Si pensamos en aquella decisiva generación británica que desde mediados de los 60s revolucionó la música rock, inmediatamente nos vienen a la cabeza los nombres de The Beatles o The Rolling Stones. Si vamos un poco más allá para pensar en los que tuvieron un papel importante en el “endurecimiento” de esta música, creando algunos de los estándares más utilizados por el rock y hard rock desde los 70s, se nos añaden nombres como los de The Who o Cream. Y tanto en un caso como en el otro nos llegará con fuerza -aunque desde un segundo plano popular- el nombre de The Kinks. Aunque sí importante notoriedad, nunca tuvieron la base de seguidores de aquellos otros, pero su propia base de seguidores siempre los ha reivindicado como uno de los grupos más influyentes de la historia del rock, del hard rock y de la música popular. No en vano son muchos los artistas que los han mencionado como influencia en terrenos tan dispares como el punk, el glam rock o la new wave.
Si ahora pasamos a pensar en The Kinks, nos vienen a la cabeza aquel “Village Green”, “Something else”, el maravilloso “Arthur (Or The Decline And Fall Of The British Empire)” o el igualmente grande “Lola vs Powerman”. Puede que en lugar de discos nos asalten la memoria singles como la primeriza “You Really Got Me”, estandarte popular y reconocido referente pretérito para hard rock, o aquella popular “Waterloo Sunset”.
En el espacio que queda la fiebre rockera de sus primeros singles (“You Really Got Me”, “All Day And All Of The Night”...) y el éxito de sus discos maduros –los mencionados, por ejemplo- más acordes con los trabajos preciosistas, melódicos y de exuberantes arreglos que en los últimos 60s ya hacían Beatles o Stones; quedan una serie de trabajos de los que pocos se acuerdan.
Con unos Kinks todavía metidos en su estilo más fresco y rockero, pesado y bluesy pero accesible, y antes del giro hacia esos otros terrenos, “The Kink Kontroversy” ha quedado como un olvidado de su carrera, y para gran parte de la crítica especializada (hasta que por fin hoy parece ser recuperado), como un "disco menor" de su trayectoria.
Sin embargo, éste es seguramente el disco más infravalorado de su carrera y puede que uno de los más subestimados de esa generación sesentera.
“The Kink Kontroversy” es un gran ejercicio rockero con pinceladas de toda la amalgama sónica de la época (blues, soul, rhythm’n blues...) y algunos de sus temas más destacables en diferentes registros. La divertida y potente “Till The End Of The Day” en esa misma línea de su “You Really Got Me”, la “dylanesca” “I’m free”, la pesadísima versión del blues “Milk Cow Blues”, la balada “Ring The Bells” o “You Can’t Win” son algunas muestras que animan a recuperando sin miedo.
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