miércoles, 31 de marzo de 2010

1975 - Scorpions - In Trance

Este momento, en el que encaramos la recta final de la carrera de los Scorpions, parece especialmente dado a que echemos la vista atrás y recordemos los muchos logros de la banda alemana. Pero alrededor de 40 años de música dan para mucho, demasiado como para intentar algún repaso mínimamente completo, y pareciendo lo más adecuado que cada uno repase los buenos momentos en función de sus gustos, y a partir de aquí se interese (o no) por continuar, ese vistazo al pasado se nos ha ido hasta 1975 para encontrarse con la que puede ser la primera gran piedra que, tras los cimientos, pusieron estos alemanes en su gran obra.

Un tercer disco siempre es un gran paso al frente en la consolidación de un grupo, y en el caso de Scorpions las razones para hablar de consolidación desde este “In Trance” son muchas y variadas. Y empiezan por el propio grupo. A saber: Este fue el segundo trabajo con Uli Roth a la guitarra solista y el primero en el que el virtuoso heredero de Hendrix adquiere el peso necesario para resultar parte importante en la definición del sonido de la banda.
El hecho es claro. De firmar dos temas en el anterior “Fly To The Rainbow”, Roth pasa a colaborar en la composición de más de la mitad de los cortes de “In Trance” y volvería a ser importante en los siguientes, resultando un factor decisivo en el crecimiento de la formación durante los 70s, periodo básico para cimentar su posterior éxito mundial en los 80s y para muchos enormemente más creativo que ese otro venidero.
Tanto crece su protagonismo que se atreve incluso con las voces en este disco, aunque en ese apartado no resulte de tanta importancia. Además, y todavía en el punto de la composición de la banda, para “In Trance” aparece un Rudy Lenners a las baquetas que, a pesar de su corta estancia en los escorpiones, es considerado todavía por muchos el mejor batería que hayan tenido.

Otra razón de peso pasa por la producción. Con “In Trance” se inicia la colaboración con el productor Deter Dierks, que les acompañaría hasta finales de los 80s siendo una parte muy remarcable del éxito que les vendría en esos años.
El personal estilo, claro, que acabarían de definir con el disco, muy metido en el sonido del rock duro de los 70s, a caballo entre lo que ahora se podría definir como hard rock clásico de gusto melódico y heavy metal tradicional, es otra de las más importantes.
Ni los trallazos de heavy clásico como “Dark Lady” o “Robot Man” son fáciles de encontrar antes de ese año (y lo que todos conocemos sólo salía de Gran Bretaña, mientras que ahora se abre al mundo desde Alemania) ni –mucho menos- las power ballads como “Life’s Like A River” o el tema del título abundaban hasta que estos germanos explotaron su filón. De todo tiene, entonces, y bien hecho, repartido así:

1. "Dark Lady" – 3:30 (U. Roth)
Compuesta y cantada (menos en los coros) por Roth –algo que, para ser el tema que abre el álbum, demuestra la confianza que ya tenían en el músico- es un arrasador inicio con una guitarra exuberante que se adorna en doblajes y partes de vibrato y wah wah. Rompedor, original y creativo para su época, una gran apuesta para empezar un disco.


2. "In Trance" – 4:47 (R. Schenker/K. Meine)
Se abre la parte más serena del disco con el tema homónimo. Una pausa para la balada que se rompe para dejar paso una y otra vez a un estribillo poderoso. A día de hoy, ¿cuántas veces hemos escuchado algo así? Bien, ¿y antes de esto? Pues eso. Enorme clásico de la banda.

3. "Life's Like a River" – 3:54 (U. Roth/R. Schenker/C. Fortmann)
En un formato más íntimo y magistralmente emotivo, sigue el momento para la balada con uno de los temas de mayor belleza que hayan grabado estos germanos. Y eso es mucho decir. El espectacular trabajo de la guitarra y la conmovedora interpretación vocal de Meine hacen de “Life’s Like A River” uno de sus temas lentos de mayor clase. Qué difícil debe ser sonar así para que tan pocas veces lo hayamos podido escuchar.


4. "Top of the Bill" – 3:26 (R. Schenker/K. Meine)
Pero volvamos al rock duro poco a poco con un medio tiempo de enormes riffs que sube la intensidad al disco...

5. "Living And Dying" – 3:24 (R. Schenker/K. Meine)
Y sin acabar de salir de ese momento mágico sigamos recorriendo esos parajes oníricos, oscuros y bellos que nos presenta “Living And Dying”.

6. "Robot Man" – 2:47 (R. Schenker/K. Meine)
Desde que “Dark Lady” abriera el disco con acelerada rotundidad habíamos tenido dosis de riffs poderosos salpicando aquí y allá ese hard rock tan melódico y elegante, pero es tiempo de sacarnos de esos ambientes y “Robot Man” se encarga de hacerlo con fuerza, iniciando la segunda mitad del disco como empezó la primera, para hacernos notar lo compensado y trabajado de la obra. Y con qué fuerza. A excepción del “Paranoid” de Black Sabbath pocos temas de la época se recuerdan que se muestren tan directos y arrasadores. En menos de tres acelerados minutos y desbordando gancho hasta que inevitablemente acompañemos el ritmo con la cabeza o los pies. Excelente.


7. "Evening Wind" – 5:06 (U. Roth)
De vuelta poco a poco a la nostalgia, de nuevo con Roth demostrando su maestría también en estos terrenos.

8. "Sun in My Hand" – 4:25 (U. Roth)
Pero si hay un corte en el que el guitarrista parece dejarse ir, éste es el medio tiempo “Sun In My Hand”, donde Uli exhibe recursos, una extraña originalidad sonora que convierte al tema en pieza rara y hasta una legión de solos de escándalo.

9. "Longing for Fire" – 2:44 (R. Schenker/U. Roth)
No se abandona la originalidad con “Longing For Fire”, llevada por una pesada línea de bajo y una gran interpretación de batería que hace al tema dinámico bajo las bonitas melodías vocales.

10. "Night Lights" [Instrumental] – 3:14 (U. Roth)
Y el cierre que se merecía el disco, que no podía ser otra cosa que un precioso momento instrumental donde la guitarra de Roth se mueve como pez en el agua. Como una firma de despedida. Como un broche de oro para un disco espectacular.

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