Tras seis años de trabajo, de idas, venidas y cambios en la formación, de
cambios también en las disqueras, e incluso de primeras experiencias en la
grabación (aunque no fueran otra cosa
sino un tributo a los Beatles), Asfalto por fin conseguía una propuesta firme
para lanzar su debut.
Un difícil camino en aquel tiempo de cambio que fue la
transición. Pero el resultado merecía la pena, como si todas esas vivencias
quedaran incrustadas en la música, y la vida en la España de mediados de los
70s tuviera que quedar plasmada para siempre en sus canciones.
Y vaya si lo hizo. El desencanto por unos tiempos tan
largamente esperados, la asfixia por el crecimiento del Madrid obrero de la
época, el hastío de la rutina, el deseo de una vida más sencilla y el recuerdo
de la opresión encuentran su espacio dentro un disco que es casi una crónica
de la época.
De una manera extraña, a la vez emotiva y poética, pero también
muy agarrada a la vida banal de la clase obrera y a sus referentes populares. Pero
con un carácter muy reconocible, entonces novedoso, que más tarde
desarrollarían –de una manera más agresiva- los dos gigantes del rock duro en
España que tras la estela de Asfalto estaban por llegar.
Los primeros en grabar para los históricos Chapa Discos,
consiguieron juntar un buen puñado de canciones que han pasado a la historia
del rock de este país, siendo varias de este primer trabajo algunas de las más
reconocidas de su discografía.
Estos fueron los temas:
1. Ya está bien. Una manera estupenda de comenzar un disco: con el tema
más directo y contundente, y marcando estilo para los grupos que estaban por
llegar. Y para las letras, un relato del duro camino del músico de rock en aquel momento.
2. Capitán trueno. Se dice que es uno de los primeros temas
de ese género tan “nuestro” que es el rock urbano, y además una de sus grandes
banderas. Esto es, claro, por la denuncia social que hacen las letras, aunque
sea de una manera tan inocente como invocar a un héroe del cómic para que
arregle nuestras vergüenzas. De cualquier manera, es un tema de gran carisma y
personalidad, en buena parte por la aportación de esa flauta que da un toque
“folk” o incluso “prog” a su sonido. Una de sus canciones más conocidas y un
éxito de la época.
3. Ser urbano. Guitarras dobladas al más puro estilo
setentero de unos UFO o Thin Lizzy, y un tema de mayor peso hardrockero que el
anterior, si bien se mueve por terrenos parecidos. Esta vez la denuncia, de
nuevo de manera muy simbólica y original, se hace del crecimiento de las ciudades como
masas de asfalto y obreros alienados. Algo muy recurrente en el rock de esos
años.
4. Días de escuela. La auténtica maravilla del disco. Uno de
sus temas más dinámicos, más por esa espectacular base rítmica que por un
sonido general que es mucho más técnico y emotivo que duro. Las penurias de la
escuela de la España Franquista resumidas en una canción que inevitablemente
queda para el recuerdo.
5. Todos los días. Con el listón tan alto, y en vísperas del
tema más desarrollado del disco, “Todos los días” se convierte en un puente
ligerito que bien agradece el trabajo.
6. Quiero irme (La huída). Y turno para el tema más largo,
trabajado, y próximo al hard rock de tintes progresivos de unos Rush. De nuevo
uno de los puntos más altos del disco.
7. Rocinante. Otro
de sus temas más conocidos. En un ambiente nostálgico y altamente emotivo, como
de balada de aire sinfónico, el narrador llega al lugar donde han quedado
olvidadas todas las cosas que ya no existen en la caótica sociedad del momento,
y entre ellas Rocinante, símbolo a la vez de la naturaleza (abandonada “por un
tractor”) y las ilusiones de los “Don Quijotes” que han acabado sucumbiendo. El
abandono de la realidad como solución para nuestras penurias, a la curiosa
“manera Asfalto”.
8. La isla del amor. El disco ha girado hacia lo más
tranquilo, y es buen momento para encajar la vieja y alegre influencia de los
Beatles.
9. El emigrante. Y estando ya en estos terrenos, un cierre
tranquilo nunca viene mal para aumentar las ganas de pinchar de nuevo un disco
tan variado como interesante.
Sin embargo, el hecho de que no consiguieran establecer una
dirección clara (como parece evidente si comparamos el heavy rock de “Ya está
bien”, muy en la línea de lo que en pocos años haría famosos a Barón Rojo, con esa
“beatleliana ” “La Isla del Amor”, o con los varios momentos de influencia
sinfónica o progresiva) reavivó las discusiones en el seno del grupo, que tras
el lanzamiento acabaron con una separación que nos dejaría a unos remodelados
Asfalto grabando rápidamente el siguiente “Al otro lado” y a los nuevos Topo,
nacidos de la escisión, corriendo a hacer competencia con su debut.
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