Que hay poco mercado para el rock duro fuera del cantado en habla inglesa es algo que parece claro, así que el primer condicionante está servido a la hora de hablar de Sangtraït. Y en mayor medida, por supuesto, que el que pueden tener bandas que utilizan el castellano, por ejemplo, por tratarse de una banda que apostó siempre, por su orígen, por las letras en catalán.
La cosa es más complicada todavía si recordamos que en el momento en que se asentó el grupo emergían muchos otros de sonido muy diferente (pop-rock), pero que utilizaban la misma lengua, dando lugar a una popular generación de “rock català” en la que Sangtraït acabaron encasillados mediáticamente casi “porque pasaban por allí”, pero –aunque quizá ayudara esto a su conocimiento general- quedando como los “bichos raros” del mundillo o confundiendo a los que buscaran un sonido más pesado.
Y es que hay que decir que lo que presentaba Sangtraït, básicamente era (aunque con el añadido del arraigo en lo popular o “folk” de su tierra), heavy rock en su versión más clásica. Del ochentero, sin artificios, sin exhibiciones ni brutalidades, a lo NWOBHM, a lo Maiden (unos maiden más rockeros), si queremos ir a por modelos concretos, aunque más que con eso haya que quedarse con lo general de ese tipo de sonido.
Aún con esas, hay añadir que es verdad que consiguieron su público, grande –para esos condicionantes- y fiel, pero dado el potencial que llegaron a tener y servida la comparación con otras bandas de mayor éxito, no queda otra que considerar a Sangtraït como uno de los “malditos”, desconocidos e infravalorados, del género.
Como muestra, un breve respaso a su trayectoria. Para cuando llegaron sus discos de mayor notoriedad, “L’Últim Segell” (1991) y este “Contes i Llegendes”, llevaban ya tiempo publicando, y aún cuando empezaron a publicar discos en el último tramo de los 80's ya llevaban desde principios de década peleando para que esto fuera posible. Tras este “Contes i Llegendes”, además, volvieron los malos tiempos y al fin 1999 vio la salida de su último trabajo de estudio antes de la separación. No parece la narración de una carrera muy interesante, en verdad, pero para demostrar su valía tuvieron suficiente con la música. Este trabajo de 1993, cintando uno, responde con creces.
¿No es tan disfrutable para el público heavy como cualquier joya de la NWOBHM?
“Alè de Mil Cent” parece decirnos que lo es, a base de guitarras afiladas, estribillos directos y lírica motera.
¿Acaso no hay cañonazos para el recuerdo de los más duros?
Que nos lo diga “Les Creus Vermelles”, con su aplastante marcha y esa comprometida letra que aborda lo absurdo de la guerra.
¿Y que hay de la melodía?
Pues hay una buena respuesta en la “Reina del Gel”.
Uno tras otro, estos “cuentos y leyendas” ponen al álbum en su lugar, dejando sólo para el final la parte más abierta al hard rock, el blues y hasta un homenaje al entonces recientemente malogrado F. Mercury.
Sin rodeos, directo al oyente del heavy rock de siempre. Eso sí, lamentablemente sólo del aquel que se digne a escucharlos.
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