Repasando méritos, en esta década ha afianzado regularmente su carrera en solitario (lanzando tantos discos como en todo el periodo anterior desde que la comenzara a mediados de los 80s), ha puesto voces a una emergente banda como Brazen Abbot y ha protagonizado algunos de los proyectos más llamativos de estos años para los seguidores del hard y heavy rock más clásico: el Hughes-Turner Project con otro gigante del rock, Glenn Hughes, que ha dado ya dos álbums de estudio y un directo, Sunstorm con dos figuras actuales como Jim Peterick y Dennis Ward, y la ópera rock Nostradamus de Nikolo Kotzev.
Firmar al menos media docena de los no demasiados trabajos más que seguro la parte del público dada a al sonido más añejo de estos géneros consideraría lo mejor de estos diez años (nueve, todavía) no es poco. Y tal grado de actividad en una figura del rock que se acerca ya a los 60 no es, desafortunadamente, muy habitual. Todo ello, claro, añadiendo la calidad con que sigue desempeñando su tarea tanto como vocalista como en su papel de compositor, para nada a la sombra de cualquier otro momento anterior.
“Holy Man” fue su punto de partida de la década y todo un acierto para hacer girar hacia su música a esos nostálgicos de los viejos Rainbow –cómo no, pero también de Deep Purple y demás leyendas de la época- que habían acumulado ganas durante demasiado tiempo. Sin duda el inicio de década fue un momento propicio para este tipo de “revivals”, y desde entonces hemos asistido a reuniones de veteranos de todo tipo, regrabaciones y celebraciones varias de obras pretéritas y resurgimientos sorprendentes con nuevos grupos de géneros que parecían olvidados. Lo de JLT, eso sí, no pareció teñirse de maniobra de marketing, sino que sencillamente ha ido respondiendo de ahí en adelante a una coherencia y buen hacer del que conoce a la perfección un estilo y tiene ganas de demostrar su convicción.
La regularidad que ha demostrado estos años lo confirma, como igualmente este tiempo también se ha encargado de ir colocando a “Holy Man” como el disco preferido del Sr. Turner para muchos de sus seguidores, además de uno de los más completos –del heavy acelerado a las baladas pasando por medios tiempos abiertos a otras influencias, todo tratado con exquisito gusto melódico-, afortunados y repleto del sabor de siempre para el que ha sabido hallarlo sin necesidad de más publicidad que la buena reputación de su nombre. Para el futuro, un clásico.
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