Que los Skid Row tuvieron todo lo que hacía falta tener para arrasar en su momento es algo que sólo se acabó de completar cuando el entonces idolatrado por medio mundo J. Bon Jovi se decidió a echar una mano a su viejo colega Dave Sabo y a su grupo abriéndoles las puertas de la industria.
De antes, ya tenían, aún sin colarse en los medios y en el mundo de la fama, todo lo demás: un buen puñado de exitazos en potencia para poner de acuerdo a “heavys” y asiduos de la MTV ochentera, mucha actitud rockera, buenos músicos y compositores, mucha imagen, y un frontman (el curtido en los musicales de Brodway Sebastian Bach) que además de cumplir perfectamente en su papel en la banda como cantante se llevaba por delante a la chavalería masculina y femenina, ya fuera como referencia o como amor platónico.
Pero como siempre hay quien le encuentra el lado oscuro a todo, precisamente el hecho de que Bon Jovi les sirviera de padrino fue algo que pudo asustar a parte del público menos dado a lo mediático, en un caso similar al que poco antes había afectado, por ejemplo, a Cinderella. Sin embargo, la repercusión del su primer disco dejó pocas dudas: Skid Row sonaba al heavy rock arrollador y contagioso de unos Mötley Crüe, a la potencia y el punto sleazy de los primeros Guns N’ Roses, o puede que a un poco de aquí o allá de muchas otras bandas de heavy y hard rock, pero para nada se trataba de un grupo prefabricado para engordar las arcas de las productoras explotadoras de laca y cardados, de uno de aquellos destinados a lanzar un hit a la radio y quedar en el olvido, o de un clon de Bon Jovi o cualquier otro referente de la época.
Lo comprendió el público, que les dio el primer lugar en el Top Billboard 200 –algo de enorme mérito para un disco debut, y que los ponía a la altura en expectativas de los citados Guns N’ Roses- y lo comprendió la gente del negocio, que inmediatamente les dio la oportunidad de girar junto a gigantes consolidados como Aerosmith, Scorpions, White Lion, o los propios Mötley Crüe y Bon Jovi. Así las cosas, fácilmente quedó cubierta la apuesta que la disquera Atlantic Records –con las “intercesiones” comentadas- había hecho por ellos en 1988, poniéndolos en el estudio con un veterano como Michael Wagener (productor de Ozzy Osbourne o White Lion).
En definitiva, el disco marcó una época e hizo de Skid Row el prototipo de banda rockera de finales de los 80s –¿cuántas veces se les ha citado para referirse a ese sonido tan característico o como la influencia de algún nuevo grupo que apueste por ese tipo de hard and heavy?-, agrandando su figura incluso en los primeros 90s y a pesar del ocaso popular de estos estilos en favor del grunge. No en vano compartieron gira con Guns N’ Roses –otros de los pocos a los que el cambio de aires no les afectó en las ventas- en 1991 y en ese mismo año lanzaban su segundo disco, el más puramente heavy “Slave To The Grind”, directamente al número 1 de las listas. Pero sin avanzarse tanto, recuperemos el track list:
1. Big Guns
El primer bombazo del disco sirve para darse cuenta de que la cosa es mucho más poderosa de lo que cabía pensar por su imagen. Kilos y kilos de actitud y agresividad desde un heavy rock de corte clásico para abrir con buen pie, más un estribillo matador de los que se graba a fuego en la cabeza.
2. Sweet Little Sister
Si en el mismo 1989 Mötley Crüe tuvieron con su “Kickstart My Heart” su frenético y divertido tema del año, “Sweet Little Sister” fue algo así como la propuesta de Skid Row para ese planteamiento, en uno de los cortes de sonido más angelino del disco, de nuevo más que contagioso.
3. Can't Stand the Heartache
Más estribillos inmediatos para el álbum, que sigue moviéndose entre diferentes terrenos sin perder su aplastante personalidad, ahora en una versión menos rápida y más radiable...
4. Piece of Me
...y ahora en una apuesta más agresiva y contundente. Una de las razones del éxito del disco pudo ser esta facilidad para moverse entre el gancho del hard rock de L.A. y la contundencia del heavy más clásico americano de los 80s. Una machacante muestra de cómo quedarse a medio camino y reventarlo por los dos lados:
5. 18 and Life
¿Qué todavía faltaban registros? Pues aquí va un medio tiempo de melodía baladera que hoy día es ya un imprescindible clásico de la época, número 4 en las listas de singles en su momento:
6. Rattlesnake Shake
Vuelta a los aires angelinos con “Rattlesnake Shake”.
7. Youth Gone Wild
Y más de estribillos matadores con el primer single del disco, a la vez potentísimo y contagioso.
8. Here I Am
Sin perder pie, más gancho a la Skid Row.
9. Makin' a Mess
¿Queda todavía algo de sonido L.A.? Pongámoslo antes de ir cerrando.
10. I Remember You
En un disco de 1989 no podía faltar la power-ballad. Tercer single del álbum, recordada balada para la historia y número 6 de las listas de singles ese año.
11. Midnight Tornado
Y para el final un tema que se mueve más dentro de los parámetros del heavy metal tradicional de su época, demostrando una vez más el carácter ambiguo o “bastardo” de su sonido con una soltura y un buen hacer envidiables.
Como todo el disco. Una apuesta segura.
jueves, 25 de diciembre de 2008
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3 comentarios:
18 and Life y I Remember You son un par de baladas muy geniales :) ahora que estan sin Sebastian Bach he perdido el encanto e interes hacia Skid Row
Es verdad que sin Bach no hoy Skid Row que valga.
Bueno, saludos y gracias por visitar el blog! Sobre lo que ha ido pasando durante todos estos años desde sus gloriosos primeros discos, pues bueno, decir que es algo que les ha tocado pasar a casi todos los que gozaban de éxito en esa época, así que yo tampoco lo achacaría por completo a la falta de S. Bach.
Eso sí, es evidente que en sus discos con Skid Row se luce.
Por cierto, Felices Fiestas!
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