sus siguientes discos (los de Primal Fear) han acabado por hacer del combo alemán una de las formaciones más conocidas del heavy metal europeo actual, y han cosechado notables éxitos. Pero si de repasar lo más importante que ha dejado esta década se trata, quizá lo que generó "Nuclear Fire" -y en ese momento de "revival" heavy y de vuelta de glorias pasadas en que lo hizo, sumando caras nuevas a la oleada- es de lo más digno de mención. Recordémoslo pues.

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