sábado, 19 de julio de 2008

1976 - Led Zeppelin - Presence


La discografía de Led Zeppelin no acabó en "Physical Graffiti", a pesar de que esto pueda parecer ante el olvido de lo siguiente por parte de muchas fuentes.
Efectivamente, ése fue su pico popular y a partir de ahí las cosas empezaron a ir mal. El accidente de coche de Robert Plant que casi acaba con su vida obligó a supender el final de la gira de aquel disco en 1975, y la banda se vio obligada a un parón que aprovechó para escribir algunos nuevos temas, que acabó grabando en sólo tres semanas -la grabación más rápida que habían hecho desde su debut- y con Plant todavía en silla de ruedas, debido a que cuando Zeppelin decidió lanzarse a por el nuevo disco ante su impedimento en el directo, los Rolling Stones tenían ya fecha en el estudio para ese plazo. Los propios Stones, que entraban entonces a registrar su "Black And Blue", se mostraron sorprendidos ante la prensa de que se hubiera podido aprovechar el tiempo de esta manera.

Para añadir alguno más de los condicionantes a todo este proceso, hay que decir que como la composición se hizo en la convalecencia de Plant, en la que le acompañó sólo J.Page, el resto de la banda no participó en la creación de los temas. Esto, y el poco tiempo de esa creación, explica el hecho de que probablemente sea el disco más homogéneo de su carrera. De hecho, es su único trabajo que no tiene pistas acústicas, y es bastante evidente su unidad estilística. Eso, tras un complejo y variado ejercicio como el que había sido "Physical Graffiti", era algo especialmente llamativo que la crítica no pasó por alto.

Los propios Page y Plant declararon que el disco era todo un ejericio de espontaneidad, y que no fue otra cosa sino un grito de supervivencia ante su situación, que en poco tiempo había pasado del éxito absoluto a casi la tragedia. Eso sí, y volviendo sobre su comentada homegeneidad; a pesar de que todo el bloque central estaba compuesto por sólidos temas de hard rock eléctrico y a medio tiempo, del más enérgico que nunca habían grabado, el primer y el último corte del disco marcaban la diferencia. "Achilles Last Stand" abría con un mastodonte de más de diez minustos que jugueteaba incluso con el heavy, y "Tea For One" ponía el cierre con un también largo e igualmente fantástico blues.

Un disco fresco, especial, personal, un paréntesis en su discografía normalmente más trabajada y compleja, y también un disco infravalorado, que aprovechando su todavía momento álgido popular llegó al número uno del Billboard y se convirtió en triple platino (enormes datos que sin embargo palidecen ante los de su disco anterior), pero pasó a la historia como el principio del fin de Led Zeppelin, como el golpetazo que los empujó hacia la cuesta abajo.

1 comentario:

EL CIPRI dijo...

Quizá me ciega el fanatismo, pero a mi me gustan todos los discos de Led Zeppelin, y quizá este es el que menos me guste de todos, por lo que comentas de homogéneo y plano, algo fuera de lo normal en los Zep.

Aún así, discazo tremendo este Presence, con el mastodóntico Achilles Last Stand como punta de lanza.

Saludos