Alguien se equivocó. Escuchando este “negocio inacabado”, es lo primero en lo que se puede pensar. Porque el segundo disco de Johnny Crash debió publicarse en los primeros 90s, cuando fue concebido, y no tener que esperar a que, en medio del revival musical al que nos ha llevado la oferta y la demanda, una disquera se dignara a rebuscar y a sacarse un viejo producto “de culto” de la chistera.
No se lo merecía, un tratamiento así, V. James Wright, veterano vocalista NWOBHM (en Tokyo Blade) que apostó a finales de los 80s por comenzar este proyecto Hard Rock en los USA y tras un primer fracaso (comercial, que no musical) con el debut siguió adelante rehaciendo su banda.
No se lo merecían Matt Sorum y Dizzy Reed, fenomenales músicos (además de poco después del final de este grupo las entradas para la nueva alineación de Guns’ N Roses) y “fichajes estrella” para este segundo esfuerzo de Johnny Crash, que ayudaron a dar forma a un nuevo sonido que tenía que remontar hasta el éxito con el segundo LP.
No lo merecía su apuesta, que echaba raíces en lo más clásico del rock’n roll y el blues desde la propuesta hard/heavy a lo AC/DC (los de Bon Scott) de su primer disco, en 1990.
No lo merecían, pero fue así. La falta de confianza tras el primer fiasco y el cambio de rumbo del panorama musical de la primera mitad de los 90s (sí, ése que se olvidó del Hard Rock) dejaron sin discográfica al que había de ser sucesor del primer “Neighbourhood Threat” (disco, por cierto, con el tiempo bastante reinvindicado) y Johnny Crash acabó por disolverse, quedando el trabajo hecho en el limbo.
Afortunadamente, hace poco que se empezó a hacer justicia. Recuperado, remasterizado, editado y, por fin, publicado, nos ha recordado a muchos que no siempre gana el mejor, pero que lo que se hace bien acaba dando sus frutos, que en los primeros 90’s se hizo mucho, y buen Hard Rock, y, de paso, cómo suena lo verdaderamente auténtico. AC/DC, Jackyl, Quireboys, Lynyrd Skynyrd, Led Zeppelin, rock’n roll, fiesta y desgarro sureño, todos asuntos entrelazados de este negocio irrealizado.
De haber apostado en su día alguien por ellos hoy podría ser ya un clásico, pero viendo ese 2008 como año de lanzamiento no cabe otra opción de dejar que sea el tiempo el que lo decida. Ahora bien, de momento ese mismo tiempo ya le debe más de quince años. No puede tardar en resarcirlo.
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