
Aunque reconozco haberme contado entre los preocupados por el devenir de este disco, después de que se escucharan comentarios sobre su presunto abandono del camino de vuelta al rock setentero -que había tomado en el último "Dirty Diamonds"- para acercarse al metal emparentable a su anterior "Brutal Planet", lo cierto es que, una vez escuchado, creo que nos podemos sentir satisfechos del trabajo que ha vuelto a conseguir el maestro Alice Cooper.
No(o no sólo) porque esa "metalización" sea sólo en parte y porque siga dominando un estilo más clásico y propio de su rock más tradicional, sino porque -y al margen de que sí se haya incluido a todo esto una atmósfera más oscura y cortes más afilados- el resultado sigue siendo muy interesante, coherente (no en vano se trata de un disco conceptual) pero variado, y con una intachable personalidad.
De eso, a Alice le sobra tanto como de experiencia y de buen hacer musical.
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