Cuando se estrenan proyectos como éste, de esos que implican a reconocidas figuras de carrera ya más que establecida al margen de ellos, lo que menos se espera es que (como proyecto) se labren también un camino propio.
Sí se espera que supongan un suculento bocado para los admiradores de esas figuras protagonistas, sí que resulten muy atractivos por esos nombres del "cartel", sí que se presenten como trabajos muy bien hechos por todo lo que se suele invertir... pero no que en unos pocos años consigan la continuidad necesaria para presentar, como es el caso, un tercer disco. Y mucho menos que sus trabajos puedan ser en esos años ya casi más esperados y vendidos que el de las "bandas madre" o los trabajos en solitario de los implicados. ¿Cuántas reuniones de estrellas hemos visto que se quedaron en sólo un disco de estudio, más o menos recordado?
Está claro que Allen y Lande se han tomado esto en serio, y que el éxito de sus primeros esfuerzos les ha animado a apostar fuerte por estos trabajos que llevan sus apellidos como nombre de guerra. Porque tras "The Battle" y "The Revenge" han vuelto a dejar prueba de su excelente labor vocal con otro duelo por todo lo alto en el repaso de otra buena cantidad de muy agradables temas del ya acostumbrado hard rock/metal tan melódico como aguerrido que los caracteriza. Y sin entrar en si ese conjunto de temas consigue ser de nuevo tan inspirado como lo fue en el anterior álbum (algo que, por lo parecido de los dos discos, quedará más al gusto del oyente) por lo menos sí se puede decir que éste resulta visiblemente muy trabajado y pulido para deleite de los admiradores de estas dos figuras. Más que suficiente para desearles que sigan adelante, también juntos.
jueves, 11 de noviembre de 2010
jueves, 30 de septiembre de 2010
2010 - Halford - Made Of Metal
Parecía que Halford poco tenía que dar ya a su grupo homónimo una vez vuelto a centrar en Judas Priest, sí. Y por poco más que reediciones y directos se podía apostar después de que el largamente esperado nuevo trabajo del grupo fuera el disco "navideño" de hace pocas fechas.
Pero quedaba la duda de si aquello era realmente todo el material que se decía tenía acumulado para su propio proyecto, y por fin hemos visto que no.
De hecho, "Made Of Metal" parece decirnos que material tenía, y mucho. A saber: canciones que parecen sacadas de "Crucible" por su sonido de metal mucho más pesado y "actualizado" ("The Mower", por ejemplo, o el tema del título, entre otras), otras que parecerían grabadas para el anterior "Resurrection" y que por tanto recuperan ese sonido más clásico de su primer trabajo ("Like There's No Tomorrow" o "Thunder And Lightning", entre otras tantas, recuerdan, y mucho, a algunos de aquellos medios tiempo con gancho de su estreno), unas cuantas que pasarían por descartes de algunos discos de los mismísimos Judas Priest ("Undisputed" podría perfectamente formar parte de "Painkiller" tanto como "Fire And Ice" de un "Ram It Down" o "Hell Razor", por ejemplo, de "Stained Class") y hasta algunas otras (especialmente "Till The Day I Day") que no parecen deberse a nada anterior.
En definitiva, un conjunto diverso que podría colocarse, generalizando, entre "Resurrection" y "Crucible" y que si peca de algo es precisamente de un exceso de temas que puede dar cierta sensación de (immerecida por el nivel de la mayoría) irregularidad.
Pero es mucho más de lo que se esperaba, aún así, y algo que no decepciona para nada aún viniendo de tan ilustre personaje. Y eso es una muy buena noticia noticia.
Pero quedaba la duda de si aquello era realmente todo el material que se decía tenía acumulado para su propio proyecto, y por fin hemos visto que no.
De hecho, "Made Of Metal" parece decirnos que material tenía, y mucho. A saber: canciones que parecen sacadas de "Crucible" por su sonido de metal mucho más pesado y "actualizado" ("The Mower", por ejemplo, o el tema del título, entre otras), otras que parecerían grabadas para el anterior "Resurrection" y que por tanto recuperan ese sonido más clásico de su primer trabajo ("Like There's No Tomorrow" o "Thunder And Lightning", entre otras tantas, recuerdan, y mucho, a algunos de aquellos medios tiempo con gancho de su estreno), unas cuantas que pasarían por descartes de algunos discos de los mismísimos Judas Priest ("Undisputed" podría perfectamente formar parte de "Painkiller" tanto como "Fire And Ice" de un "Ram It Down" o "Hell Razor", por ejemplo, de "Stained Class") y hasta algunas otras (especialmente "Till The Day I Day") que no parecen deberse a nada anterior.
En definitiva, un conjunto diverso que podría colocarse, generalizando, entre "Resurrection" y "Crucible" y que si peca de algo es precisamente de un exceso de temas que puede dar cierta sensación de (immerecida por el nivel de la mayoría) irregularidad.
Pero es mucho más de lo que se esperaba, aún así, y algo que no decepciona para nada aún viniendo de tan ilustre personaje. Y eso es una muy buena noticia noticia.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
2010 - Black Country Communion - Black Country
Será porque aquí sí que parece haber un líder claro que dé coherencia a todo lo que se plantea y con una idea igualmente clara de la música que quiere hacer, o porque se ha sabido dar moderado pero importante espacio a cada uno desde esa producción de gusto tan detallista pero sutil, pero esta vez, a diferencia de tantas otras veces que se ha empezado hablando de “super-grupo”, la suma de los talentos de varios reputados músicos sí que ha resultado una verdadera “adición”.
El líder, casi evidentemente, es ni más ni menos que Glenn Hughes. Y si con esto ya tenemos excelencia a la voz y el bajo, el resto de factores de la suma no dejan de ser llamativos y llevan por nombres Joe Bonamassa (ese mismo bluesman y genial guitarrista que nos ha dado, no hace mucho, uno de los mejores discos de lo que va de año y que ahora vuelve a firmar la mayoría de temas junto a Hughes), Derek Sherinian (un teclista que acumula en su trayectoria tantos trabajos, desde los que hizo con los progresivos Dream Theater hasta colaboraciones con Alice Cooper, KISS o Yngwe Malmsteen, que hace imposible una mención completa alejada del asombro) y Jason Bonham, el hijo del desaparecido batería de Led Zeppelin que ha ocupado ese mismo puesto en numerosas formaciones de todo tipo, incluyendo colaboraciones anteriores con el propio Bonamassa.
Hechas las presentaciones, hay que decir que el resultado de esta operación realmente afortunada es Black Country Communion, y que presenta un debut brillante de preciosista sonido “setentero”, bebiendo mucho (sin ser tan funk como algunos de sus trabajos) de la propia carrera de Glenn Hughes, especialmente de sus discos con Joe Lynn Turner y de sus primeros años con Trapeze y Deep Purple, algo menos de la de Joe Bonamassa (sin ser tan puramente blues) y otro tanto del rock clásico y hard rock en general de esos ya lejanos años 70s. Tanto, es justo insistir en ello, que lejos de las producciones (sobre)potentes y (sobre)saturadas de hoy día, parece más bien grabado en uno de aquellos años y con el más atento de los productores.
Una apuesta, en definitiva, muy concreta que sin duda debe convencer a los amantes de ese tipo de música, por mucho que pueda pasar desapercibido para el resto.
De momento, los que ya le hemos podido prestar atención lo disfrutaremos al máximo.
El líder, casi evidentemente, es ni más ni menos que Glenn Hughes. Y si con esto ya tenemos excelencia a la voz y el bajo, el resto de factores de la suma no dejan de ser llamativos y llevan por nombres Joe Bonamassa (ese mismo bluesman y genial guitarrista que nos ha dado, no hace mucho, uno de los mejores discos de lo que va de año y que ahora vuelve a firmar la mayoría de temas junto a Hughes), Derek Sherinian (un teclista que acumula en su trayectoria tantos trabajos, desde los que hizo con los progresivos Dream Theater hasta colaboraciones con Alice Cooper, KISS o Yngwe Malmsteen, que hace imposible una mención completa alejada del asombro) y Jason Bonham, el hijo del desaparecido batería de Led Zeppelin que ha ocupado ese mismo puesto en numerosas formaciones de todo tipo, incluyendo colaboraciones anteriores con el propio Bonamassa.
Hechas las presentaciones, hay que decir que el resultado de esta operación realmente afortunada es Black Country Communion, y que presenta un debut brillante de preciosista sonido “setentero”, bebiendo mucho (sin ser tan funk como algunos de sus trabajos) de la propia carrera de Glenn Hughes, especialmente de sus discos con Joe Lynn Turner y de sus primeros años con Trapeze y Deep Purple, algo menos de la de Joe Bonamassa (sin ser tan puramente blues) y otro tanto del rock clásico y hard rock en general de esos ya lejanos años 70s. Tanto, es justo insistir en ello, que lejos de las producciones (sobre)potentes y (sobre)saturadas de hoy día, parece más bien grabado en uno de aquellos años y con el más atento de los productores.
Una apuesta, en definitiva, muy concreta que sin duda debe convencer a los amantes de ese tipo de música, por mucho que pueda pasar desapercibido para el resto.
De momento, los que ya le hemos podido prestar atención lo disfrutaremos al máximo.
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Black Country Communion
lunes, 13 de septiembre de 2010
2010 - Iron Maiden - The Final Frontier
Puede resultar curioso, pero hay casos en los que a medida que un grupo crece y se hace más y más veterano resulta cada vez más difícil de juzgar. En lugar de presentarse como algo más fácil de catalogar, la cantidad de sensaciones que cualquiera ha acumulado a lo largo de la experiencia en su escucha se mezcla con las nuevas y lleva engrandecer cualquier aspecto, sea éste la decepción o la ciega alabanza de sus valores.
El caso de los actuales Maiden promete traernos una buena ración de los dos, y mientras haya quien opine que el nuevo trabajo suena “poco fresco” o que muestra un conjunto poco espectacular, modestamente homogéneo y falto de “hits”, seguro que tampoco faltará el que destaque la virtud que representa el que siga esa interesante evolución de los últimos tiempos en el lado más “desarrollado” o “maduro” de la Doncella a la vez que mantiene visibles sus raíces. Y claro, en los dos casos habrá que dar una buena parte de razón.
Para calmar a los de la primera opción se podría decir que parte de esa “modestia”, efectivamente más acentuada que en cualquiera de los discos desde el regreso de Dickinson, es salvable intercalando los temas más directos (acumulados en la primera mitad) con los más densos de la segunda parte y que, por tanto, quizá la sensación no es más que el fruto de un orden de temas poco favorecedor ante ese criterio.
Ya que nos ponemos, puede añadirse también en el bagaje optimista el hecho de que los discos inmediatamente anteriores también forzaran algunas dudas en su estreno y sin embargo han ido ganando adeptos con el tiempo.
Pero en cualquier caso, lo que nadie debería esperar a estas alturas es algo propicio para las tan gastadas comparaciones con sus discos clásicos. Su música actual no parece tener las mismas pretensiones, y como no intenta propiciar sensaciones parecidas no tiene por qué verse en la balanza con tal disco o tal otro de los 80s.
Maiden siguen a lo suyo y han sido capaces de conseguir una identidad más allá de muchos matices de su sonido, llegando a convertirse más en una banda para “sus seguidores” (los que han ido creciendo con ellos y esperan ir viendo qué rumbo toman cada vez de una manera más sosegada) que en el espejo y referente del heavy metal que fueron.
Y es comprensible, ya que para que los “nuevos” puedan disfrutar de aquella otra manera están por ejemplo esos “The Number Of The Beast” o “Piece Of Mind”, que se siguen (y eso es una buena prueba de su salud) vendiendo a buen ritmo y haciendo descubrir a muchos una música que ellos, con otros “inmortales”, hicieron capaz de marcar tantos y tantos corazones.
El caso de los actuales Maiden promete traernos una buena ración de los dos, y mientras haya quien opine que el nuevo trabajo suena “poco fresco” o que muestra un conjunto poco espectacular, modestamente homogéneo y falto de “hits”, seguro que tampoco faltará el que destaque la virtud que representa el que siga esa interesante evolución de los últimos tiempos en el lado más “desarrollado” o “maduro” de la Doncella a la vez que mantiene visibles sus raíces. Y claro, en los dos casos habrá que dar una buena parte de razón.
Para calmar a los de la primera opción se podría decir que parte de esa “modestia”, efectivamente más acentuada que en cualquiera de los discos desde el regreso de Dickinson, es salvable intercalando los temas más directos (acumulados en la primera mitad) con los más densos de la segunda parte y que, por tanto, quizá la sensación no es más que el fruto de un orden de temas poco favorecedor ante ese criterio.
Ya que nos ponemos, puede añadirse también en el bagaje optimista el hecho de que los discos inmediatamente anteriores también forzaran algunas dudas en su estreno y sin embargo han ido ganando adeptos con el tiempo.
Pero en cualquier caso, lo que nadie debería esperar a estas alturas es algo propicio para las tan gastadas comparaciones con sus discos clásicos. Su música actual no parece tener las mismas pretensiones, y como no intenta propiciar sensaciones parecidas no tiene por qué verse en la balanza con tal disco o tal otro de los 80s.
Maiden siguen a lo suyo y han sido capaces de conseguir una identidad más allá de muchos matices de su sonido, llegando a convertirse más en una banda para “sus seguidores” (los que han ido creciendo con ellos y esperan ir viendo qué rumbo toman cada vez de una manera más sosegada) que en el espejo y referente del heavy metal que fueron.
Y es comprensible, ya que para que los “nuevos” puedan disfrutar de aquella otra manera están por ejemplo esos “The Number Of The Beast” o “Piece Of Mind”, que se siguen (y eso es una buena prueba de su salud) vendiendo a buen ritmo y haciendo descubrir a muchos una música que ellos, con otros “inmortales”, hicieron capaz de marcar tantos y tantos corazones.
viernes, 3 de septiembre de 2010
2010 - Accept - Blood Of The Nations
Vaya por delante que es perfectamente posible que estemos ante uno de los más conseguidos discos de heavy metal, según los principios más tradicionales, de este año (aquí seguramente el que más) y de los últimos. Y que bien podría ser también, ya puestos a valorar de una manera tan general, que este regreso (otro más) de los veteranos Accept fuera uno de los discos más conseguidos (o el que más) en toda su carrera –que es mucho decir- si nos atenemos sólo (más allá del valor que da la originalidad o la influencia en el tiempo) a la regularidad en el nivel de todos los temas del disco y a su gran sonido.
Baste decir que en un disco tan largo (en minutos y en temas) resulta tan difícil quedarse con un corte que destaque por encima de los demás como señalar otro que pueda sobrar o bajar el nivel.
Y eso que la cosa no parecía apuntar tan alto.
Accept sin Udo: Esa era la principal preocupación.
Lo de “sin Udo no es Accept” se lo han tenido que guardar todos los que tenían a punto este argumento tan clásico por el innegable valor de las composiciones, y parece que también se ha aplazado la carga contra el “chico nuevo” que pone las voces. Mark Tornillo puede que no tenga el carisma de Udo Dirkschneider e incluso, ojo, puede que no llegue a la espectacularidad del sonido que Udo ha conseguido para su trabajo vocal en sus últimos discos en solitario, pero lejos de desmerecer encaja perfectamente en un disco que es tan bueno y tan Accept que anula cualquier queja sobre valía o identidad.
Y esa era la segunda preocupación: la identidad. Además de la falta del cantante de siempre (algo siempre traumático en un grupo veterano) el single que presentaba el disco (aquí abajo) no parecía tan Accept como, casi, propio de un grupo de heavy épico al estilo Manowar. Mucho menos, claro, tan Accept como a la postre ha resultado el conjunto, donde acaba por engarzarse y dar el punto de variedad sin necesidad de cambiar mayores cuestiones de estilo. Siendo así, claro, apartado queda éste y todos los problemas o preocupaciones que se pudieran tener. Tanto que se puede resumir el asunto en una máxima. Si te gustaba Accept te gustará “Blood Of The Nations”. Y punto.
¿Que no es original? No creo que nadie esperara que lo fuera el regreso a escena de una gran y reputada banda. Al contrario, es de suponer que lo que esperaba todo el mundo es que calcara su estilo más exitoso, y aquí hasta nos concede guiños como el mencionado de “Teutonic Terror” (el single) o esos momentos tan Judas Priest (imposible no pensar en ellos, por ejemplo, en “Pandemic”).
¿Qué queremos más? Ya están los jóvenes para inventar y muchos otros, jóvenes y viejos, para los que no encajen con Accept (algo, cómo no, tan posible como respetable) y que, por supuesto, por continuidad seguirán sin "encajar" con este trabajo. Que lo disfruten los demás.
Baste decir que en un disco tan largo (en minutos y en temas) resulta tan difícil quedarse con un corte que destaque por encima de los demás como señalar otro que pueda sobrar o bajar el nivel.
Y eso que la cosa no parecía apuntar tan alto.
Accept sin Udo: Esa era la principal preocupación.
Lo de “sin Udo no es Accept” se lo han tenido que guardar todos los que tenían a punto este argumento tan clásico por el innegable valor de las composiciones, y parece que también se ha aplazado la carga contra el “chico nuevo” que pone las voces. Mark Tornillo puede que no tenga el carisma de Udo Dirkschneider e incluso, ojo, puede que no llegue a la espectacularidad del sonido que Udo ha conseguido para su trabajo vocal en sus últimos discos en solitario, pero lejos de desmerecer encaja perfectamente en un disco que es tan bueno y tan Accept que anula cualquier queja sobre valía o identidad.
Y esa era la segunda preocupación: la identidad. Además de la falta del cantante de siempre (algo siempre traumático en un grupo veterano) el single que presentaba el disco (aquí abajo) no parecía tan Accept como, casi, propio de un grupo de heavy épico al estilo Manowar. Mucho menos, claro, tan Accept como a la postre ha resultado el conjunto, donde acaba por engarzarse y dar el punto de variedad sin necesidad de cambiar mayores cuestiones de estilo. Siendo así, claro, apartado queda éste y todos los problemas o preocupaciones que se pudieran tener. Tanto que se puede resumir el asunto en una máxima. Si te gustaba Accept te gustará “Blood Of The Nations”. Y punto.
¿Que no es original? No creo que nadie esperara que lo fuera el regreso a escena de una gran y reputada banda. Al contrario, es de suponer que lo que esperaba todo el mundo es que calcara su estilo más exitoso, y aquí hasta nos concede guiños como el mencionado de “Teutonic Terror” (el single) o esos momentos tan Judas Priest (imposible no pensar en ellos, por ejemplo, en “Pandemic”).
¿Qué queremos más? Ya están los jóvenes para inventar y muchos otros, jóvenes y viejos, para los que no encajen con Accept (algo, cómo no, tan posible como respetable) y que, por supuesto, por continuidad seguirán sin "encajar" con este trabajo. Que lo disfruten los demás.
2010 - The Sword - Warp Riders
Un caso de esos en los que es necesario empezar pidiendo atención. Y muy merecida, además. Porque el disco lo firman unos tales The Sword, una joven formación todavía poco conocida -al menos por aquí- que seguramente no llama a la curiosidad inmediata y, para mayor obstáculo a su repercusión y deleite, una que ya en su tercer disco (en pocos años) ha cambiado su sonido lo suficiente como para que pueda cambiar también una buena parte de su público.
Y claro, entre los que no los conocen (y que tienen, como es habitual hoy día, tanto entre lo que escoger que necesitan descartar lo que viene sin mucho cartel) y los que los conocían como una promesa del stoner o de ese nuevo doom tan de moda en el underground (y que o bien se pueden sentir decepcionados con el rumbo que están tomando -los que ya gustaban de su música- o por contra -los que no- no piensen en acercarse a ellos por anteriores referencias) puede que estos chicos queden algo apartados de una justa valoración.
Para ir deshaciendo confusiones. Los orígenes pueden ser los mencionados, sí, junto a un heavy épico, rudo y muy efusivo. Pero a "Warp Riders" es más fácil encasillarlo bajo la etiqueta más genérica de "heavy" que, desde luego, como "stoner" o "doom". Pero un heavy no muy al uso, eso sí. Y esto es uno de mucha influencia setentera.
¿Podríamos imaginar que los Black Sabbath nunca se separaron de Ozzy y continuaron su evolución hacia el heavy en los 80's sin la decisiva influencia de Dio? No sé... ¿Podríamos imaginar una mezcla de los primeros Black Sabbath con un grupo de heavy épico, recargado y potente como Manilla Road? Decir que suena a algo entre el "Paranoid" y "The Deluge" quizá es decir demasiado, pero nos da una pista. ¿Y qué tal imaginar una música que ponga un tratamiento heavy y potente -a lo US Metal, por ejemplo- al heavy y hard rock setentero de esos mismos Sabbath, Blue Öyster Cult o Thin Lizzy? Sí, quizá es la mejor manera de decirlo. Pongamos a esos Manilla Road, o a los Jag Panzer (por citar algunos) a versionar temas de esos tres gigantes setenteros y puede que tengamos algo parecido.
En cualquier caso, lo que resulta fácil decir es que se trata de un disco con personalidad, y teniendo en cuenta su juventud eso puede ser una gran noticia para el futuro.
Para más señas, añadamos que se trata de un disco conceptual con una buena carga instrumental y de temática sci-fi (algo muy Blue Öyster Cult, esto), que da gran importancia a la música sobre unas voces de tratamiento más tosco (a lo Ozzy, sí, aunque a veces a lo Phil Lynott), y que de vez en cuando, entre riffs pesados y todo tipo de requiebros instrumentales, nos regala algunas preciosas melodías muy del gusto Thin Lizzy.
Ah, y muy importante. Se trata de un disco que hay que escuchar con calma una y otra vez, porque va creciendo y creciendo poco a poco. ¿Le damos la oportunidad para que lo haga?
Y claro, entre los que no los conocen (y que tienen, como es habitual hoy día, tanto entre lo que escoger que necesitan descartar lo que viene sin mucho cartel) y los que los conocían como una promesa del stoner o de ese nuevo doom tan de moda en el underground (y que o bien se pueden sentir decepcionados con el rumbo que están tomando -los que ya gustaban de su música- o por contra -los que no- no piensen en acercarse a ellos por anteriores referencias) puede que estos chicos queden algo apartados de una justa valoración.
Para ir deshaciendo confusiones. Los orígenes pueden ser los mencionados, sí, junto a un heavy épico, rudo y muy efusivo. Pero a "Warp Riders" es más fácil encasillarlo bajo la etiqueta más genérica de "heavy" que, desde luego, como "stoner" o "doom". Pero un heavy no muy al uso, eso sí. Y esto es uno de mucha influencia setentera.
¿Podríamos imaginar que los Black Sabbath nunca se separaron de Ozzy y continuaron su evolución hacia el heavy en los 80's sin la decisiva influencia de Dio? No sé... ¿Podríamos imaginar una mezcla de los primeros Black Sabbath con un grupo de heavy épico, recargado y potente como Manilla Road? Decir que suena a algo entre el "Paranoid" y "The Deluge" quizá es decir demasiado, pero nos da una pista. ¿Y qué tal imaginar una música que ponga un tratamiento heavy y potente -a lo US Metal, por ejemplo- al heavy y hard rock setentero de esos mismos Sabbath, Blue Öyster Cult o Thin Lizzy? Sí, quizá es la mejor manera de decirlo. Pongamos a esos Manilla Road, o a los Jag Panzer (por citar algunos) a versionar temas de esos tres gigantes setenteros y puede que tengamos algo parecido.
En cualquier caso, lo que resulta fácil decir es que se trata de un disco con personalidad, y teniendo en cuenta su juventud eso puede ser una gran noticia para el futuro.
Para más señas, añadamos que se trata de un disco conceptual con una buena carga instrumental y de temática sci-fi (algo muy Blue Öyster Cult, esto), que da gran importancia a la música sobre unas voces de tratamiento más tosco (a lo Ozzy, sí, aunque a veces a lo Phil Lynott), y que de vez en cuando, entre riffs pesados y todo tipo de requiebros instrumentales, nos regala algunas preciosas melodías muy del gusto Thin Lizzy.
Ah, y muy importante. Se trata de un disco que hay que escuchar con calma una y otra vez, porque va creciendo y creciendo poco a poco. ¿Le damos la oportunidad para que lo haga?
jueves, 15 de julio de 2010
2010 - Halford - Live In Anaheim
Después del navideño y poco notorio “Winter Songs” pocos esperaban mucho más del proyecto en solitario de un Rob Halfod que parece de nuevo absolutamente centrado en Judas Priest, pero hay que decir que, sin salirse demasiado de ese guión que no aclara el futuro de su propia banda, por lo menos el Metal God ha sabido dejarnos, ahora sí, con el mejor sabor de boca posible de esta otra faceta suya publicando en doble cd un directo grabado en Anaheim en 2003 del que ya se habían extraído anteriormente algunos videos.
No será, pues, exactamente material nuevo, pero sí indudablemente bueno. Y para quien escuchara “Live Insurrection” no es una sorpresa. Sonido e interpretación espectaculares (como el otro mencionado directo de Halford, que parecía en plena forma a principios de década, además de muy acertado en la producción de este tipo de trabajos) y un repertorio, aquí sí, algo diferente que en aquél, pero igualmente portentoso. Las diferencias, claro, se deben a que ese año Halford ya tenía en mercado también a “Crucible” (recordemos que “Live Insurrection” es anterior, del 2001) e inevitablemente también tiene su peso (y mucho, al sonar tremendamente potentes en vivo) en el listado de temas junto, cómo no, a los cortes del debut, de la carrera de Halford en Fight y, por supuesto, a los clásicos de Judas Priest.
Para cualquier seguidor del Metal God o de Judas Priest esto es una garantía. Este tipo sí que sabe cómo arrasar en un disco directo y no podía dejar este material de lado en la revisión (pensemos que está remezclando y remasterizando también sus discos de estudio) que parece que esta haciendo de su época en Halford. Si lo hubiera hecho nos hubiéramos perdido uno de los lanzamientos más atractivos del año.
No será, pues, exactamente material nuevo, pero sí indudablemente bueno. Y para quien escuchara “Live Insurrection” no es una sorpresa. Sonido e interpretación espectaculares (como el otro mencionado directo de Halford, que parecía en plena forma a principios de década, además de muy acertado en la producción de este tipo de trabajos) y un repertorio, aquí sí, algo diferente que en aquél, pero igualmente portentoso. Las diferencias, claro, se deben a que ese año Halford ya tenía en mercado también a “Crucible” (recordemos que “Live Insurrection” es anterior, del 2001) e inevitablemente también tiene su peso (y mucho, al sonar tremendamente potentes en vivo) en el listado de temas junto, cómo no, a los cortes del debut, de la carrera de Halford en Fight y, por supuesto, a los clásicos de Judas Priest.
Para cualquier seguidor del Metal God o de Judas Priest esto es una garantía. Este tipo sí que sabe cómo arrasar en un disco directo y no podía dejar este material de lado en la revisión (pensemos que está remezclando y remasterizando también sus discos de estudio) que parece que esta haciendo de su época en Halford. Si lo hubiera hecho nos hubiéramos perdido uno de los lanzamientos más atractivos del año.
lunes, 12 de julio de 2010
1974 - Elf - Carolina County Ball
Tantos años hace que pocos se acuerdan ya de Elf, pero lo cierto es que, en ese repaso a la carrera de Ronnie James Dio que se hace tan imprescindible estos días, esta banda se muestra claramente como un punto crucial y el auténtico trampolín hacia el éxito para el desaparecido genio.
Había estado implicado en varias formaciones rock’n’rolleras sin llamar poderosamente la atención desde hacía tiempo, sí, pero el talento acaba por descubrise, y cuando la falta de contratos discográficos amenazaba con depararle a Elf la misma suerte que a cualquiera de aquellas formaciones anteriores acabó por llegarles el premio gordo a la paciencia.
Y qué premio. Deep Purple, los Deep Purple de “Machine Head” y “Made In Japan”, buscaban banda para que abriera sus directos, y tan grata impresión tuvo Roger Glover de su reunión con la banda del elfo que hasta se ofreció a producirles también el tan ansiado álbum.
Pero girar con la que entonces era una de las bandas más grandes del mundo y tener un disco en el mercado, el debut homónimo, no era todo lo que les deparaba el destino. La buena acogida del disco y sus actuaciones como teloneros prolongaron su papel de acompañantes de Deep Purple y con eso consiguieron estar en el sitio propicio en el momento oportuno.
Todos sabemos que aquellos tiempos fueron de importantes cambios para Deep Purple, y con la ruptura de la que muchos consideran la mejor alineación de los británicos llegó la oportunidad definitiva para Dio.
Primero, Coverdale y Hughes sustituyeron a Gillan y a un Roger Glover que se empezaba a dedicar ya más a sus propios proyectos, incluida su faceta de productor (también para Elf) y pronto Ritchie Blackmore acabó por cansarse de la nueva dirección musical del grupo y se decidió a formar una nueva banda.
¿Y a quién mejor iba a acudir para ser el frontman de ese nuevo grupo que al cantante del esos esforzados teloneros que tanto estaba impresionando?
Ése, como sabemos, fue el principio de Rainbow y, consecuentemente, el final de Elf. Pero en el proceso y al amparo del gigante púrpura, los elfos habían editado otros dos discos: “Carolina County Ball” y “Trying To Burn The Sun”.
Y sí, quizás no hayan conseguido la notoriedad histórica que haya podido tener “Elf” (1972) por aquello de ser el primer “disco grande” de Dio, pero sí que consiguieron asentar musicalmente al grupo en un blues rock, boggie rock o bluesy-hard rock (como lo queramos llamar) que consiguió altas cotas de calidad, dejó un buen puñado de grandes temas y, aunque esto ya sea algo más subjetivo, un trabajo redondo y homogéneo en su segundo álbum.
“Carolina County Ball” consiguió con acierto un variado conjunto de temas directos y con gancho ajustando ese necesario espacio para el desarrollo instrumental tan característico de la época y gracias a una producción afortunada (recordemos, de R. Glover) y al estelar papel de un Dio que firma (es una opinión) su primera grandísima actuación a las voces.
Todo ello en este listado de canciones que bien merece el recuerdo, desde el pegadizo boggie rock a medio tiempo del tema homónimo hasta, por ejemplo, el desatado rock ’n' roll de “Do The Same Thing”, pasando por la belleza de “Rainbow” o los diferentes matices de “Rocking Chair Rock N Roll Blues”.
No nos lo perdamos, pues, y que sirva también de tributo:
1. "Carolina County Ball" - 4:46
2. "L.A. 59" - 4:21
3. "Ain't It All Amusing" - 5:01
4. "Happy" - 5:28
5. "Annie New Orleans" - 3:01
6. "Rocking Chair Rock'n'Roll Blues" - 5:36
7. "Rainbow" - 4:00
8. "Do the Same Thing" - 3:10
9. "Blanche" - 2:31
Había estado implicado en varias formaciones rock’n’rolleras sin llamar poderosamente la atención desde hacía tiempo, sí, pero el talento acaba por descubrise, y cuando la falta de contratos discográficos amenazaba con depararle a Elf la misma suerte que a cualquiera de aquellas formaciones anteriores acabó por llegarles el premio gordo a la paciencia.
Y qué premio. Deep Purple, los Deep Purple de “Machine Head” y “Made In Japan”, buscaban banda para que abriera sus directos, y tan grata impresión tuvo Roger Glover de su reunión con la banda del elfo que hasta se ofreció a producirles también el tan ansiado álbum.
Pero girar con la que entonces era una de las bandas más grandes del mundo y tener un disco en el mercado, el debut homónimo, no era todo lo que les deparaba el destino. La buena acogida del disco y sus actuaciones como teloneros prolongaron su papel de acompañantes de Deep Purple y con eso consiguieron estar en el sitio propicio en el momento oportuno.
Todos sabemos que aquellos tiempos fueron de importantes cambios para Deep Purple, y con la ruptura de la que muchos consideran la mejor alineación de los británicos llegó la oportunidad definitiva para Dio.
Primero, Coverdale y Hughes sustituyeron a Gillan y a un Roger Glover que se empezaba a dedicar ya más a sus propios proyectos, incluida su faceta de productor (también para Elf) y pronto Ritchie Blackmore acabó por cansarse de la nueva dirección musical del grupo y se decidió a formar una nueva banda.
¿Y a quién mejor iba a acudir para ser el frontman de ese nuevo grupo que al cantante del esos esforzados teloneros que tanto estaba impresionando?
Ése, como sabemos, fue el principio de Rainbow y, consecuentemente, el final de Elf. Pero en el proceso y al amparo del gigante púrpura, los elfos habían editado otros dos discos: “Carolina County Ball” y “Trying To Burn The Sun”.
Y sí, quizás no hayan conseguido la notoriedad histórica que haya podido tener “Elf” (1972) por aquello de ser el primer “disco grande” de Dio, pero sí que consiguieron asentar musicalmente al grupo en un blues rock, boggie rock o bluesy-hard rock (como lo queramos llamar) que consiguió altas cotas de calidad, dejó un buen puñado de grandes temas y, aunque esto ya sea algo más subjetivo, un trabajo redondo y homogéneo en su segundo álbum.
“Carolina County Ball” consiguió con acierto un variado conjunto de temas directos y con gancho ajustando ese necesario espacio para el desarrollo instrumental tan característico de la época y gracias a una producción afortunada (recordemos, de R. Glover) y al estelar papel de un Dio que firma (es una opinión) su primera grandísima actuación a las voces.
Todo ello en este listado de canciones que bien merece el recuerdo, desde el pegadizo boggie rock a medio tiempo del tema homónimo hasta, por ejemplo, el desatado rock ’n' roll de “Do The Same Thing”, pasando por la belleza de “Rainbow” o los diferentes matices de “Rocking Chair Rock N Roll Blues”.
No nos lo perdamos, pues, y que sirva también de tributo:
1. "Carolina County Ball" - 4:46
2. "L.A. 59" - 4:21
3. "Ain't It All Amusing" - 5:01
4. "Happy" - 5:28
5. "Annie New Orleans" - 3:01
6. "Rocking Chair Rock'n'Roll Blues" - 5:36
7. "Rainbow" - 4:00
8. "Do the Same Thing" - 3:10
9. "Blanche" - 2:31
miércoles, 2 de junio de 2010
1963 - Ronnie Dio & The Prophets - Dio At Domino's
The Vegas Kings, Ronnie & The Rumblers, Ronnie & The Red Caps, Ronnie Dio & The Prophets, The Electric Elves y, por fin, Elf. Son muchas vueltas las que hay que dar para encontrar un nombre, el de Elf, que empiece a sonar a la mayoría de los seguidores de Ronnie James Dio, pero es que los orígenes de la primera banda que dio notoriedad al que sería uno de los mejores vocalistas de la historia del Heavy Metal (y del Rock en general) se encuentran muy lejos de aquellos discos de los primeros 70's que consiguieron llamar la atención de R.Blackmore lo suficiente como para que reclutara a su cantante para Rainbow.
Tanto, como para que una misma banda se pudiera reformar una y otra vez (casi con algún cambio de miembros con cada cambio de nombre) para dar cada vez más protagonismo a Ronnie James, desde el puesto de bajista hasta el de cantante, compositor y estrella absoluta. Tanto, que hoy suena hasta sorprendente decir que la primera encarnación, The Vegas Kings, se formó en 1957, que el primer single está fechado en 1958 y que su primer LP, “Dio At Domino’s”, se grabó en una única actuación en directo en el restaurante Domino de su natal Cortland en Febrero del ’63 con el siguiente track list:
01. Follow Me
02. Blue Days
03. I Left My Heart In SF
04. Red Top
05. An Angel Is Missing
06. Irresistible You
07. I Told You So
08. Everybody’s Got A Dance
09. Don’t Take Your Love
10. Jonny Blue
11. Great Balls Of Fire
12. Love Pains
Para entonces, Dio ya ejercía de cantante y bajista y la banda tenía su nombre más estable y reconocido de su etapa pre-Elf: Ronnie Dio & The Prophets. Para entonces, también, el grupo se había hecho con un sólido repertorio en el que asomaban las primeras composiciones de Dio, las de los más fugaces compañeros de una u otra etapa y algunas versiones de temas de la época.
Es evidente, claro, que esa época era otra muy diferente y que esos temas poco o nada tenían que ver con la música que todos asociamos actualmente al genio de Cortland, NY.
Y es que sí, Ronnie Dio & The Prophets hacían rock ‘n’ roll, pero se movían en los registros más clásicos del género (los únicos que podían haber entonces, por supuesto) y lo teñían de doo wop, pop de la época, soul o R&B. Las influencias, por tanto, de gente tan variopinta como grande de ese momento como Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, Phil Spector y sus grupos corales o los grandes del soul de la época estaban más que presentes y los colocaban, por ejemplo, en un sonido similar al de los contemporáneos primeros Beatles, aunque en una versión más americana y menos juvenil.
Es por eso que “Dio At Domino’s” es un fenomenal ejemplo del sonido del alba de los 60’s, además de tener el honor de ser el primer LP en el que participó Dio y de contener el primer tema (ese "Love Pains" del video superior) escrito por él. Pero no es sólo eso.
“Dio At Domino’s” es para cualquiera que haya conocido posteriormente la música de este monstruo del Heavy Rock, y al margen de que pueda o no gustar algo tan remoto en estos días, toda una demostración de cómo puede llegar a ser de enorme la carrera de alguien cuando además de trabajar incansablemente tiene un talento tan desbordante como el que tuvo siempre el maestro Dio.
Elvis era el Rey y Ronnie estaba ahí, los Beatles reinaron y Ronnie seguía creciendo. Llegó el momento del rock duro y Dio llegó a ser el Amo. ¿Qué más se puede decir? Sólo una cosa más. Por tantos años de dedicación, gracias.
Tanto, como para que una misma banda se pudiera reformar una y otra vez (casi con algún cambio de miembros con cada cambio de nombre) para dar cada vez más protagonismo a Ronnie James, desde el puesto de bajista hasta el de cantante, compositor y estrella absoluta. Tanto, que hoy suena hasta sorprendente decir que la primera encarnación, The Vegas Kings, se formó en 1957, que el primer single está fechado en 1958 y que su primer LP, “Dio At Domino’s”, se grabó en una única actuación en directo en el restaurante Domino de su natal Cortland en Febrero del ’63 con el siguiente track list:
01. Follow Me
02. Blue Days
03. I Left My Heart In SF
04. Red Top
05. An Angel Is Missing
06. Irresistible You
07. I Told You So
08. Everybody’s Got A Dance
09. Don’t Take Your Love
10. Jonny Blue
11. Great Balls Of Fire
12. Love Pains
Para entonces, Dio ya ejercía de cantante y bajista y la banda tenía su nombre más estable y reconocido de su etapa pre-Elf: Ronnie Dio & The Prophets. Para entonces, también, el grupo se había hecho con un sólido repertorio en el que asomaban las primeras composiciones de Dio, las de los más fugaces compañeros de una u otra etapa y algunas versiones de temas de la época.
Es evidente, claro, que esa época era otra muy diferente y que esos temas poco o nada tenían que ver con la música que todos asociamos actualmente al genio de Cortland, NY.
Y es que sí, Ronnie Dio & The Prophets hacían rock ‘n’ roll, pero se movían en los registros más clásicos del género (los únicos que podían haber entonces, por supuesto) y lo teñían de doo wop, pop de la época, soul o R&B. Las influencias, por tanto, de gente tan variopinta como grande de ese momento como Jerry Lee Lewis, Elvis Presley, Phil Spector y sus grupos corales o los grandes del soul de la época estaban más que presentes y los colocaban, por ejemplo, en un sonido similar al de los contemporáneos primeros Beatles, aunque en una versión más americana y menos juvenil.
Es por eso que “Dio At Domino’s” es un fenomenal ejemplo del sonido del alba de los 60’s, además de tener el honor de ser el primer LP en el que participó Dio y de contener el primer tema (ese "Love Pains" del video superior) escrito por él. Pero no es sólo eso.
“Dio At Domino’s” es para cualquiera que haya conocido posteriormente la música de este monstruo del Heavy Rock, y al margen de que pueda o no gustar algo tan remoto en estos días, toda una demostración de cómo puede llegar a ser de enorme la carrera de alguien cuando además de trabajar incansablemente tiene un talento tan desbordante como el que tuvo siempre el maestro Dio.
Elvis era el Rey y Ronnie estaba ahí, los Beatles reinaron y Ronnie seguía creciendo. Llegó el momento del rock duro y Dio llegó a ser el Amo. ¿Qué más se puede decir? Sólo una cosa más. Por tantos años de dedicación, gracias.
martes, 1 de junio de 2010
2010 - H.E.A.T. - Freedom Rock
Parece que es el año en el que las bandas punteras de la generación sueca hardrockera se han propuesto consolidarse, y también HEAT presenta nuevo disco. Segundo, además, como otras tantas, para demostrar que hay algo ahí más allá del bombazo más fácil pero siempre pasajero del debut.
Si la cosa se tratara sólo de música, podríamos decir que, si el primero triunfó, a “Freedom Rock” (y por tanto a HEAT) le irá bien. Porque la apuesta sigue siendo la misma, y es indudable que si nos gustaba el hard rock europeo de corte muy melódico e inspiración ochentera del primer trabajo, nos gustará el sonido que presenta el segundo. Pero a un segundo disco casi siempre se le pide algo más de lo que presentaba el estreno, y por ahí (si es que finalmente “Freedom Rock” no consigue todo el impacto que se le podía suponer) es por dónde puede faltar algo.
Pero todo ese tipo de consideraciones las debe resolver el tiempo, y de momento lo evidente es que los suecos nos traen más material para otra siempre agradable escucha. Más o menos espectacular que la anterior, según cada uno, pero seguro que positiva.
Porque claro, por este mismo camino puede que HEAT no pasen a la historia (después de todo, ya lo hicieron los que "crearon el estilo" y es difícil que se les pueda sumar alguien a estas alturas) pero al menos podemos estar seguros de que vamos a poder pasar con ellos muy buenos ratos.
Os dejo con uno.
Si la cosa se tratara sólo de música, podríamos decir que, si el primero triunfó, a “Freedom Rock” (y por tanto a HEAT) le irá bien. Porque la apuesta sigue siendo la misma, y es indudable que si nos gustaba el hard rock europeo de corte muy melódico e inspiración ochentera del primer trabajo, nos gustará el sonido que presenta el segundo. Pero a un segundo disco casi siempre se le pide algo más de lo que presentaba el estreno, y por ahí (si es que finalmente “Freedom Rock” no consigue todo el impacto que se le podía suponer) es por dónde puede faltar algo.
Pero todo ese tipo de consideraciones las debe resolver el tiempo, y de momento lo evidente es que los suecos nos traen más material para otra siempre agradable escucha. Más o menos espectacular que la anterior, según cada uno, pero seguro que positiva.
Porque claro, por este mismo camino puede que HEAT no pasen a la historia (después de todo, ya lo hicieron los que "crearon el estilo" y es difícil que se les pueda sumar alguien a estas alturas) pero al menos podemos estar seguros de que vamos a poder pasar con ellos muy buenos ratos.
Os dejo con uno.
2001 - Blue Öyster Cult – Curse Of The Hidden Mirror
La carrera de BÖC en los 90s puede tildarse de poco más que anedótica, si tenemos en cuenta lo prolífica que había resultado la banda años antes y el escaso rendimiento que tuvo entonces. Así que tener un nuevo disco de estudio en 2001 era toda una noticia. En el momento, aquello ya tenía cierto aroma de "último esfuerzo" en el estudio, pero en vista de que pasan y pasan los años y no hay novedades acerca si habrá o no más lanzamientos de este tipo, “Curse Of The Hidden Mirror” está adquiriendo también la importancia de una despedida.
La banda sigue girando, como tantas otras formaciones veteranas que han acabado por retirarse de todos los otros quehaceres de su profesión para limitarse con disfrutar (y hacer caja) con algunos bolos esporádicos, pero nada parece indicar que quiera dedicarse a otra cosa. Si finalmente es una despedida, eso sí, al menos podrán decir que se retiraron a lo grande. No en lo comercial, claro. Muy lejos (tanto que casi hay que contarlo en décadas, más que en años) quedaban los tiempos en que Blue Öyster Cult era una de las bandas de mayor prestigio de la escena Rock y Hard Rock internacional. Y un nuevo disco no iba a remediar eso. Pero sí en lo musical.
Y es que “Curse Of The Hidden Mirror” no crea nada nuevo, aunque eso mismo suene raro en un grupo que se ha caracterizado por su variedad y creatividad, pero sí rescata el estilo más reconocible de estos veteranos hasta el punto en que es posible encontrar cualquiera de los matices que nos hayan atraído de sus clásicos más celebrados en algún momento del álbum. Y todo eso haciendo “temas nuevos”, sin repetirse ni sonar formulistas, que es algo que no todos los grupos de tan largo recorrido pueden decir hoy día.
En ese contexto, "The Old Gods Return" es una maravilla que permite rescatar (conscientemente, si atendemos a la letra) aquellos temas mastodónticos y de estructuras complejas de los primeros años, y puede colocarse perfectamente al lado de un "Cities on Flame". "One Step Ahead of the Devil" se mete, con otra tanda de riffs espectaculares, en la línea de los clásicos más feroces de su época "en blanco y negro" para recordar, por ejemplo, a un "Hot Rails To Hell". Un buen puñado del resto podría pasar por algunos de aquellos temas elegantemente radiables y más "sencillos" de los últimos años de la formación original, y hasta su escasa producción noventera parece tener "representante" en esta especie de "recopilatorio de nuevas canciones" con "Eye of The Hurricane".
Pero es algo más que eso, aportando a ese viejo estilo BÖC una clase y elegancia difíciles de encontrar y que parece ganada con ese largo tiempo de conocerse y depurarse, o que al menos destaca más (y bien que lo agradece Buck Dharma) con el sonido cristalino de este trabajo.
Porque a esas virtudes hay que sumar la de tener una de las producciones más afortunadas que nunca hayan tenido, que los hace sonar claros y potentes, y un conjunto de temas que, siendo variados en tempo y carácter, resultan mucho más homogéneos como disco que algunos otros anteriores. Rock, clásico, bien hecho, bien tocado, con muy buen gusto y muy personal. Perfectamente reconocible en esas melodías a veces inquietantes y siempre con un punto extraño, que inevitablemente -por su fuerte personalidad- ha conquistado a tantos como ha sido rechazadas por otros que, posibilemente, no se han quedado con ellos el tiempo suficiente para ser conquistados.
Para estos, "Curse of the Hidden Mirror" es otra buena oportunidad de probarlos. Si finalmente es una despedida, para todos será un afortunado epílogo. Y en ese caso, para ellos, muchas gracias y hasta siempre.
La banda sigue girando, como tantas otras formaciones veteranas que han acabado por retirarse de todos los otros quehaceres de su profesión para limitarse con disfrutar (y hacer caja) con algunos bolos esporádicos, pero nada parece indicar que quiera dedicarse a otra cosa. Si finalmente es una despedida, eso sí, al menos podrán decir que se retiraron a lo grande. No en lo comercial, claro. Muy lejos (tanto que casi hay que contarlo en décadas, más que en años) quedaban los tiempos en que Blue Öyster Cult era una de las bandas de mayor prestigio de la escena Rock y Hard Rock internacional. Y un nuevo disco no iba a remediar eso. Pero sí en lo musical.
Y es que “Curse Of The Hidden Mirror” no crea nada nuevo, aunque eso mismo suene raro en un grupo que se ha caracterizado por su variedad y creatividad, pero sí rescata el estilo más reconocible de estos veteranos hasta el punto en que es posible encontrar cualquiera de los matices que nos hayan atraído de sus clásicos más celebrados en algún momento del álbum. Y todo eso haciendo “temas nuevos”, sin repetirse ni sonar formulistas, que es algo que no todos los grupos de tan largo recorrido pueden decir hoy día.
En ese contexto, "The Old Gods Return" es una maravilla que permite rescatar (conscientemente, si atendemos a la letra) aquellos temas mastodónticos y de estructuras complejas de los primeros años, y puede colocarse perfectamente al lado de un "Cities on Flame". "One Step Ahead of the Devil" se mete, con otra tanda de riffs espectaculares, en la línea de los clásicos más feroces de su época "en blanco y negro" para recordar, por ejemplo, a un "Hot Rails To Hell". Un buen puñado del resto podría pasar por algunos de aquellos temas elegantemente radiables y más "sencillos" de los últimos años de la formación original, y hasta su escasa producción noventera parece tener "representante" en esta especie de "recopilatorio de nuevas canciones" con "Eye of The Hurricane".
Pero es algo más que eso, aportando a ese viejo estilo BÖC una clase y elegancia difíciles de encontrar y que parece ganada con ese largo tiempo de conocerse y depurarse, o que al menos destaca más (y bien que lo agradece Buck Dharma) con el sonido cristalino de este trabajo.
Porque a esas virtudes hay que sumar la de tener una de las producciones más afortunadas que nunca hayan tenido, que los hace sonar claros y potentes, y un conjunto de temas que, siendo variados en tempo y carácter, resultan mucho más homogéneos como disco que algunos otros anteriores. Rock, clásico, bien hecho, bien tocado, con muy buen gusto y muy personal. Perfectamente reconocible en esas melodías a veces inquietantes y siempre con un punto extraño, que inevitablemente -por su fuerte personalidad- ha conquistado a tantos como ha sido rechazadas por otros que, posibilemente, no se han quedado con ellos el tiempo suficiente para ser conquistados.
Para estos, "Curse of the Hidden Mirror" es otra buena oportunidad de probarlos. Si finalmente es una despedida, para todos será un afortunado epílogo. Y en ese caso, para ellos, muchas gracias y hasta siempre.
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_'00-'09: Futuros Clásicos_,
Blue Öyster Cult
martes, 25 de mayo de 2010
2010 - Enforcer - Diamonds
La descripción no suena muy diferente: otra banda sueca que consiguió cierta notoriedad con su debut y que presenta ahora su candidatura para quedarse fuera del olvido en el saturado panorama europeo con su segundo trabajo.
Eso sí, Enforcer han dado este paso con bastante más acierto que la mayoría. Han tardado poco en volver a dar noticias, y han sabido reciclarse para un disco con mayores pretensiones y extensión de mercado.
Claro, para su primer trabajo estuvo muy bien ese derroche de speed metal de antigua escuela que reunía varias influencias de corte ochentero (muchos notaron especialmente las de los primeros años de Iron Maiden y Blind Guardian) en una explosión de sonido directo y, como dicen algunos, “underground”. Pero apostar por algo así de nuevo hubiera eliminado la sorpresa, puesto demasiado fácil la comparación con ese primer producto en unos términos en los que aquel, por primerizo, sería inevitablemente más fresco y rebosante de actitud, y eliminado buena parte de las miras de los seguidores del metal europeo en un sentido más amplio. Y eso no quiere decir que hayan cambiado totalmente de registro.
El grupo parece demostrar su personalidad en todo momento y además deja espacio para esos latigazos speedicos en su nuevo álbum. Pero los reparte de una manera más inteligente, dando variedad a un conjunto con mayor peso del sonido no tan acelerado del heavy metal (del ochentero, por supuesto, muy de influencia NWOBHM) por encima del speed más puro. Dentro de eso, los Iron Maiden de los primeros ochenta, los de Paul Di’Anno, se descubren como los auténticos maestros de estos jóvenes nórdicos.
Es una buena apuesta, y está claro que esta vez han jugado fuerte desde que se ve la portada y se recuerda la del anterior y primer disco. Esperemos que les salga ganadora.
Eso sí, Enforcer han dado este paso con bastante más acierto que la mayoría. Han tardado poco en volver a dar noticias, y han sabido reciclarse para un disco con mayores pretensiones y extensión de mercado.
Claro, para su primer trabajo estuvo muy bien ese derroche de speed metal de antigua escuela que reunía varias influencias de corte ochentero (muchos notaron especialmente las de los primeros años de Iron Maiden y Blind Guardian) en una explosión de sonido directo y, como dicen algunos, “underground”. Pero apostar por algo así de nuevo hubiera eliminado la sorpresa, puesto demasiado fácil la comparación con ese primer producto en unos términos en los que aquel, por primerizo, sería inevitablemente más fresco y rebosante de actitud, y eliminado buena parte de las miras de los seguidores del metal europeo en un sentido más amplio. Y eso no quiere decir que hayan cambiado totalmente de registro.
El grupo parece demostrar su personalidad en todo momento y además deja espacio para esos latigazos speedicos en su nuevo álbum. Pero los reparte de una manera más inteligente, dando variedad a un conjunto con mayor peso del sonido no tan acelerado del heavy metal (del ochentero, por supuesto, muy de influencia NWOBHM) por encima del speed más puro. Dentro de eso, los Iron Maiden de los primeros ochenta, los de Paul Di’Anno, se descubren como los auténticos maestros de estos jóvenes nórdicos.
Es una buena apuesta, y está claro que esta vez han jugado fuerte desde que se ve la portada y se recuerda la del anterior y primer disco. Esperemos que les salga ganadora.
2010 - Y&T - Facemelter
Ya nos estamos acostumbrando este año a que vengan los veteranos a recordarnos por qué nos gusta esto del heavy rock. Scorpions, RATT o KEEL han vuelto estos meses a dar alegrías y con un disco de Y&T anunciado, por supuesto, la cosa –a pesar del tiempo que llevábamos sin tener material nuevo de su parte- no podía desentonar.
“Facemelter” es el primer disco de estudio de Meniketti y sus chicos desde 1997, y por si alguien pensaba que la larga ausencia se debía a que poco le quedaba ya por decir al veterano músico de California, presenta un largo listado de temas sin desperdicio y con la marca siempre presente de su autor. Es más, puede que por haber podido reunir ese material con más tiempo del acostumbrado se trate de uno de los discos más completos y bien trabajados de su discografía (lo que es mucho decir), a la vez que poseedor de auténticos hits potenciales como la impresionante “I Want Your Money”, ese potente “On With The Show” que abre el disco de la mejor manera posible o este “I’m Coming Home” que ha servido de primer single.
Sin lugar para la decepción de cualquier amante de su música anterior (y la única posible pega de ver cómo la voz de Meniketti se ha ido gastando, a pesar de que con su perfecto manejo en estos nuevos registros consiga utilizarla para hacerla más personal), un atemporal discazo de heavy rock, del de siempre, que vale la pena no perderse. Quién sabe hasta cuándo vamos a tener que esperar para el siguiente.
“Facemelter” es el primer disco de estudio de Meniketti y sus chicos desde 1997, y por si alguien pensaba que la larga ausencia se debía a que poco le quedaba ya por decir al veterano músico de California, presenta un largo listado de temas sin desperdicio y con la marca siempre presente de su autor. Es más, puede que por haber podido reunir ese material con más tiempo del acostumbrado se trate de uno de los discos más completos y bien trabajados de su discografía (lo que es mucho decir), a la vez que poseedor de auténticos hits potenciales como la impresionante “I Want Your Money”, ese potente “On With The Show” que abre el disco de la mejor manera posible o este “I’m Coming Home” que ha servido de primer single.
Sin lugar para la decepción de cualquier amante de su música anterior (y la única posible pega de ver cómo la voz de Meniketti se ha ido gastando, a pesar de que con su perfecto manejo en estos nuevos registros consiga utilizarla para hacerla más personal), un atemporal discazo de heavy rock, del de siempre, que vale la pena no perderse. Quién sabe hasta cuándo vamos a tener que esperar para el siguiente.
domingo, 16 de mayo de 2010
Dio ha muerto
No se suelen comentar noticias en este blog, que queda casi exclusivamente para las reseñas de la música que nos gusta. Pero es que acaba de morir una parte muy importante de esa música. Este es el comunicado oficial de la mujer de Dio, que nos ha impactado a todos confirmando que el genial músico no ha podido superar el cáncer que padecía:
"Hoy mi corazón está roto, Ronnie falleció a las 7:45 del 16 de mayo. Muchos, muchos amigos y familiares pudieron dar su propia despedida antes de que pacíficamente falleciera. Ronnie sabía cuánto le quería todo el mundo. Apreciamos el amor y el apoyo que todos vosotros nos habéis dado. Por favor, dadnos unos días de privacidad para soportar esta terrible pérdida. Por favor, sabed que él os quería a todos y que su música vivirá por siempre".
Descanse en paz Ronnie.
Desde aquí, un pequeño homenaje recordándolo en ese proyecto solidario en el que Dio involucró a muchos de sus amigos de esta música hace ya muchos años:
"Hoy mi corazón está roto, Ronnie falleció a las 7:45 del 16 de mayo. Muchos, muchos amigos y familiares pudieron dar su propia despedida antes de que pacíficamente falleciera. Ronnie sabía cuánto le quería todo el mundo. Apreciamos el amor y el apoyo que todos vosotros nos habéis dado. Por favor, dadnos unos días de privacidad para soportar esta terrible pérdida. Por favor, sabed que él os quería a todos y que su música vivirá por siempre".
Descanse en paz Ronnie.
Desde aquí, un pequeño homenaje recordándolo en ese proyecto solidario en el que Dio involucró a muchos de sus amigos de esta música hace ya muchos años:
martes, 11 de mayo de 2010
1994 - Mötley Crüe - Motley Crue
Mötley Crüe había arrasado medio mundo (y buena parte de la salud de sus miembros) con el rotundo éxito de un "Dr. Feelgood" que, por fin, ponía la guinda a su carrera con un número uno. Se habían colocado en una posición tal que hasta el recopilatorio del '91 había llegado a colocarse en el número 2 del Billboard. Pero las cosas cambian y, como casi siempre que se dice eso, pueden hacerlo a peor. En este caso, las condiciones para que se diera algo así estaban perfectamente dispuestas: Por un lado, una banda endiosada poniéndose a trabajar en un álbum nuevo tras varios años más llenos de halagos y fiesta que de trabajo duro. Por otro lado, un momento de cambio radical del panorama musical. Y en medio, varios egos fuertes que satisfacer y predispuestos a la pelea.
En la de Mötley Crüe, fue Vince Neil el que acabó perdiendo. Y su salida de la banda dejó al gigante sin su carismático vocalista y con Nikki Sixx como líder sin discusión. No es de extrañar, entonces, que fuera éste el que no tardara en encontrar el sustituto en un tipo, J.Corabi (entonces vocalista de The Scream), con el que "casualmente" hacía un tiempo contactaba para compartir admiraciones y posibles colaboraciones. El peso de Corabi, eso sí, resultó mayor de lo que se podía esperar de un recién llegado y acabó colaborando en la composición de todos los temas del nuevo disco. Eso, por consiguiente, se sumó a la dirección por la que Sixx quería llevar a su grupo en aquellos nuevos 90s, llevando el resultado un paso más lejos de lo que venían haciendo anteriormente.
Registro diferente para las voces, orientación más seria en las letras (no hace falta decir que Corabi no resultó ser otro llamativo Neil que apostara por el "sexo, drogas y rock n roll") y un sonido más denso y pesado que se apoyaba en otra brillante producción de Bob Rock (por lo menos a la altura de "Dr. Feelgood" en el primer puesto de las producciones "Crüe", si no claramente la primera).
Todo eso suele ser mucho cambio para un salto de un solo disco de estudio (aunque sea también de cinco años) y aunque la larga espera hizo que la acogida fuera tan efusiva como para entrar directamente al nº 7 del Billboard, pronto las ventas se desinflaron por debajo de los trabajos de los 80s.
Pero tampoco imaginemos de más. Temas como "Poison Apples", la tremenda "Welcome To The Numb" o "Driftaway" (una de sus mejores baladas de siempre) son perfectamente reconocibles en su carácter continuista -tanto que no cuesta imaginarlos con la voz de Vince Neil- y hubieran sido perfectos y exitosos hits 100% Mötley Crüe en otra época. "Hammered" o "Smoke The Sky" (de lo más potente de su repertorio) introducen un sonido algo más pesado y poderoso pero no por eso dejan de grandes piezas de hard/heavy rock que deberían haber tenido mejor suerte entre su público de siempre. "Misunderstood", cerca o lejos de su estilo anterior, es claramente uno de los temas más redondos de su discografía. Y en general, todo el disco (también en sus partes más "noventeras") representa un esfuerzo considerable y más que bien aprovechado, del que incluso muchos diríamos que, más aún prescindiendo de un par de momentos, puede ser uno de sus trabajos más conseguidos. Pero quizá exageraron la sensación de cambio colocando, significativamente, algunos de los cortes de mayor gusto "noventero" justo al principio. O quizá, sencillamente, ya no era tan buen momento comercial para ellos.
A estas alturas, eso sí, hemos superado mucho y que sea "el disco de Mötley Crüe sin Vince Neil" o un disco diferente a sus clásicos anteriores no nos debería asustar mucho. ¿Es buen momento para recuperarlo? Bueno, si se hace, por lo menos sabemos que no será un momento perdido.
En la de Mötley Crüe, fue Vince Neil el que acabó perdiendo. Y su salida de la banda dejó al gigante sin su carismático vocalista y con Nikki Sixx como líder sin discusión. No es de extrañar, entonces, que fuera éste el que no tardara en encontrar el sustituto en un tipo, J.Corabi (entonces vocalista de The Scream), con el que "casualmente" hacía un tiempo contactaba para compartir admiraciones y posibles colaboraciones. El peso de Corabi, eso sí, resultó mayor de lo que se podía esperar de un recién llegado y acabó colaborando en la composición de todos los temas del nuevo disco. Eso, por consiguiente, se sumó a la dirección por la que Sixx quería llevar a su grupo en aquellos nuevos 90s, llevando el resultado un paso más lejos de lo que venían haciendo anteriormente.
Registro diferente para las voces, orientación más seria en las letras (no hace falta decir que Corabi no resultó ser otro llamativo Neil que apostara por el "sexo, drogas y rock n roll") y un sonido más denso y pesado que se apoyaba en otra brillante producción de Bob Rock (por lo menos a la altura de "Dr. Feelgood" en el primer puesto de las producciones "Crüe", si no claramente la primera).
Todo eso suele ser mucho cambio para un salto de un solo disco de estudio (aunque sea también de cinco años) y aunque la larga espera hizo que la acogida fuera tan efusiva como para entrar directamente al nº 7 del Billboard, pronto las ventas se desinflaron por debajo de los trabajos de los 80s.
Pero tampoco imaginemos de más. Temas como "Poison Apples", la tremenda "Welcome To The Numb" o "Driftaway" (una de sus mejores baladas de siempre) son perfectamente reconocibles en su carácter continuista -tanto que no cuesta imaginarlos con la voz de Vince Neil- y hubieran sido perfectos y exitosos hits 100% Mötley Crüe en otra época. "Hammered" o "Smoke The Sky" (de lo más potente de su repertorio) introducen un sonido algo más pesado y poderoso pero no por eso dejan de grandes piezas de hard/heavy rock que deberían haber tenido mejor suerte entre su público de siempre. "Misunderstood", cerca o lejos de su estilo anterior, es claramente uno de los temas más redondos de su discografía. Y en general, todo el disco (también en sus partes más "noventeras") representa un esfuerzo considerable y más que bien aprovechado, del que incluso muchos diríamos que, más aún prescindiendo de un par de momentos, puede ser uno de sus trabajos más conseguidos. Pero quizá exageraron la sensación de cambio colocando, significativamente, algunos de los cortes de mayor gusto "noventero" justo al principio. O quizá, sencillamente, ya no era tan buen momento comercial para ellos.
A estas alturas, eso sí, hemos superado mucho y que sea "el disco de Mötley Crüe sin Vince Neil" o un disco diferente a sus clásicos anteriores no nos debería asustar mucho. ¿Es buen momento para recuperarlo? Bueno, si se hace, por lo menos sabemos que no será un momento perdido.
lunes, 3 de mayo de 2010
2010 - Meat Loaf - Hang Cool Teddy Bear
“Hang Cool Teddy Bear” es el nuevo disco de Meat Loaf, y aunque esta vez no tenga al genial Jim Steinman entre los compositores -y aunque eso se note, por mucho que algunos temas traten de seguir con su estilo épico y grandilocuente y por mucho que la lista de compositores de los créditos se llene de nombre ilustres- y si bien esta vez se abre a recoger todo tipo de influencias del mainstream americano actual -y que puede que eso lleve al disco a una extensión y diversidad quizá desmesurada que se puede añadir en “el debe” al desencanto del que quisiera escuchar al Meat Loaf de siempre- eso es siempre una buena noticia.
Lo es porque siempre es un gusto escuchar las interpretaciones (las que puede hacer a día de hoy también) de uno de los mejores vocalistas de la historia del rock, y sobre todo lo es porque después de haber dicho tantas veces que éste (por los anteriores) sería su último trabajo o que tal sería su último concierto -y casi siempre por su parecía que preocupante salud- parece que la veterana estrella de los “Bat Out Of Hell” es todavía capaz de seguir adelante con ánimo.
No pasará a esa mencionada historia como uno de sus más grandes álbumes, no. Pero por lo menos nos recuerda que este tipo sigue estando ahí y que vale la pena recordarlo.
Hecho con el primer single del disco, mucha suerte para él.
Lo es porque siempre es un gusto escuchar las interpretaciones (las que puede hacer a día de hoy también) de uno de los mejores vocalistas de la historia del rock, y sobre todo lo es porque después de haber dicho tantas veces que éste (por los anteriores) sería su último trabajo o que tal sería su último concierto -y casi siempre por su parecía que preocupante salud- parece que la veterana estrella de los “Bat Out Of Hell” es todavía capaz de seguir adelante con ánimo.
No pasará a esa mencionada historia como uno de sus más grandes álbumes, no. Pero por lo menos nos recuerda que este tipo sigue estando ahí y que vale la pena recordarlo.
Hecho con el primer single del disco, mucha suerte para él.
martes, 20 de abril de 2010
2010 - RATT - Infestation
11 años han pasado desde su último disco y, como tantos otros veteranos, RATT se han decidido a aprovechar el momento volviendo a la escena con nuevo álbum. Hasta ahí no es una sorpresa. Lo que no era fácil de esperar es que su nuevo disco pudiera resultar uno de sus trabajos más atractivos de siempre. Y aunque pueda resultar extraño decir esto cuando se habla de una formación de carrera ya más que asentada y reconocida, “Infestation” nos enseña que es así en muchos aspectos.
Es uno de sus discos más potentes, sin duda, uno de los mejor producidos (por supuesto), acumula cortes de mucho gancho, han tenido el acierto de mantener la regularidad y un gran empaque grabando un conjunto breve y además, para alegría de sus seguidores de siempre (que en el fondo van a ser el grueso de los que se interesen por el disco) sigue sonando a RATT allá por donde se lo mire. Y no parece justo que se le pueda pedir mucho más a un grupo que ya hizo todo lo que tenía que hacer hace tiempo. Es por eso que este “Infestation” sólo nos lo podemos tomar como un bonito regalo. Y para otras cosas, que inventen los jóvenes.
Es uno de sus discos más potentes, sin duda, uno de los mejor producidos (por supuesto), acumula cortes de mucho gancho, han tenido el acierto de mantener la regularidad y un gran empaque grabando un conjunto breve y además, para alegría de sus seguidores de siempre (que en el fondo van a ser el grueso de los que se interesen por el disco) sigue sonando a RATT allá por donde se lo mire. Y no parece justo que se le pueda pedir mucho más a un grupo que ya hizo todo lo que tenía que hacer hace tiempo. Es por eso que este “Infestation” sólo nos lo podemos tomar como un bonito regalo. Y para otras cosas, que inventen los jóvenes.
2010 - Crashdïet - Generation Wild
Tres discos, tres cantantes diferentes, grandes éxitos como el del debut, duros golpes como el de la muerte de su primer frontman y un bajón mediático (parece que superado) en el siempre difícil segundo álbum acumula ya esta joven banda sueca en sus todavía cortos años en la escena. Y todavía sigue en pie. Y lo que es más, parece que recuperando popularidad y primera plana mediática con este tercer trabajo, para el que ponen toda la carne en el asador.
Nuevo vocalista de voz y presencia más impactante, imagen potenciada en ese estilo rockero muy gamberro hasta terrenos de lo más llamativos (destacando ese clip que han grabado para el single homónimo y que ya ha sido censurado en la MTV sueca por su violencia extrema, en una maniobra que seguro les reportará la atención de más público) y una mejor promoción se añaden ahora a un estilo deudor de los grandes del sleazy y el hard n heavy de los 80s que se va reformando, disco a disco, en algo más personal y actualizado que compensa el riesgo de desenganchar a quienes los comenzaran a escuchar por su orientación “retro” en el uso de las claras influencias de Mötley Crüe o Skid Row con el ya evidente peso del público “propio” de esta nueva generación nórdica y su sonido.
Más suyo, por tanto, con el mérito añadido que eso conlleva, además de igualmente atractivo y con gancho, muy rockero y lleno de actitud joven, macarra y divertida. No cabe duda, por tanto, de que puede ser un golpe importante en su carrera.
Añadido, además, a que algunas otras de las formaciones suecas de su generación también parecen empezar a consolidarse, puede que toda una señal de que estamos viviendo el asentamiento de una escena que, más allá de la moda pasajera, puede dominar el hard rock europeo por años. Si es para regalarnos discos como éste o el último de Crazy Lixx, bienvenida sea.
Nuevo vocalista de voz y presencia más impactante, imagen potenciada en ese estilo rockero muy gamberro hasta terrenos de lo más llamativos (destacando ese clip que han grabado para el single homónimo y que ya ha sido censurado en la MTV sueca por su violencia extrema, en una maniobra que seguro les reportará la atención de más público) y una mejor promoción se añaden ahora a un estilo deudor de los grandes del sleazy y el hard n heavy de los 80s que se va reformando, disco a disco, en algo más personal y actualizado que compensa el riesgo de desenganchar a quienes los comenzaran a escuchar por su orientación “retro” en el uso de las claras influencias de Mötley Crüe o Skid Row con el ya evidente peso del público “propio” de esta nueva generación nórdica y su sonido.
Más suyo, por tanto, con el mérito añadido que eso conlleva, además de igualmente atractivo y con gancho, muy rockero y lleno de actitud joven, macarra y divertida. No cabe duda, por tanto, de que puede ser un golpe importante en su carrera.
Añadido, además, a que algunas otras de las formaciones suecas de su generación también parecen empezar a consolidarse, puede que toda una señal de que estamos viviendo el asentamiento de una escena que, más allá de la moda pasajera, puede dominar el hard rock europeo por años. Si es para regalarnos discos como éste o el último de Crazy Lixx, bienvenida sea.
miércoles, 31 de marzo de 2010
2010 - Crazy Lixx - New Religion
El siempre difícil segundo disco (para los que generaron expectativas con el primero) llega con la firma de Crazy Lixx como toda una apuesta por ser la primera vez que esta joven banda nórdica compone un listado de temas completo pensado para un LP.
Recordemos que su anterior “Loud Minority” fue la culminación de esos años primerizos en los que el grupo venía lanzando paulatinamente singles y que incluía algunos de ellos, junto a otros temas de toda esa época. “New Religion”, sin embargo, está pensado, compuesto y grabado para ser “un álbum”, y eso se tenía que notar.
En que es más homogéneo, desde luego, en que se nota una dirección más clara, en que el sonido es más compacto... y quizás en que hay menos singles potenciales que destaquen dentro de un conjunto rocoso.
Rocoso, sí, rockero, aguerrido, más duro y (ma)duro y posiblemente más deudor, si cabe, de ese sonido hard ‘n heavy propio de finales de los 80s y principios de los 90s, especialmente heredero de Skid Row. Aunque no nos confundamos, claro, la línea sigue siendo la misma, aunque esté evolucionada. Todo un bloque poderoso para dejar la competencia servida con Crashdïet y Hardcore Superstar por ser la banda puntera de su generación. Crazy Lixx han jugado fuerte y en breve (que ahora va todo muy rápido) veremos qué pasa.
Es posible, sí, que no consiga la notoriedad que sí tuvo el primero, pero eso es lo que viene pasando con todas las bandas de esta generación sueca que consiguen dar la campanada, y no parece que tenga que ver obligatoriamente con un descenso en la calidad de su música. De hecho, hemos visto como pasaban desapercibidos discos probablemente mejores que anteriores “bombazos” del mismo autor. Pero se convierten en estrellas durante un tiempo y luego las vamos olvidando en favor de otra novedad. En el caso de Crazy Lixx será, si pasa, quizás por ese cambio de orientación desde un disco hecho de singles potencialmente buenos para la radio a otro trabajado como un conjunto más homogéneo y duro. Y posiblemente, si pasa, será porque el disco hecho “de singles” (algo, por otro lado, tan válido como interesante) nos viene mejor, por inmediatez, para seguir con esa costumbre de escuchar una vez, endiosar al autor, y no volver a prestarle mucha atención. Que lo de madurar un disco puede que se haya pasado de moda.
Pero en fin, como parece que lo que han conseguido con “New Religion” la merece, esperemos que tengan suerte. Y que su carrera sólo vaya para arriba, que eso inevitablemente significará otros muchos buenos ratos para los que amamos el Hard Rock.
Recordemos que su anterior “Loud Minority” fue la culminación de esos años primerizos en los que el grupo venía lanzando paulatinamente singles y que incluía algunos de ellos, junto a otros temas de toda esa época. “New Religion”, sin embargo, está pensado, compuesto y grabado para ser “un álbum”, y eso se tenía que notar.
En que es más homogéneo, desde luego, en que se nota una dirección más clara, en que el sonido es más compacto... y quizás en que hay menos singles potenciales que destaquen dentro de un conjunto rocoso.
Rocoso, sí, rockero, aguerrido, más duro y (ma)duro y posiblemente más deudor, si cabe, de ese sonido hard ‘n heavy propio de finales de los 80s y principios de los 90s, especialmente heredero de Skid Row. Aunque no nos confundamos, claro, la línea sigue siendo la misma, aunque esté evolucionada. Todo un bloque poderoso para dejar la competencia servida con Crashdïet y Hardcore Superstar por ser la banda puntera de su generación. Crazy Lixx han jugado fuerte y en breve (que ahora va todo muy rápido) veremos qué pasa.
Es posible, sí, que no consiga la notoriedad que sí tuvo el primero, pero eso es lo que viene pasando con todas las bandas de esta generación sueca que consiguen dar la campanada, y no parece que tenga que ver obligatoriamente con un descenso en la calidad de su música. De hecho, hemos visto como pasaban desapercibidos discos probablemente mejores que anteriores “bombazos” del mismo autor. Pero se convierten en estrellas durante un tiempo y luego las vamos olvidando en favor de otra novedad. En el caso de Crazy Lixx será, si pasa, quizás por ese cambio de orientación desde un disco hecho de singles potencialmente buenos para la radio a otro trabajado como un conjunto más homogéneo y duro. Y posiblemente, si pasa, será porque el disco hecho “de singles” (algo, por otro lado, tan válido como interesante) nos viene mejor, por inmediatez, para seguir con esa costumbre de escuchar una vez, endiosar al autor, y no volver a prestarle mucha atención. Que lo de madurar un disco puede que se haya pasado de moda.
Pero en fin, como parece que lo que han conseguido con “New Religion” la merece, esperemos que tengan suerte. Y que su carrera sólo vaya para arriba, que eso inevitablemente significará otros muchos buenos ratos para los que amamos el Hard Rock.
1975 - Scorpions - In Trance
Este momento, en el que encaramos la recta final de la carrera de los Scorpions, parece especialmente dado a que echemos la vista atrás y recordemos los muchos logros de la banda alemana. Pero alrededor de 40 años de música dan para mucho, demasiado como para intentar algún repaso mínimamente completo, y pareciendo lo más adecuado que cada uno repase los buenos momentos en función de sus gustos, y a partir de aquí se interese (o no) por continuar, ese vistazo al pasado se nos ha ido hasta 1975 para encontrarse con la que puede ser la primera gran piedra que, tras los cimientos, pusieron estos alemanes en su gran obra.
Un tercer disco siempre es un gran paso al frente en la consolidación de un grupo, y en el caso de Scorpions las razones para hablar de consolidación desde este “In Trance” son muchas y variadas. Y empiezan por el propio grupo. A saber: Este fue el segundo trabajo con Uli Roth a la guitarra solista y el primero en el que el virtuoso heredero de Hendrix adquiere el peso necesario para resultar parte importante en la definición del sonido de la banda.
El hecho es claro. De firmar dos temas en el anterior “Fly To The Rainbow”, Roth pasa a colaborar en la composición de más de la mitad de los cortes de “In Trance” y volvería a ser importante en los siguientes, resultando un factor decisivo en el crecimiento de la formación durante los 70s, periodo básico para cimentar su posterior éxito mundial en los 80s y para muchos enormemente más creativo que ese otro venidero.
Tanto crece su protagonismo que se atreve incluso con las voces en este disco, aunque en ese apartado no resulte de tanta importancia. Además, y todavía en el punto de la composición de la banda, para “In Trance” aparece un Rudy Lenners a las baquetas que, a pesar de su corta estancia en los escorpiones, es considerado todavía por muchos el mejor batería que hayan tenido.
Otra razón de peso pasa por la producción. Con “In Trance” se inicia la colaboración con el productor Deter Dierks, que les acompañaría hasta finales de los 80s siendo una parte muy remarcable del éxito que les vendría en esos años.
El personal estilo, claro, que acabarían de definir con el disco, muy metido en el sonido del rock duro de los 70s, a caballo entre lo que ahora se podría definir como hard rock clásico de gusto melódico y heavy metal tradicional, es otra de las más importantes.
Ni los trallazos de heavy clásico como “Dark Lady” o “Robot Man” son fáciles de encontrar antes de ese año (y lo que todos conocemos sólo salía de Gran Bretaña, mientras que ahora se abre al mundo desde Alemania) ni –mucho menos- las power ballads como “Life’s Like A River” o el tema del título abundaban hasta que estos germanos explotaron su filón. De todo tiene, entonces, y bien hecho, repartido así:
1. "Dark Lady" – 3:30 (U. Roth)
Compuesta y cantada (menos en los coros) por Roth –algo que, para ser el tema que abre el álbum, demuestra la confianza que ya tenían en el músico- es un arrasador inicio con una guitarra exuberante que se adorna en doblajes y partes de vibrato y wah wah. Rompedor, original y creativo para su época, una gran apuesta para empezar un disco.
2. "In Trance" – 4:47 (R. Schenker/K. Meine)
Se abre la parte más serena del disco con el tema homónimo. Una pausa para la balada que se rompe para dejar paso una y otra vez a un estribillo poderoso. A día de hoy, ¿cuántas veces hemos escuchado algo así? Bien, ¿y antes de esto? Pues eso. Enorme clásico de la banda.
3. "Life's Like a River" – 3:54 (U. Roth/R. Schenker/C. Fortmann)
En un formato más íntimo y magistralmente emotivo, sigue el momento para la balada con uno de los temas de mayor belleza que hayan grabado estos germanos. Y eso es mucho decir. El espectacular trabajo de la guitarra y la conmovedora interpretación vocal de Meine hacen de “Life’s Like A River” uno de sus temas lentos de mayor clase. Qué difícil debe ser sonar así para que tan pocas veces lo hayamos podido escuchar.
4. "Top of the Bill" – 3:26 (R. Schenker/K. Meine)
Pero volvamos al rock duro poco a poco con un medio tiempo de enormes riffs que sube la intensidad al disco...
5. "Living And Dying" – 3:24 (R. Schenker/K. Meine)
Y sin acabar de salir de ese momento mágico sigamos recorriendo esos parajes oníricos, oscuros y bellos que nos presenta “Living And Dying”.
6. "Robot Man" – 2:47 (R. Schenker/K. Meine)
Desde que “Dark Lady” abriera el disco con acelerada rotundidad habíamos tenido dosis de riffs poderosos salpicando aquí y allá ese hard rock tan melódico y elegante, pero es tiempo de sacarnos de esos ambientes y “Robot Man” se encarga de hacerlo con fuerza, iniciando la segunda mitad del disco como empezó la primera, para hacernos notar lo compensado y trabajado de la obra. Y con qué fuerza. A excepción del “Paranoid” de Black Sabbath pocos temas de la época se recuerdan que se muestren tan directos y arrasadores. En menos de tres acelerados minutos y desbordando gancho hasta que inevitablemente acompañemos el ritmo con la cabeza o los pies. Excelente.
7. "Evening Wind" – 5:06 (U. Roth)
De vuelta poco a poco a la nostalgia, de nuevo con Roth demostrando su maestría también en estos terrenos.
8. "Sun in My Hand" – 4:25 (U. Roth)
Pero si hay un corte en el que el guitarrista parece dejarse ir, éste es el medio tiempo “Sun In My Hand”, donde Uli exhibe recursos, una extraña originalidad sonora que convierte al tema en pieza rara y hasta una legión de solos de escándalo.
9. "Longing for Fire" – 2:44 (R. Schenker/U. Roth)
No se abandona la originalidad con “Longing For Fire”, llevada por una pesada línea de bajo y una gran interpretación de batería que hace al tema dinámico bajo las bonitas melodías vocales.
10. "Night Lights" [Instrumental] – 3:14 (U. Roth)
Y el cierre que se merecía el disco, que no podía ser otra cosa que un precioso momento instrumental donde la guitarra de Roth se mueve como pez en el agua. Como una firma de despedida. Como un broche de oro para un disco espectacular.
Un tercer disco siempre es un gran paso al frente en la consolidación de un grupo, y en el caso de Scorpions las razones para hablar de consolidación desde este “In Trance” son muchas y variadas. Y empiezan por el propio grupo. A saber: Este fue el segundo trabajo con Uli Roth a la guitarra solista y el primero en el que el virtuoso heredero de Hendrix adquiere el peso necesario para resultar parte importante en la definición del sonido de la banda.
El hecho es claro. De firmar dos temas en el anterior “Fly To The Rainbow”, Roth pasa a colaborar en la composición de más de la mitad de los cortes de “In Trance” y volvería a ser importante en los siguientes, resultando un factor decisivo en el crecimiento de la formación durante los 70s, periodo básico para cimentar su posterior éxito mundial en los 80s y para muchos enormemente más creativo que ese otro venidero.
Tanto crece su protagonismo que se atreve incluso con las voces en este disco, aunque en ese apartado no resulte de tanta importancia. Además, y todavía en el punto de la composición de la banda, para “In Trance” aparece un Rudy Lenners a las baquetas que, a pesar de su corta estancia en los escorpiones, es considerado todavía por muchos el mejor batería que hayan tenido.
Otra razón de peso pasa por la producción. Con “In Trance” se inicia la colaboración con el productor Deter Dierks, que les acompañaría hasta finales de los 80s siendo una parte muy remarcable del éxito que les vendría en esos años.
El personal estilo, claro, que acabarían de definir con el disco, muy metido en el sonido del rock duro de los 70s, a caballo entre lo que ahora se podría definir como hard rock clásico de gusto melódico y heavy metal tradicional, es otra de las más importantes.
Ni los trallazos de heavy clásico como “Dark Lady” o “Robot Man” son fáciles de encontrar antes de ese año (y lo que todos conocemos sólo salía de Gran Bretaña, mientras que ahora se abre al mundo desde Alemania) ni –mucho menos- las power ballads como “Life’s Like A River” o el tema del título abundaban hasta que estos germanos explotaron su filón. De todo tiene, entonces, y bien hecho, repartido así:
1. "Dark Lady" – 3:30 (U. Roth)
Compuesta y cantada (menos en los coros) por Roth –algo que, para ser el tema que abre el álbum, demuestra la confianza que ya tenían en el músico- es un arrasador inicio con una guitarra exuberante que se adorna en doblajes y partes de vibrato y wah wah. Rompedor, original y creativo para su época, una gran apuesta para empezar un disco.
2. "In Trance" – 4:47 (R. Schenker/K. Meine)
Se abre la parte más serena del disco con el tema homónimo. Una pausa para la balada que se rompe para dejar paso una y otra vez a un estribillo poderoso. A día de hoy, ¿cuántas veces hemos escuchado algo así? Bien, ¿y antes de esto? Pues eso. Enorme clásico de la banda.
3. "Life's Like a River" – 3:54 (U. Roth/R. Schenker/C. Fortmann)
En un formato más íntimo y magistralmente emotivo, sigue el momento para la balada con uno de los temas de mayor belleza que hayan grabado estos germanos. Y eso es mucho decir. El espectacular trabajo de la guitarra y la conmovedora interpretación vocal de Meine hacen de “Life’s Like A River” uno de sus temas lentos de mayor clase. Qué difícil debe ser sonar así para que tan pocas veces lo hayamos podido escuchar.
4. "Top of the Bill" – 3:26 (R. Schenker/K. Meine)
Pero volvamos al rock duro poco a poco con un medio tiempo de enormes riffs que sube la intensidad al disco...
5. "Living And Dying" – 3:24 (R. Schenker/K. Meine)
Y sin acabar de salir de ese momento mágico sigamos recorriendo esos parajes oníricos, oscuros y bellos que nos presenta “Living And Dying”.
6. "Robot Man" – 2:47 (R. Schenker/K. Meine)
Desde que “Dark Lady” abriera el disco con acelerada rotundidad habíamos tenido dosis de riffs poderosos salpicando aquí y allá ese hard rock tan melódico y elegante, pero es tiempo de sacarnos de esos ambientes y “Robot Man” se encarga de hacerlo con fuerza, iniciando la segunda mitad del disco como empezó la primera, para hacernos notar lo compensado y trabajado de la obra. Y con qué fuerza. A excepción del “Paranoid” de Black Sabbath pocos temas de la época se recuerdan que se muestren tan directos y arrasadores. En menos de tres acelerados minutos y desbordando gancho hasta que inevitablemente acompañemos el ritmo con la cabeza o los pies. Excelente.
7. "Evening Wind" – 5:06 (U. Roth)
De vuelta poco a poco a la nostalgia, de nuevo con Roth demostrando su maestría también en estos terrenos.
8. "Sun in My Hand" – 4:25 (U. Roth)
Pero si hay un corte en el que el guitarrista parece dejarse ir, éste es el medio tiempo “Sun In My Hand”, donde Uli exhibe recursos, una extraña originalidad sonora que convierte al tema en pieza rara y hasta una legión de solos de escándalo.
9. "Longing for Fire" – 2:44 (R. Schenker/U. Roth)
No se abandona la originalidad con “Longing For Fire”, llevada por una pesada línea de bajo y una gran interpretación de batería que hace al tema dinámico bajo las bonitas melodías vocales.
10. "Night Lights" [Instrumental] – 3:14 (U. Roth)
Y el cierre que se merecía el disco, que no podía ser otra cosa que un precioso momento instrumental donde la guitarra de Roth se mueve como pez en el agua. Como una firma de despedida. Como un broche de oro para un disco espectacular.
martes, 30 de marzo de 2010
1989 - Mr. Big - Mr. Big
Hay veces que, en esto de la música, las matemáticas no acaban de funcionar y la suma de muchos talentos no resulta un verdadero acierto, pero como para desmentir el tópico parece que en el caso de Mr. Big los números quisieron favorecer el resultado multiplicándose.
Y es que éste puede ser uno de los pocos “supergrupos” que ha dado el rock que a la postre haya resultado más famoso como tal que las carreras de sus miembros por separado. Veamos: B.Sheehan había hecho fortuna poniendo su espectacular bajo al servicio de David Lee Roth, Paul Gilbert ya demostraba su talento a las seis cuerdas en sus Racer X, Pat Torpey había trabajado con sus baquetas junto a Robert Plant o Freddy Mercury y Eric Martin era un reputado vocalista habitual de los musicales antes de formar parte de Mr. Big, pero ¿alguien se acuerda de todo esto antes que de discos como éste?
Seguramente no, pero si lo hace es posible que se pare a pensar en lo diferentes en estilo que eran todas esas trayectorias y en cambio en cómo de compacto y “hecho” suena ya este homónimo debut. Aún así, es también fácil distinguir la aportación de cada uno y verles brillar individualmente, siendo indiscutible que uno de los puntos fuertes del disco es precisamente la exhibición del buen hacer en la interpretación de cada uno de los músicos. En este apartado, mención aparte merece Eric Martin, que realiza una de las interpretaciones más lucidas que se puedan recordar en un disco de Hard Rock, poniendo el extra de clase con su estilo tan emotivo y seductor (algo entre Dave Lee Roth y David Coverdale que parece extrañamente difícil de lograr de una manera tan sensual sin perder la elegancia) a un Hard Rock clásico de escuela Van Halen, remozado para la radiofórmula de la época.
Y bien que consiguieron hacerse con esa radiofórmula, porque ya con este primer disco pudieron ver su trabajo en el Billboard 200 (número 46 de discos en 1989) y para el siguiente “Lean Into It” ya habían acumulado la suficiente fama como para tener el álbum entre los 20 primeros y colocar singles en los primeros puestos, dando inicio a una recordada carrera dentro del mundo del Hard Rock que empezó, con este “Mr. Big”, con en el siguiente listado de temas. Empezamos por el primer y único single del disco, que llegó entre la gran competencia de ese año a un meritorio puesto 39 para ser la carta de presentación de estos entonces desconocidos, y pasamos por algunas de las más selectas piezas del momento, incluyendo dos de los medios tiempos baladeros (“Had Enough” y “Anything For You”) de mayor emotividad que se hayan grabado en este estilo. Ahí va:
1. "Addicted to That Rush" (Paul Gilbert/Billy Sheehan/Pat Torpey) – 4:46
2. "Wind Me Up" (Eric Martin/Gilbert/Torpey) – 4:11
3. "Merciless" (Gilbert/Martin/Torpey) – 3:57
4. "Had Enough" (Sheehan) – 4:57
5. "Blame It on My Youth" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:14
6. "Take a Walk" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 3:57
7. "Big Love" (Martin) – 4:49
8. "How Can You Do What You Do" (Jonathan Cain/Martin) – 3:58
9. "Anything for You" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:37
10. "Rock & Roll Over" (Martin) – 3:50
11. "30 Days in the Hole" (Steve Marriott) – 4:12
Merecido recordatorio hecho a los temas y sus autores (y hay que notar el trabajo de todos los miembros del grupo también en la composición), no nos queda más que rendirnos a su talento. Un buen momento para ponerse de nuevo el disco, ¿verdad?
Y es que éste puede ser uno de los pocos “supergrupos” que ha dado el rock que a la postre haya resultado más famoso como tal que las carreras de sus miembros por separado. Veamos: B.Sheehan había hecho fortuna poniendo su espectacular bajo al servicio de David Lee Roth, Paul Gilbert ya demostraba su talento a las seis cuerdas en sus Racer X, Pat Torpey había trabajado con sus baquetas junto a Robert Plant o Freddy Mercury y Eric Martin era un reputado vocalista habitual de los musicales antes de formar parte de Mr. Big, pero ¿alguien se acuerda de todo esto antes que de discos como éste?
Seguramente no, pero si lo hace es posible que se pare a pensar en lo diferentes en estilo que eran todas esas trayectorias y en cambio en cómo de compacto y “hecho” suena ya este homónimo debut. Aún así, es también fácil distinguir la aportación de cada uno y verles brillar individualmente, siendo indiscutible que uno de los puntos fuertes del disco es precisamente la exhibición del buen hacer en la interpretación de cada uno de los músicos. En este apartado, mención aparte merece Eric Martin, que realiza una de las interpretaciones más lucidas que se puedan recordar en un disco de Hard Rock, poniendo el extra de clase con su estilo tan emotivo y seductor (algo entre Dave Lee Roth y David Coverdale que parece extrañamente difícil de lograr de una manera tan sensual sin perder la elegancia) a un Hard Rock clásico de escuela Van Halen, remozado para la radiofórmula de la época.
Y bien que consiguieron hacerse con esa radiofórmula, porque ya con este primer disco pudieron ver su trabajo en el Billboard 200 (número 46 de discos en 1989) y para el siguiente “Lean Into It” ya habían acumulado la suficiente fama como para tener el álbum entre los 20 primeros y colocar singles en los primeros puestos, dando inicio a una recordada carrera dentro del mundo del Hard Rock que empezó, con este “Mr. Big”, con en el siguiente listado de temas. Empezamos por el primer y único single del disco, que llegó entre la gran competencia de ese año a un meritorio puesto 39 para ser la carta de presentación de estos entonces desconocidos, y pasamos por algunas de las más selectas piezas del momento, incluyendo dos de los medios tiempos baladeros (“Had Enough” y “Anything For You”) de mayor emotividad que se hayan grabado en este estilo. Ahí va:
1. "Addicted to That Rush" (Paul Gilbert/Billy Sheehan/Pat Torpey) – 4:46
2. "Wind Me Up" (Eric Martin/Gilbert/Torpey) – 4:11
3. "Merciless" (Gilbert/Martin/Torpey) – 3:57
4. "Had Enough" (Sheehan) – 4:57
5. "Blame It on My Youth" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:14
6. "Take a Walk" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 3:57
7. "Big Love" (Martin) – 4:49
8. "How Can You Do What You Do" (Jonathan Cain/Martin) – 3:58
9. "Anything for You" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:37
10. "Rock & Roll Over" (Martin) – 3:50
11. "30 Days in the Hole" (Steve Marriott) – 4:12
Merecido recordatorio hecho a los temas y sus autores (y hay que notar el trabajo de todos los miembros del grupo también en la composición), no nos queda más que rendirnos a su talento. Un buen momento para ponerse de nuevo el disco, ¿verdad?
lunes, 29 de marzo de 2010
1974 - KISS - Hotter Than Hell
Cuando existe ese momento de especial creatividad y “feeling” por el que no tantas bandas pueden presumir de haber pasado hasta las prisas pueden transformarse en un aliciente en lugar de resultar un contratiempo.
Veamos, la banda más “caliente” del planeta se encontraba en pleno estallido tras haber publicado su exitoso primer álbum y haber empezado a girar abriendo bocas a su paso -maquillaje, disfraces y show rockero mediante-; y de la urgencia por publicar más material impuesta por la necesidad de la emancipación económica de su disquera (que los obligaba a componer y grabar en la mismísima ruta) salió un sonido mágico, crudo, sucio y de producción escasa que acabó de dar ese aire especial a algunos de los temas más melódicamente afortunados que hayan grabado nunca KISS.
Llamémoslo destino o simplemente estado de gracia, pero para dar forma a “Hotter Than Hell” salieron algunos de sus riffs más directos, aparentemente sencillos, efectivos y duros, y a la vez algunos de los momentos más bellos, adornados de melodías nostálgicas y guitarras dobladas, de su extensa discografía.
Convertidas así en virtud, si en algún punto se pudieron notar las prisas como algo negativo éste fue el de la promoción.
“Hotter Than Hell” pasa por ser uno de los discos menos populares de la etapa de gloria de los de New York, pero, pensando en el masivo nivel popular que ha ido consiguiendo toda esa etapa al completo con el tiempo, eso tampoco es, ni de lejos, un fracaso comercial. Para el ’77 ya tenía certificación oro por haber vendido más de 500.000 copias y mucho ha llovido desde entonces (también en dinero) para KISS.
Más oscuro en sonido y más relacionable con el hard rock clásico de los 70s que la mayoría de sus discos de la época, sí, pero “Hotter Than Hell” se agranda con la marca (y en este caso nunca mejor dicho lo de “marca”) KISS grabada a fuego y abrasando a un público entonces sorprendido una y otra vez, en buena parte a base de tomar el planteamiento ambiguo y sexual del glam rock de la época y reconvertirlo en algo donde las provocativas letras son ya la clara y abierta exhibición sexual y amorosa del varón que tanto se repetiría en el Hard Rock más mediático de la década siguiente.
De principio a fin “más caliente que el Infierno”, de principio a fin una colección de clásicos ya de los KISS:
1. "Got To Choose" (Paul Stanley) – 3:52
Paul Stanley abre fuego planteando la elección de un novio a su pareja infiel en uno de los temas que han pasado a la historia entre lo más selecto del repertorio KISS, con contagioso estribillo en falsete y el primer impresionante riff del álbum. Uno de esos temas con los que se entiende que si el sonido de “Hotter Than Hell” acabó por favorecer su propuesta es precisamente por acercarse al de su arrasador directo. Aquí lo tenemos:
2. "Parasite" (Ace Frehley) – 3:23
Gene Simmons toma el relevo a las voces en un tema escrito por un desbordante Ace Frehley a la guitarra (que nos deja uno de sus riffs más afilados, en el que hay quien ha querido ver un precursor del metal posterior) y que le viene como anillo al dedo al más duro y crudo personaje KISS.
3. "Goin' Blind" (Gene Simmons, Stephen Coronel) – 3:34
Estas cosas siempre son muy personales, pero puede que éste sea uno de los temas más bellos que nos hayan dejado tanto KISS como el hard rock de los 70s en general. No podían hacerlo “standard”, claro, y la historia de amor que nos cuenta se desarrolla entre un anciano y una jovencita, pero ¿no son mágicas esas twin guitars?
4. "Hotter Than Hell" (Stanley) – 3:36
Vuelve Paul Stanley a punto para ligar en su inconfundible estilo con una casada “más caliente que el Infierno”. A estas alturas es tan imposible no conocer este tema como haber conseguido escapar a los incontables recopilatorios y directos del grupo, pero aún así bien que se merece volver a aparecer aquí:
5. "Let Me Go, Rock 'N Roll" (Stanley, Simmons) – 3:17
Otro tema habitual de su repertorio en directo y de sus recopilatorios es este potente y afilado rock’n roll que no necesita más presentación:
6. "All The Way" (Simmons) – 3:17
Volvemos a tener riffs para el recuerdo en el relato de las continuas quejas de la novia de Gene, y con eso nos metemos en una segunda cara del disco, quizás menos conocida, pero de exquisita factura.
7. "Watchin' You" (Simmons) – 3:45
Otro impresionante trabajo de guitarra y atronadora sección rítmica acompañan a “Watchin You”, uno de los cortes más potentes y conseguidos de estos primeros años de la máquina neoyorkina.
8. "Mainline" (Stanley) – 3:54
Y llega el turno de que por fin el batería Peter Criss se luzca a las voces, cómo no, con unas de las más bonitas melodías del trabajo, apoyadas en un fresco y dinámico rock’n roll marca de la casa.
9. "Comin' Home" (Stanley, Frehley) – 3:44
Para no perder el momento, “Comin’ Home” acentúa la belleza a base de la nostalgia de Stanley por regresar a su amada (y por supuesto, siendo KISS, a sus encuentros sexuales), con un estribillo que devuelve la magia y la tranquilidad que le faltaba al disco para acabar de resultar la equilibrada e intachable pieza maestra que es.
10. "Strange Ways" (Frehley) – 3:21
Y el contundente cierre que saca brillo al trabajo viene de la mano (y la guitarra) de A.Frehley, que nos vuelve a dejar un mastodóntico riff a medio tiempo y el que posiblemente es el solo más alucinante del disco. Temazo para el recuerdo. Y van diez. No hace falta más.
Veamos, la banda más “caliente” del planeta se encontraba en pleno estallido tras haber publicado su exitoso primer álbum y haber empezado a girar abriendo bocas a su paso -maquillaje, disfraces y show rockero mediante-; y de la urgencia por publicar más material impuesta por la necesidad de la emancipación económica de su disquera (que los obligaba a componer y grabar en la mismísima ruta) salió un sonido mágico, crudo, sucio y de producción escasa que acabó de dar ese aire especial a algunos de los temas más melódicamente afortunados que hayan grabado nunca KISS.
Llamémoslo destino o simplemente estado de gracia, pero para dar forma a “Hotter Than Hell” salieron algunos de sus riffs más directos, aparentemente sencillos, efectivos y duros, y a la vez algunos de los momentos más bellos, adornados de melodías nostálgicas y guitarras dobladas, de su extensa discografía.
Convertidas así en virtud, si en algún punto se pudieron notar las prisas como algo negativo éste fue el de la promoción.
“Hotter Than Hell” pasa por ser uno de los discos menos populares de la etapa de gloria de los de New York, pero, pensando en el masivo nivel popular que ha ido consiguiendo toda esa etapa al completo con el tiempo, eso tampoco es, ni de lejos, un fracaso comercial. Para el ’77 ya tenía certificación oro por haber vendido más de 500.000 copias y mucho ha llovido desde entonces (también en dinero) para KISS.
Más oscuro en sonido y más relacionable con el hard rock clásico de los 70s que la mayoría de sus discos de la época, sí, pero “Hotter Than Hell” se agranda con la marca (y en este caso nunca mejor dicho lo de “marca”) KISS grabada a fuego y abrasando a un público entonces sorprendido una y otra vez, en buena parte a base de tomar el planteamiento ambiguo y sexual del glam rock de la época y reconvertirlo en algo donde las provocativas letras son ya la clara y abierta exhibición sexual y amorosa del varón que tanto se repetiría en el Hard Rock más mediático de la década siguiente.
De principio a fin “más caliente que el Infierno”, de principio a fin una colección de clásicos ya de los KISS:
1. "Got To Choose" (Paul Stanley) – 3:52
Paul Stanley abre fuego planteando la elección de un novio a su pareja infiel en uno de los temas que han pasado a la historia entre lo más selecto del repertorio KISS, con contagioso estribillo en falsete y el primer impresionante riff del álbum. Uno de esos temas con los que se entiende que si el sonido de “Hotter Than Hell” acabó por favorecer su propuesta es precisamente por acercarse al de su arrasador directo. Aquí lo tenemos:
2. "Parasite" (Ace Frehley) – 3:23
Gene Simmons toma el relevo a las voces en un tema escrito por un desbordante Ace Frehley a la guitarra (que nos deja uno de sus riffs más afilados, en el que hay quien ha querido ver un precursor del metal posterior) y que le viene como anillo al dedo al más duro y crudo personaje KISS.
3. "Goin' Blind" (Gene Simmons, Stephen Coronel) – 3:34
Estas cosas siempre son muy personales, pero puede que éste sea uno de los temas más bellos que nos hayan dejado tanto KISS como el hard rock de los 70s en general. No podían hacerlo “standard”, claro, y la historia de amor que nos cuenta se desarrolla entre un anciano y una jovencita, pero ¿no son mágicas esas twin guitars?
4. "Hotter Than Hell" (Stanley) – 3:36
Vuelve Paul Stanley a punto para ligar en su inconfundible estilo con una casada “más caliente que el Infierno”. A estas alturas es tan imposible no conocer este tema como haber conseguido escapar a los incontables recopilatorios y directos del grupo, pero aún así bien que se merece volver a aparecer aquí:
5. "Let Me Go, Rock 'N Roll" (Stanley, Simmons) – 3:17
Otro tema habitual de su repertorio en directo y de sus recopilatorios es este potente y afilado rock’n roll que no necesita más presentación:
6. "All The Way" (Simmons) – 3:17
Volvemos a tener riffs para el recuerdo en el relato de las continuas quejas de la novia de Gene, y con eso nos metemos en una segunda cara del disco, quizás menos conocida, pero de exquisita factura.
7. "Watchin' You" (Simmons) – 3:45
Otro impresionante trabajo de guitarra y atronadora sección rítmica acompañan a “Watchin You”, uno de los cortes más potentes y conseguidos de estos primeros años de la máquina neoyorkina.
8. "Mainline" (Stanley) – 3:54
Y llega el turno de que por fin el batería Peter Criss se luzca a las voces, cómo no, con unas de las más bonitas melodías del trabajo, apoyadas en un fresco y dinámico rock’n roll marca de la casa.
9. "Comin' Home" (Stanley, Frehley) – 3:44
Para no perder el momento, “Comin’ Home” acentúa la belleza a base de la nostalgia de Stanley por regresar a su amada (y por supuesto, siendo KISS, a sus encuentros sexuales), con un estribillo que devuelve la magia y la tranquilidad que le faltaba al disco para acabar de resultar la equilibrada e intachable pieza maestra que es.
10. "Strange Ways" (Frehley) – 3:21
Y el contundente cierre que saca brillo al trabajo viene de la mano (y la guitarra) de A.Frehley, que nos vuelve a dejar un mastodóntico riff a medio tiempo y el que posiblemente es el solo más alucinante del disco. Temazo para el recuerdo. Y van diez. No hace falta más.
lunes, 22 de marzo de 2010
2010 - Scorpions - Sting In The Tail
Lo cambia todo. Y claro que, incluso antes del anuncio, “Sting In The Tail” era un estreno esperadísimo. No podía ser de otra manera tratándose de este autor. Pero después de éste no se puede valorar como se haría en cualquier otro caso, ni como se hace con cualquier otra novedad. Y es que el anuncio de la retirada de los Scorpions condiciona cualquier valoración. Se alza con mayor importancia que la que pueda conseguir el nuevo disco, porque en este momento es cuando nos damos cuenta de que, sea como sea, la gloria ya la tenían ganada hace tiempo.
Sí, se puede tratar de comentar el disco comparándolo con lo que vienen haciendo estos últimos años (y en esa evolución se puede entender perfectamente) pero si se comienza a pensar en que tal anterior quizá tuvo más hits potenciales (de los últimos, “Unbreakable” los tuvo) o que quizá éste retoma ese sonido más moderno para conjugarlo, ahora en mayor medida, con el sonido de su etapa más exitosa (con guiños tan claros como el del inicio de “Sly”, que casi calca el de aquel “When The Smoke Is Going Down”) enseguida se nos ocurre que tampoco le podemos poner muchos peros a un trabajo que puede ser la despedida de unos tipos que tanto han hecho por este negocio.
Porque tampoco podemos caer en querer que se despidan con uno de sus mejores discos (aunque ellos mismos lo hayan anunciado así) y "sólo" deberíamos pedir que lo hagan con el mejor disco que los Scorpions pueden hacer a día de hoy, y eso sí que parece que lo han conseguido.
De la misma manera, habría que añadir que toda alabanza es poca para unos tipos que llevan tantos años (décadas) en esta música, pero que será siempre justa referida a su carrera, y no sólo a este disco. Porque que en esto hay tendencia a acumularlo todo en lo que se conserva más en el recuerdo o en lo que está más de actualidad.
Si, por poner un ejemplo emparentado, a AC/DC les ha llegado el momento de que se reconozca mediáticamente su carrera, sólo se puede decir que resulta de lo más justo por su labor, pero en ese cruce de cables comunicativo tan propio del que quiere alabar “por moda” o sin conocer a fondo de lo que habla, se ha acabado por hinchar la valía de su último disco, que ha centrado todos los comentarios, mientras que algunos de sus más logrados trabajos siguen en el olvido para el gran público.
Y que conste que “Sting In The Tail” merece las alabanzas (y no digo que “Black Ice no), que es un disco perfectamente homogéneo que parece pensado y repensado hasta dar con un listado de temas compensado en la variedad, que en ese aspecto sea probablemente “más disco” que esos dos anteriores con los que tan bien recuperaron el hilo, o que tiene temas que pueden acabar siendo himnos en el directo (lo veremos en la mastodóntica gira de despedida que se nos viene encima), pero tampoco se nos puede olvidar si queremos rendir el merecido homenaje a estos alemanes que tanto o más que éste han aportado otros muchos anteriores, y que de esos no sólo hay que mencionar a los que conservan la gran fama del grupo (si esto sigue generando noticias, seguro que vamos a volver a oír lo grande fue, por ejemplo, “Love At First Sting”) sino también a los que parecen más olvidados.
En ese sentido, parece justo pedir a los nuevos fans que se hayan dejado arrastrar por la marea que está empezando a generar el acontecimiento que rodea a “Sting In The Tail” (por otra parte, algo siempre positivo para enganchar a nueva gente) que no se queden sólo en comprar ese disco que está en la estantería de “actualidad” y que se interesen por buscar entre las “antigüedades” otros de los que difícilmente vamos a oír hablar estos días como “Fly To The Rainbow”, “In Trance” o “Taken By Force”. Quizá éste sí pueda ser el mejor homenaje que les podamos hacer (y por eso salpico esta reseña de vídeos de temas de aquellos tiempos), tratando de devolver a esa cima donde deberían estar a todas las maravillas que nos han dado durante tantos años. Podemos estar convencidos de que el que las descubra ahora las agradecerá.
A ellos, a los Scorpions, sólo darles las gracias. Por otro gran disco como es “Sting In The Tail”. Y por todo.
miércoles, 17 de marzo de 2010
2010 - Bunbury - Las Consecuencias
Cuando algún reputado músico ofrece algo nuevo que parece extrañamente sencillo (para lo que se esperaba de él) se suele decir que se trata de un disco "de madurez". Y sí, puede que si el músico no es del todo reputado sencillamente se tache al disco de fácil o de poco trabajado.
Pero el caso de Bunbury es algo totalmente diferente a todo. Vale, ya había avisado diciendo que este disco sería "la otra cara" del anterior, más eléctrico y dinámico, "Hellville De Luxe", algo premeditadamente "intimista" (ese otro calificativo tan gastado en estas ocasiones) que fuera (literalmente) como "un disco de cámara, que pudiéramos tocar ahora mismo aquí, de forma sencilla y natural, sin demasiados aspavientos".
Y sí, si eso es lo que quería, seguro que lo ha conseguido. Porque "Las consecuencias" no sólo se desnuda de la electricidad y fuerza de "Hellville de Luxe" sino que tampoco recupera la exuberancia de los arreglos e influencias, a veces tan extravagantes, de los trabajos anteriores al citado y de los que aquél ya se había desprendido, en algo así como un viaje a lo básico que se entenderá mejor escuchando esto:
Así pues ¿qué queda para este álbum?
Pues "sencillamente" un disco casi completamente acústico, tranquilo, enormemente sobrio, quieto y lineal. Uno en que hasta los arreglos son sutiles y casi imperceptibles. Uno en el que un medio tiempo baladero como este “Los Habitantes”, que aquí escuchamos comentado por él mismo en la radio y que, por cierto, tan bien encajaría en el último -o, mejor, en un disco de los Héroes (y eso que esto parece algo extraño en su discografía en solitario)-, resulta el momento más efusivo.
Así pues, parece que el debate está servido y se mueve entre dos extremos. ¿Esto es la última propuesta genial de Bunbury, toda una sorpresa de un artista imprevisible y un precioso giro a lo cercano... o un disco “sacado de la manga” y “poco hecho” que nos quiere colar el antiguo frontman de los Héroes?
Que cada uno piense lo que quiera, claro. Pero mejor si primero se empapa un poco de su música. Y si al final resulta que era, “sencillamente”, un disco con algunos muy buenos momentos para disfrutar en la intimidad (sin pretensiones de resultar lo más original o, mucho menos, grandilocuente), pues eso que habremos ganado para saber utilizarlo. Total, seguro para el siguiente tenemos que volver a descubrir otra manera diferente.
Pero el caso de Bunbury es algo totalmente diferente a todo. Vale, ya había avisado diciendo que este disco sería "la otra cara" del anterior, más eléctrico y dinámico, "Hellville De Luxe", algo premeditadamente "intimista" (ese otro calificativo tan gastado en estas ocasiones) que fuera (literalmente) como "un disco de cámara, que pudiéramos tocar ahora mismo aquí, de forma sencilla y natural, sin demasiados aspavientos".
Y sí, si eso es lo que quería, seguro que lo ha conseguido. Porque "Las consecuencias" no sólo se desnuda de la electricidad y fuerza de "Hellville de Luxe" sino que tampoco recupera la exuberancia de los arreglos e influencias, a veces tan extravagantes, de los trabajos anteriores al citado y de los que aquél ya se había desprendido, en algo así como un viaje a lo básico que se entenderá mejor escuchando esto:
Así pues ¿qué queda para este álbum?
Pues "sencillamente" un disco casi completamente acústico, tranquilo, enormemente sobrio, quieto y lineal. Uno en que hasta los arreglos son sutiles y casi imperceptibles. Uno en el que un medio tiempo baladero como este “Los Habitantes”, que aquí escuchamos comentado por él mismo en la radio y que, por cierto, tan bien encajaría en el último -o, mejor, en un disco de los Héroes (y eso que esto parece algo extraño en su discografía en solitario)-, resulta el momento más efusivo.
Así pues, parece que el debate está servido y se mueve entre dos extremos. ¿Esto es la última propuesta genial de Bunbury, toda una sorpresa de un artista imprevisible y un precioso giro a lo cercano... o un disco “sacado de la manga” y “poco hecho” que nos quiere colar el antiguo frontman de los Héroes?
Que cada uno piense lo que quiera, claro. Pero mejor si primero se empapa un poco de su música. Y si al final resulta que era, “sencillamente”, un disco con algunos muy buenos momentos para disfrutar en la intimidad (sin pretensiones de resultar lo más original o, mucho menos, grandilocuente), pues eso que habremos ganado para saber utilizarlo. Total, seguro para el siguiente tenemos que volver a descubrir otra manera diferente.
martes, 16 de marzo de 2010
2010 - Joe Bonamassa - Black Rock
Lo que está haciendo este tipo sólo puede calificarse de maravilloso. Que alguien de su juventud presente ya su décimo disco de estudio sirve, por lo menos, para calificarlo de incansable trabajador, pero es que hacerse, además, un hueco entre el público hardrockero con su música blues (que se añade a su ya amplia base de seguidores entre los más aficionados a ese género) tiene mucho mérito.
Tanto, que se antoja imposible sin ese fantástico trabajo que realiza disco tras disco con la guitarra, al micrófono y en la composición, o sin esa capacidad que tiene para hacer de lo más divertido, variado (potente por momentos, preciosista en otros) y sugerente un disco blues.
Poco más se puede decir que animar a todo el rockero/hardrockero que todavía no haya caído en sus redes a escucharlo. Merece la pena.
Para abrir boca:
Tanto, que se antoja imposible sin ese fantástico trabajo que realiza disco tras disco con la guitarra, al micrófono y en la composición, o sin esa capacidad que tiene para hacer de lo más divertido, variado (potente por momentos, preciosista en otros) y sugerente un disco blues.
Poco más se puede decir que animar a todo el rockero/hardrockero que todavía no haya caído en sus redes a escucharlo. Merece la pena.
Para abrir boca:
lunes, 15 de marzo de 2010
2010 - Treat - Coup De Grace
Sí, quizá algo largo como para mantener siempre el nivel, pero hacía tanto tiempo que los suecos Treat no nos regalaban disco (desde 1992) que puede ser normal (y hasta se agradece) que hayan acumulado tanto material. Y sí, la producción no es la mejor, pero este es un sonido que nos sacó muchas sonrisas en los 80s (y hasta los primeros 90s) y no especialmente por producciones muy logradas, así que el poder de la nostalgia perfectamente puede suplir este apartado. Porque lo auténticamente grande son las canciones.
Treat han vuelto y traen un buen puñado de temas dinámicos, divertidos, con clase y, sobre todo, con muchas buenas melodías y estribillos con gancho al más puro y clásico estilo del hard rock/metal melódico europeo de siempre. De lo más animado a lo más inundado por el AOR, un disco más que disfrutable para cualquier amante de TNT, Pretty Maids, Europe o los propios (y viejos) Treat. Sin más complicaciones ni apuestas arriesgadas. "Sólo" algo para el inequívoco disfrute de sus seguidores. Pero efectivo, sí, así que bien por ellos.
Treat han vuelto y traen un buen puñado de temas dinámicos, divertidos, con clase y, sobre todo, con muchas buenas melodías y estribillos con gancho al más puro y clásico estilo del hard rock/metal melódico europeo de siempre. De lo más animado a lo más inundado por el AOR, un disco más que disfrutable para cualquier amante de TNT, Pretty Maids, Europe o los propios (y viejos) Treat. Sin más complicaciones ni apuestas arriesgadas. "Sólo" algo para el inequívoco disfrute de sus seguidores. Pero efectivo, sí, así que bien por ellos.
lunes, 8 de marzo de 2010
2010 - Obús - Cállate
Mucho tiempo llevábamos esperando lo nuevo de Obús. Con más ganas, incluso, viendo el estado de forma que estaban demostrando últimamente en los directos y lo centrada que estaba la banda de un tiempo a esta parte.
Y no han defraudado. O, al menos, seguro que no han defraudado a sus seguidores de siempre, ya que "Cállate" tiene, probablemente, más de aquel espíritu indomable de los Obús rockeros, aguerridos y añejos de sus grandes años que sus últimos trabajos desde la reunión. O tiene un gusto más clásico y... auténtico, si queremos decirlo así.
Pero aún así, si hay cosas que hacen grande a este nuevo álbum (más que esa vuelta de tuerca tradicional) esas cosas son el gran trabajo en la composición -todo un conjunto de temas cortos, directos y con gancho, casi sin tregua- y en la producción. Es más que destacable esto último porque éste puede ser el disco con la producción más conseguida que hayan hecho nunca. Limpia y potente y realzando como casi nunca un trabajo vocal de lo más aguerrido y arrasador.
Que no es completamente redondo, eso sí, es algo que también muchos pensarán escuchando un par (un par de una docena) de temas que se salen del guión principal para dar sitio a otros matices. "Ya le estás dando" y, especialmente, "Mal rollo" (tema que comparten, por extraño que parezca, con un grupo de hip hop) son esos momentos (que, por qué no, pueden servir para dar rienda suelta a otros gustos al tiempo al que se atrae -algo siempre bueno- a nuevo público) que parecen de primeras algo fuera de sitio, aunque parezca que puedan ir encontrando su lugar con el tiempo.
Pero, depare lo que depare ese tiempo, y a la espera de ver cómo se integran esos nuevos clásicos que pueden ser "Corre Mamón", "Mi Amigo El Diablo" o el homónimo "Cállate" (aquí arriba) entre los de siempre, de momento Obús ya han vuelto a dar el golpe demostrando que están todavía vivos y en forma. Que les dure.
Y no han defraudado. O, al menos, seguro que no han defraudado a sus seguidores de siempre, ya que "Cállate" tiene, probablemente, más de aquel espíritu indomable de los Obús rockeros, aguerridos y añejos de sus grandes años que sus últimos trabajos desde la reunión. O tiene un gusto más clásico y... auténtico, si queremos decirlo así.
Pero aún así, si hay cosas que hacen grande a este nuevo álbum (más que esa vuelta de tuerca tradicional) esas cosas son el gran trabajo en la composición -todo un conjunto de temas cortos, directos y con gancho, casi sin tregua- y en la producción. Es más que destacable esto último porque éste puede ser el disco con la producción más conseguida que hayan hecho nunca. Limpia y potente y realzando como casi nunca un trabajo vocal de lo más aguerrido y arrasador.
Que no es completamente redondo, eso sí, es algo que también muchos pensarán escuchando un par (un par de una docena) de temas que se salen del guión principal para dar sitio a otros matices. "Ya le estás dando" y, especialmente, "Mal rollo" (tema que comparten, por extraño que parezca, con un grupo de hip hop) son esos momentos (que, por qué no, pueden servir para dar rienda suelta a otros gustos al tiempo al que se atrae -algo siempre bueno- a nuevo público) que parecen de primeras algo fuera de sitio, aunque parezca que puedan ir encontrando su lugar con el tiempo.
Pero, depare lo que depare ese tiempo, y a la espera de ver cómo se integran esos nuevos clásicos que pueden ser "Corre Mamón", "Mi Amigo El Diablo" o el homónimo "Cállate" (aquí arriba) entre los de siempre, de momento Obús ya han vuelto a dar el golpe demostrando que están todavía vivos y en forma. Que les dure.
miércoles, 3 de marzo de 2010
1992 - Love/Hate - Wasted In America
Aunque fue la Geffen la discográfica que dominó el gran mercado del Hard Rock a finales de los 80’s y los primeros años de los 90’s, fue notable el intento –cómo no, a vista de lo exitoso del producto- de otras disqueras por ponerse a la altura en estos terrenos y, algo tarde para haber podido contar con una carrera más extensa (que todos sabemos a estas alturas que una vez entrados los 90s, poco terreno quedaba ya por trillar en ese género) la hoy gigante Sony se decidió a apostar fuerte para conseguir esa banda símbolo de la época que para la Geffen había sido, por ejemplo, Guns N Roses. Para despistados, empecemos a presentarla.
Love/Hate, perfecto representante de aquella nueva hornada hardrockera del cambio de década que andaba ya recibiendo otras influencias, fue una de sus lanzaderas y para su debut discográfico de 1990 se preparó una gran promoción que se vio recompensada (y aquí viene el problema) de una manera un tanto escasa en cuanto a ventas, si bien sí con una aplastante personalidad en lo musical. No hace falta decir, puestos en situación, que con su segundo trabajo, este "Wasted In America", los tipos se lo jugaban todo a doble o nada y o bien encontrarían ese asalto definitivo a la fama que otros habían conseguido años antes, o difícilmente (más pensando en que para cuando se lanzó este disco Nirvana y su séquito empezaban ya a amenazar con desplazar esta música del primer plano) volverían a recibir una oportunidad.
Y pasó lo que ya sabemos. O por lo menos, aunque no se conociera el caso, lo que cualquiera puede suponer si se tacha a éste de ser un “disco maldito”. Que el disco fue excelente, sí, pero que se estrellaron definitivamente en su intento de conquistar el mercado.
Pero como poco arreglo puede tener ya aquel asunto, centrémonos en la música. “Wasted In America” se trabajó hasta el último detalle y resultó un conjunto intachable que, aún sin tener ningún tema con el claro sonido de los hits hardrockeros de la época, resultaba un sensacional trabajo de hard rock ecléctico y personal, complejo y potente, que destacaba especialmente por una intrincada sección rítmica (mucha atención a las líneas de bajo) y un aire mucho menos amable o divertido que lo que se estilaba en los medios hasta entonces, abanderado por la voz macarra de Jizzy Pearl. Algo así, por extraño que parezca, como unos Guns N’ Roses con ganas de demostrar técnica y, de paso, de parecerse de vez en cuando un poco a lo que después serían los Megadeth de los 90’s. Raro, sí, pero cualquiera que haya escuchado ese trallazo que es “Spit” lo entenderá. En un formato más standard, el surtido de cañonazos no tuvo desperdicio, como podemos seguir escuchando con este “Yucca Man”.
Les dio para poder girar por Europa abriendo para Ozzy Osbourne, pero tampoco consiguió cubrir las expectativas económicas de la casa, y esto (dos “fracasos” seguidos) facilitó las cosas para que la disquera se decidiera a deshacerse de ellos y, consecuentemente, para que empezara la cuesta abajo de Love/Hate, culminada con la salida de Jizzy Pearl para formar en los L.A.Guns. Eso sí, las últimas maniobras de levantamiento comercial para el disco no tuvieron desperdicio por llamativas y casi desesperadas. Y es que pocas veces, además de ésta, una promoción será recordada como una de las grandes anécdotas en el mundo del Rock. ¿Alguien recuerda (y el que no que vea el video siguiente) a Jizzy Pearl simulando crucificarse en la "Y" de "HOLLYWOOD"? Pues eso, será que no lo intentaron.
Love/Hate, perfecto representante de aquella nueva hornada hardrockera del cambio de década que andaba ya recibiendo otras influencias, fue una de sus lanzaderas y para su debut discográfico de 1990 se preparó una gran promoción que se vio recompensada (y aquí viene el problema) de una manera un tanto escasa en cuanto a ventas, si bien sí con una aplastante personalidad en lo musical. No hace falta decir, puestos en situación, que con su segundo trabajo, este "Wasted In America", los tipos se lo jugaban todo a doble o nada y o bien encontrarían ese asalto definitivo a la fama que otros habían conseguido años antes, o difícilmente (más pensando en que para cuando se lanzó este disco Nirvana y su séquito empezaban ya a amenazar con desplazar esta música del primer plano) volverían a recibir una oportunidad.
Y pasó lo que ya sabemos. O por lo menos, aunque no se conociera el caso, lo que cualquiera puede suponer si se tacha a éste de ser un “disco maldito”. Que el disco fue excelente, sí, pero que se estrellaron definitivamente en su intento de conquistar el mercado.
Pero como poco arreglo puede tener ya aquel asunto, centrémonos en la música. “Wasted In America” se trabajó hasta el último detalle y resultó un conjunto intachable que, aún sin tener ningún tema con el claro sonido de los hits hardrockeros de la época, resultaba un sensacional trabajo de hard rock ecléctico y personal, complejo y potente, que destacaba especialmente por una intrincada sección rítmica (mucha atención a las líneas de bajo) y un aire mucho menos amable o divertido que lo que se estilaba en los medios hasta entonces, abanderado por la voz macarra de Jizzy Pearl. Algo así, por extraño que parezca, como unos Guns N’ Roses con ganas de demostrar técnica y, de paso, de parecerse de vez en cuando un poco a lo que después serían los Megadeth de los 90’s. Raro, sí, pero cualquiera que haya escuchado ese trallazo que es “Spit” lo entenderá. En un formato más standard, el surtido de cañonazos no tuvo desperdicio, como podemos seguir escuchando con este “Yucca Man”.
Les dio para poder girar por Europa abriendo para Ozzy Osbourne, pero tampoco consiguió cubrir las expectativas económicas de la casa, y esto (dos “fracasos” seguidos) facilitó las cosas para que la disquera se decidiera a deshacerse de ellos y, consecuentemente, para que empezara la cuesta abajo de Love/Hate, culminada con la salida de Jizzy Pearl para formar en los L.A.Guns. Eso sí, las últimas maniobras de levantamiento comercial para el disco no tuvieron desperdicio por llamativas y casi desesperadas. Y es que pocas veces, además de ésta, una promoción será recordada como una de las grandes anécdotas en el mundo del Rock. ¿Alguien recuerda (y el que no que vea el video siguiente) a Jizzy Pearl simulando crucificarse en la "Y" de "HOLLYWOOD"? Pues eso, será que no lo intentaron.
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