¿Cuántos años hace que se empezó a hablar de este disco? ¿Nueve? ¿Diez quizá? Sea como sea, lo que ha ido quedando claro con todo ese tiempo es que lo que prometía ser el esperadísimo retorno de los idolatrados Guns N Roses, tras aquellos largos años a la vez de gloria desprendida de los “Illusions” y de rumores de peleas y separaciones, se quedó en una molesta broma todavía más larga sobre la salida del disco, aderezada con el desencanto que provocó ver el ir y venir de miembros alrededor de un único “gunner” original.
Imposible contar las veces que se ha anunciado, oficialmente o no, e incluso las que se han adelantado temas, cuando ya todos creían nunca saldría a la luz nos encontramos con que la cosa va en serio. ¿Y ahora qué? ¿Toca pagar con la misma moneda al Sr. Rose y pasar del estreno? ¿Renegar de unos Guns N Roses que poco tienen ya que ver con los que encandilaron a toda una generación? A vista de las ventas que está teniendo parece que no es la opinión de la mayoría. ¿Exigir que el disco justifique tantos años de espera? Bueno, está claro a la escucha que el trabajo de producción es inmenso, por ejemplo, pero es complicado dar respuesta a esto. Así pues ¿olvidamos afrentas y nos tomamos el disco como el siguiente de un grupo histórico, dejando de lado el tiempo pasado?
En este punto, no parece muy posible que los viejos seguidores del grupo lo entiendan como una paso natural, y si un reproche va a caer –y está cayendo- desde este lado va ser por el peso que ha tomado un nuevo sonido con influencias que algunos están clasificando como industriales, otros como alternativas y los más atrevidos directamente como hip-hop.
En un sector tradicionalmente poco amigo de cambios y novedades como el rock duro, esto –sin entrar en si sirven o no al conjunto o si resulta o no interesante, sólo por el hecho de existir- podría ser la condena definitiva, pero tanto parece ser el tirón que tenía guardado el nombre que firma la portada de la bicicleta que la cosa ha empezado funcionando de maravilla. Caso único, pero es que tampoco hay para asustarse. Aún aferrándose a la nostalgia de los “buenos tiempos”, ahí hay algo de la magia de los Illusions, otra porción de rabia echada en falta desde hace todavía más tiempo y se reconoce perfectamente al mejor Axl Rose. Incluso se puede decir que se luce. Así que ¿Y si nos olvidamos de todo, de lo bueno de su carrera anterior, de lo malo de los últimos años, del nombre que lo firma, de la formación actual, del estilo, de los prejuicios... qué tal el disco? En definitiva es lo que tenemos entre manos y lo que nos tiene que gustar o no. ¿Qué hay?
14 temas de incuestionable trabajo y costoso presupuesto que recorren varios terrenos diferentes dan para mucho, así que seguro que la mayoría puede sacar cosas que le entusiasmen y otras que le decepcionen. “Better”, “There Was A Time”, o –mucho más- “Shackler’s Revenge” se van a por un rock de producción y actitud muy actual, cargado de artificios más propios de otros géneros, mientras que “Street Of Dreams”, “Catcher In The Rye” o “Madascar” se adornan en un hard rock muy melódico, emotivo y personal, a la vez que “Scrapped” o “Riad N’ The Bedouins” atacan con afilada y añeja furia rockera y “Sorry” o “This Is Love” buscan el lado más lento e intimista, entre otros experimentos.
Quizá, podemos pensar, se hubiera asegurado más el tiro descartando algunos cortes a favor de un conjunto más homogéneo para uno u otro lado –el minutaje es lo suficientemente largo como para no haberse quedado con poco si hubieran, por ejemplo, sólo 10 temas (personalmente, yo tengo claro lo que dejaría fuera)- o por lo menos, pensando en no asustar de buenas a primeras a los viejos seguidores -que a fin de cuentas son los que más tiempo llevaban esperando y a los que más debe Axl-, cambiando el orden de las pistas para que el “tortazo” con cosas como “Shackler’s Revenge” no llegara hasta demostrar que también hay otras como un “Riad N’ The Bedouins” o un “Catcher In The Rye”. Siguiendo por aquí y poniéndose en lo subjetivo, con una decena de lo que hay en “Chinese Democracy” se puede construir un track list para un disco más que “ilusionante” para una mayoría de aficionados al Hard Rock y a los Guns N’ Roses (los de siempre).
En cualquier caso, no es sorprendente que explore estos terrenos si pensamos en que los dos “Illusions” ya abrían muchas puertas de distinto color y que desde entonces ha pasado mucho tiempo como para ir poniendo el pie cada vez más lejos (aunque no hayamos visto antes los escalones intermedios), o si escuchamos el tema homónimo de este “Chinese Democracy”, que se queda a medio camino de un rock potente, directo y efectivo al uso y esos ramalazos “industriales” más nuevos, funcionando admirablemente bien. Pero en fin, como pasa con cualquier cosa que haya tenido relevancia durante mucho tiempo, cada uno tendrá hecho su criterio, así que tendrá que ver si “la democracia china” encaja o no en esos esquemas.
De una u otra manera, lo que sí parece no demasiado arriesgado de decir es que será uno de los discos más significativos de la década. Al tiempo.
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