Bien, es evidente que no se le puede atribuir a “Spectres” la importancia para el desarrollo del rock duro en los USA que se les supone a sus tres primeros discos, y por otro lado sus cifras de venta dicen que no consiguió llegar al nivel de éxito que había tenido su célebre predecesor y cuarto álbum de Blue Öyster Cult. Y ya puestos a medir el lado comercial, tampoco el que tendría alguno de los siguientes. Entonces, ¿qué tuvo su quinto álbum de estudio?
Una respuesta rápida sería: “de todo”.
Por empezar ligando el tema anterior, fue un nada despreciable disco de oro con tres singles de éxito (“Godzilla”, “I Love The Night” y “Death Valley Nights”).
Pero es que a esto hay que añadir una propuesta que intentaba ser todavía más atractiva al gran público (y a públicos diferentes) que sus primeros esfuerzos, algo ya iniciado en "Secret Treaties" y desarrollado sobre todo en su anterior “Agents Of Fortune”, que ahora se acentuaba todavía más buscando inspiración incluso en el rock más popular de los 60s y teniendo como resultado uno de sus trabajos más "tranquilos". Si se pasaron de frenada o no es algo que cada uno podrá valorar (ellos mismos parecieron querer volver a un rock duro más algo más homogéneo en su siguiente "Mirrors", y más crudo en "Culösaurus Erectus"), pero el caso es que dieron a luz un conjunto variado hasta cimas que sólo bandas como Queen o The Beatles han conocido.
Aquí encontramos atmosféricos y preciosistas medios tiempos apoyados en el piano –“Nosferatu”-, mágicas baladas –“I Love The Night”-, cortes complejos abiertos a la experimentación con sonidos tan diferentes como el rock duro más afilado y el jazz –“Golden Age Of Leather”- , sencillos pero efectistas himnos pensados para el directo –“R.U.Ready To Rock”-, rock coreable y divertido con clara intención comercial –“Going Through The Motions”- y un sinfín de registros más. Añadido a su habitual buen hacer compositivo y de interpretación, enorme personalidad y, ahora sí, quizás más claramente que en cualquier otro de sus álbums ya de por sí “extravagantes”, una poderosa fascinación por el cine fantástico y de ciencia ficción, resulta uno de sus esfuerzos más heterogéneos.
Está claro que unos tipos que ya escribían sobre extraterrestres y “telépatas llameantes” no debían atender a tópicos líricos, pero en “Spectres” llegaron al punto de utilizar la fantasía de la gran pantalla (de “Godzilla” al vampiro del clásico film de Murnau “Nosferatu”) para ambientar sus canciones. Bizarradas como éstas son algunas de las cosas que han contribuido a que el grupo sea una leyenda y un elemento de obligatorio culto en determinados círculos, y han dado al nombre de Blue Öyser Cult un aire especial y único.
¿Es esta extraña propuesta lo que ha colocado históricamente a este disco por debajo de otros de su discografía? No parece posible, pero si alguien achaca esto al valor del álbum que se sorprenda comparando algunos temas.
Para empezar, este ejercicio de a la vez divertido y rocoso hard rock de mediático sonido muy de finales de los 70s para ensalzar al reptil gigante más famoso de Japón:
Y para seguir, una oda vampírica inundada de tranquila belleza, tristeza y oscuro misterio:
¿Hace falta más para darse cuenta de que hay pocos discos como éste? Por si acaso, una dosis extra de clase en forma de un tema lento para declarar amor a la noche.
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