Diez medios tiempos sólidos y densos unidos en un irrompible y homogéneo conjunto de puro hard rock. Sin más bailes de registros, sin concesión a la balada ni al arranque más afilado.
No es algo que asegure la aceptación masiva ni, sobre todo, el gancho inmediato; y tal y como se ha acabado por consolidar el acceso a la música en esta década, la inmediatez es lo único que asegura que alguien se acuerde en breve de un disco si ha podido escuchar tantos como le apetezca en el mismo día. Puede que fuera esto lo que hizo que “Sharks”, ni más ni menos que el disco que cerró la última etapa de M.Schenker con los UFO, pasara sin pena ni gloria en lo mediático.
Tal y como estaba la cosa, esto tenía que acelerar la partida definitiva del guitarrista alemán, que ya había abandonado tras la reunificación de la alineación clásica que supuso “Walk On Water”, pero finalmente había vuelto al redil para grabar el siguiente “Covenant” y, entre rumores, aguantar hasta este “Sharks”. De hecho y por esto, podría decirse que éste fue el único disco para el que hubo un tiempo de continuidad en el trabajo de los principales compositores de UFO, dado que los dos discos anteriores fueron más deudores del acontecimiento de la reunión, con toda la parafernalia que esto conlleva, resultando “Walk On Water” más que satisfactorio para estas expectativas de crítica y seguidores y “Covenant”, para muchos, más irregular quizá por pretencioso. Por una cosa –por la (mínima, pero al fin y al cabo alguna) solidez de formación que se pudo conseguir, ya no preocupada por celebrar reuniones- o por otra –por corregir el rumbo que algunos no aceptaron en “Covenant”-, “Sharks” acabó siendo el álbum más homogéneo, personal y con entidad propia en años, y si el tiempo acaba por recuperar lo que no pudo llamar la atención de principio –explicadas las razones, es evidente que es un disco que se disfruta con el tiempo y escuchas necesarios para adentrarse en su bloque cerrado- puede que (junto a “Walk On Water”) de lo mejor de UFO desde sus clásicos de los 70s.
Por lo menos, debió dejar satisfechos de sus posibilidades a Mogg, Way y compañía, cuando tras la tan inevitable como cantada salida de Schenker se apresuraron a buscar un reemplazo –y no esperar a los eternos cambios de viento del ex Scorpions- en la persona de Vinnie Moore y seguir un trabajo continuado en estudio que, por fin de una manera estable, sigue produciendo material regularmente. No es de extrañar teniendo en cuenta que, por ejemplo P. Mogg, había conseguido grabar en “Sharks” el que puede ser uno de sus trabajos más espectaculares a las voces, luciendo lo más aguerrido y profundo de su voz rockera.
Para colmo, en medio de la pared sónica del disco quedaron algunos cortes que marcan la diferencia con un toque de aquella magia que impregnó décadas atrás los mejores momentos de UFO: “Serenity” (un mastodonte con gusto a viejo clásico del hard rock de los 70s) o “Fighting Man” (uno de los cortes más dinámicos e inmediatos) siguen esperando su turno para que la justicia los coloque al lado de los imprescindibles de su repertorio.
Mientras esto siga así, quizá haya que considerar a “Sharks” uno de esos discos malditos a ir reivindicando. Llegados al punto de repasar lo mejor de la década, puede que un futuro clásico.
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