Vaya por delante que es perfectamente posible que estemos ante uno de los más conseguidos discos de heavy metal, según los principios más tradicionales, de este año (aquí seguramente el que más) y de los últimos. Y que bien podría ser también, ya puestos a valorar de una manera tan general, que este regreso (otro más) de los veteranos Accept fuera uno de los discos más conseguidos (o el que más) en toda su carrera –que es mucho decir- si nos atenemos sólo (más allá del valor que da la originalidad o la influencia en el tiempo) a la regularidad en el nivel de todos los temas del disco y a su gran sonido.
Baste decir que en un disco tan largo (en minutos y en temas) resulta tan difícil quedarse con un corte que destaque por encima de los demás como señalar otro que pueda sobrar o bajar el nivel.
Y eso que la cosa no parecía apuntar tan alto.
Accept sin Udo: Esa era la principal preocupación.
Lo de “sin Udo no es Accept” se lo han tenido que guardar todos los que tenían a punto este argumento tan clásico por el innegable valor de las composiciones, y parece que también se ha aplazado la carga contra el “chico nuevo” que pone las voces. Mark Tornillo puede que no tenga el carisma de Udo Dirkschneider e incluso, ojo, puede que no llegue a la espectacularidad del sonido que Udo ha conseguido para su trabajo vocal en sus últimos discos en solitario, pero lejos de desmerecer encaja perfectamente en un disco que es tan bueno y tan Accept que anula cualquier queja sobre valía o identidad.
Y esa era la segunda preocupación: la identidad. Además de la falta del cantante de siempre (algo siempre traumático en un grupo veterano) el single que presentaba el disco (aquí abajo) no parecía tan Accept como, casi, propio de un grupo de heavy épico al estilo Manowar. Mucho menos, claro, tan Accept como a la postre ha resultado el conjunto, donde acaba por engarzarse y dar el punto de variedad sin necesidad de cambiar mayores cuestiones de estilo. Siendo así, claro, apartado queda éste y todos los problemas o preocupaciones que se pudieran tener. Tanto que se puede resumir el asunto en una máxima. Si te gustaba Accept te gustará “Blood Of The Nations”. Y punto.
¿Que no es original? No creo que nadie esperara que lo fuera el regreso a escena de una gran y reputada banda. Al contrario, es de suponer que lo que esperaba todo el mundo es que calcara su estilo más exitoso, y aquí hasta nos concede guiños como el mencionado de “Teutonic Terror” (el single) o esos momentos tan Judas Priest (imposible no pensar en ellos, por ejemplo, en “Pandemic”).
¿Qué queremos más? Ya están los jóvenes para inventar y muchos otros, jóvenes y viejos, para los que no encajen con Accept (algo, cómo no, tan posible como respetable) y que, por supuesto, por continuidad seguirán sin "encajar" con este trabajo. Que lo disfruten los demás.
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