miércoles, 31 de marzo de 2010

2010 - Crazy Lixx - New Religion

El siempre difícil segundo disco (para los que generaron expectativas con el primero) llega con la firma de Crazy Lixx como toda una apuesta por ser la primera vez que esta joven banda nórdica compone un listado de temas completo pensado para un LP.

Recordemos que su anterior “Loud Minority” fue la culminación de esos años primerizos en los que el grupo venía lanzando paulatinamente singles y que incluía algunos de ellos, junto a otros temas de toda esa época. “New Religion”, sin embargo, está pensado, compuesto y grabado para ser “un álbum”, y eso se tenía que notar.
En que es más homogéneo, desde luego, en que se nota una dirección más clara, en que el sonido es más compacto... y quizás en que hay menos singles potenciales que destaquen dentro de un conjunto rocoso.

Rocoso, sí, rockero, aguerrido, más duro y (ma)duro y posiblemente más deudor, si cabe, de ese sonido hard ‘n heavy propio de finales de los 80s y principios de los 90s, especialmente heredero de Skid Row. Aunque no nos confundamos, claro, la línea sigue siendo la misma, aunque esté evolucionada. Todo un bloque poderoso para dejar la competencia servida con Crashdïet y Hardcore Superstar por ser la banda puntera de su generación. Crazy Lixx han jugado fuerte y en breve (que ahora va todo muy rápido) veremos qué pasa.

Es posible, sí, que no consiga la notoriedad que sí tuvo el primero, pero eso es lo que viene pasando con todas las bandas de esta generación sueca que consiguen dar la campanada, y no parece que tenga que ver obligatoriamente con un descenso en la calidad de su música. De hecho, hemos visto como pasaban desapercibidos discos probablemente mejores que anteriores “bombazos” del mismo autor. Pero se convierten en estrellas durante un tiempo y luego las vamos olvidando en favor de otra novedad. En el caso de Crazy Lixx será, si pasa, quizás por ese cambio de orientación desde un disco hecho de singles potencialmente buenos para la radio a otro trabajado como un conjunto más homogéneo y duro. Y posiblemente, si pasa, será porque el disco hecho “de singles” (algo, por otro lado, tan válido como interesante) nos viene mejor, por inmediatez, para seguir con esa costumbre de escuchar una vez, endiosar al autor, y no volver a prestarle mucha atención. Que lo de madurar un disco puede que se haya pasado de moda.

Pero en fin, como parece que lo que han conseguido con “New Religion” la merece, esperemos que tengan suerte. Y que su carrera sólo vaya para arriba, que eso inevitablemente significará otros muchos buenos ratos para los que amamos el Hard Rock.

1975 - Scorpions - In Trance

Este momento, en el que encaramos la recta final de la carrera de los Scorpions, parece especialmente dado a que echemos la vista atrás y recordemos los muchos logros de la banda alemana. Pero alrededor de 40 años de música dan para mucho, demasiado como para intentar algún repaso mínimamente completo, y pareciendo lo más adecuado que cada uno repase los buenos momentos en función de sus gustos, y a partir de aquí se interese (o no) por continuar, ese vistazo al pasado se nos ha ido hasta 1975 para encontrarse con la que puede ser la primera gran piedra que, tras los cimientos, pusieron estos alemanes en su gran obra.

Un tercer disco siempre es un gran paso al frente en la consolidación de un grupo, y en el caso de Scorpions las razones para hablar de consolidación desde este “In Trance” son muchas y variadas. Y empiezan por el propio grupo. A saber: Este fue el segundo trabajo con Uli Roth a la guitarra solista y el primero en el que el virtuoso heredero de Hendrix adquiere el peso necesario para resultar parte importante en la definición del sonido de la banda.
El hecho es claro. De firmar dos temas en el anterior “Fly To The Rainbow”, Roth pasa a colaborar en la composición de más de la mitad de los cortes de “In Trance” y volvería a ser importante en los siguientes, resultando un factor decisivo en el crecimiento de la formación durante los 70s, periodo básico para cimentar su posterior éxito mundial en los 80s y para muchos enormemente más creativo que ese otro venidero.
Tanto crece su protagonismo que se atreve incluso con las voces en este disco, aunque en ese apartado no resulte de tanta importancia. Además, y todavía en el punto de la composición de la banda, para “In Trance” aparece un Rudy Lenners a las baquetas que, a pesar de su corta estancia en los escorpiones, es considerado todavía por muchos el mejor batería que hayan tenido.

Otra razón de peso pasa por la producción. Con “In Trance” se inicia la colaboración con el productor Deter Dierks, que les acompañaría hasta finales de los 80s siendo una parte muy remarcable del éxito que les vendría en esos años.
El personal estilo, claro, que acabarían de definir con el disco, muy metido en el sonido del rock duro de los 70s, a caballo entre lo que ahora se podría definir como hard rock clásico de gusto melódico y heavy metal tradicional, es otra de las más importantes.
Ni los trallazos de heavy clásico como “Dark Lady” o “Robot Man” son fáciles de encontrar antes de ese año (y lo que todos conocemos sólo salía de Gran Bretaña, mientras que ahora se abre al mundo desde Alemania) ni –mucho menos- las power ballads como “Life’s Like A River” o el tema del título abundaban hasta que estos germanos explotaron su filón. De todo tiene, entonces, y bien hecho, repartido así:

1. "Dark Lady" – 3:30 (U. Roth)
Compuesta y cantada (menos en los coros) por Roth –algo que, para ser el tema que abre el álbum, demuestra la confianza que ya tenían en el músico- es un arrasador inicio con una guitarra exuberante que se adorna en doblajes y partes de vibrato y wah wah. Rompedor, original y creativo para su época, una gran apuesta para empezar un disco.


2. "In Trance" – 4:47 (R. Schenker/K. Meine)
Se abre la parte más serena del disco con el tema homónimo. Una pausa para la balada que se rompe para dejar paso una y otra vez a un estribillo poderoso. A día de hoy, ¿cuántas veces hemos escuchado algo así? Bien, ¿y antes de esto? Pues eso. Enorme clásico de la banda.

3. "Life's Like a River" – 3:54 (U. Roth/R. Schenker/C. Fortmann)
En un formato más íntimo y magistralmente emotivo, sigue el momento para la balada con uno de los temas de mayor belleza que hayan grabado estos germanos. Y eso es mucho decir. El espectacular trabajo de la guitarra y la conmovedora interpretación vocal de Meine hacen de “Life’s Like A River” uno de sus temas lentos de mayor clase. Qué difícil debe ser sonar así para que tan pocas veces lo hayamos podido escuchar.


4. "Top of the Bill" – 3:26 (R. Schenker/K. Meine)
Pero volvamos al rock duro poco a poco con un medio tiempo de enormes riffs que sube la intensidad al disco...

5. "Living And Dying" – 3:24 (R. Schenker/K. Meine)
Y sin acabar de salir de ese momento mágico sigamos recorriendo esos parajes oníricos, oscuros y bellos que nos presenta “Living And Dying”.

6. "Robot Man" – 2:47 (R. Schenker/K. Meine)
Desde que “Dark Lady” abriera el disco con acelerada rotundidad habíamos tenido dosis de riffs poderosos salpicando aquí y allá ese hard rock tan melódico y elegante, pero es tiempo de sacarnos de esos ambientes y “Robot Man” se encarga de hacerlo con fuerza, iniciando la segunda mitad del disco como empezó la primera, para hacernos notar lo compensado y trabajado de la obra. Y con qué fuerza. A excepción del “Paranoid” de Black Sabbath pocos temas de la época se recuerdan que se muestren tan directos y arrasadores. En menos de tres acelerados minutos y desbordando gancho hasta que inevitablemente acompañemos el ritmo con la cabeza o los pies. Excelente.


7. "Evening Wind" – 5:06 (U. Roth)
De vuelta poco a poco a la nostalgia, de nuevo con Roth demostrando su maestría también en estos terrenos.

8. "Sun in My Hand" – 4:25 (U. Roth)
Pero si hay un corte en el que el guitarrista parece dejarse ir, éste es el medio tiempo “Sun In My Hand”, donde Uli exhibe recursos, una extraña originalidad sonora que convierte al tema en pieza rara y hasta una legión de solos de escándalo.

9. "Longing for Fire" – 2:44 (R. Schenker/U. Roth)
No se abandona la originalidad con “Longing For Fire”, llevada por una pesada línea de bajo y una gran interpretación de batería que hace al tema dinámico bajo las bonitas melodías vocales.

10. "Night Lights" [Instrumental] – 3:14 (U. Roth)
Y el cierre que se merecía el disco, que no podía ser otra cosa que un precioso momento instrumental donde la guitarra de Roth se mueve como pez en el agua. Como una firma de despedida. Como un broche de oro para un disco espectacular.

martes, 30 de marzo de 2010

1989 - Mr. Big - Mr. Big

Hay veces que, en esto de la música, las matemáticas no acaban de funcionar y la suma de muchos talentos no resulta un verdadero acierto, pero como para desmentir el tópico parece que en el caso de Mr. Big los números quisieron favorecer el resultado multiplicándose.
Y es que éste puede ser uno de los pocos “supergrupos” que ha dado el rock que a la postre haya resultado más famoso como tal que las carreras de sus miembros por separado. Veamos: B.Sheehan había hecho fortuna poniendo su espectacular bajo al servicio de David Lee Roth, Paul Gilbert ya demostraba su talento a las seis cuerdas en sus Racer X, Pat Torpey había trabajado con sus baquetas junto a Robert Plant o Freddy Mercury y Eric Martin era un reputado vocalista habitual de los musicales antes de formar parte de Mr. Big, pero ¿alguien se acuerda de todo esto antes que de discos como éste?

Seguramente no, pero si lo hace es posible que se pare a pensar en lo diferentes en estilo que eran todas esas trayectorias y en cambio en cómo de compacto y “hecho” suena ya este homónimo debut. Aún así, es también fácil distinguir la aportación de cada uno y verles brillar individualmente, siendo indiscutible que uno de los puntos fuertes del disco es precisamente la exhibición del buen hacer en la interpretación de cada uno de los músicos. En este apartado, mención aparte merece Eric Martin, que realiza una de las interpretaciones más lucidas que se puedan recordar en un disco de Hard Rock, poniendo el extra de clase con su estilo tan emotivo y seductor (algo entre Dave Lee Roth y David Coverdale que parece extrañamente difícil de lograr de una manera tan sensual sin perder la elegancia) a un Hard Rock clásico de escuela Van Halen, remozado para la radiofórmula de la época.

Y bien que consiguieron hacerse con esa radiofórmula, porque ya con este primer disco pudieron ver su trabajo en el Billboard 200 (número 46 de discos en 1989) y para el siguiente “Lean Into It” ya habían acumulado la suficiente fama como para tener el álbum entre los 20 primeros y colocar singles en los primeros puestos, dando inicio a una recordada carrera dentro del mundo del Hard Rock que empezó, con este “Mr. Big”, con en el siguiente listado de temas. Empezamos por el primer y único single del disco, que llegó entre la gran competencia de ese año a un meritorio puesto 39 para ser la carta de presentación de estos entonces desconocidos, y pasamos por algunas de las más selectas piezas del momento, incluyendo dos de los medios tiempos baladeros (“Had Enough” y “Anything For You”) de mayor emotividad que se hayan grabado en este estilo. Ahí va:

1. "Addicted to That Rush" (Paul Gilbert/Billy Sheehan/Pat Torpey) – 4:46


2. "Wind Me Up" (Eric Martin/Gilbert/Torpey) – 4:11
3. "Merciless" (Gilbert/Martin/Torpey) – 3:57
4. "Had Enough" (Sheehan) – 4:57
5. "Blame It on My Youth" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:14
6. "Take a Walk" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 3:57
7. "Big Love" (Martin) – 4:49
8. "How Can You Do What You Do" (Jonathan Cain/Martin) – 3:58
9. "Anything for You" (Gilbert/Martin/Sheehan) – 4:37
10. "Rock & Roll Over" (Martin) – 3:50
11. "30 Days in the Hole" (Steve Marriott) – 4:12


Merecido recordatorio hecho a los temas y sus autores (y hay que notar el trabajo de todos los miembros del grupo también en la composición), no nos queda más que rendirnos a su talento. Un buen momento para ponerse de nuevo el disco, ¿verdad?

lunes, 29 de marzo de 2010

1974 - KISS - Hotter Than Hell

Cuando existe ese momento de especial creatividad y “feeling” por el que no tantas bandas pueden presumir de haber pasado hasta las prisas pueden transformarse en un aliciente en lugar de resultar un contratiempo.
Veamos, la banda más “caliente” del planeta se encontraba en pleno estallido tras haber publicado su exitoso primer álbum y haber empezado a girar abriendo bocas a su paso -maquillaje, disfraces y show rockero mediante-; y de la urgencia por publicar más material impuesta por la necesidad de la emancipación económica de su disquera (que los obligaba a componer y grabar en la mismísima ruta) salió un sonido mágico, crudo, sucio y de producción escasa que acabó de dar ese aire especial a algunos de los temas más melódicamente afortunados que hayan grabado nunca KISS.

Llamémoslo destino o simplemente estado de gracia, pero para dar forma a “Hotter Than Hell” salieron algunos de sus riffs más directos, aparentemente sencillos, efectivos y duros, y a la vez algunos de los momentos más bellos, adornados de melodías nostálgicas y guitarras dobladas, de su extensa discografía.
Convertidas así en virtud, si en algún punto se pudieron notar las prisas como algo negativo éste fue el de la promoción.

“Hotter Than Hell” pasa por ser uno de los discos menos populares de la etapa de gloria de los de New York, pero, pensando en el masivo nivel popular que ha ido consiguiendo toda esa etapa al completo con el tiempo, eso tampoco es, ni de lejos, un fracaso comercial. Para el ’77 ya tenía certificación oro por haber vendido más de 500.000 copias y mucho ha llovido desde entonces (también en dinero) para KISS.

Más oscuro en sonido y más relacionable con el hard rock clásico de los 70s que la mayoría de sus discos de la época, sí, pero “Hotter Than Hell” se agranda con la marca (y en este caso nunca mejor dicho lo de “marca”) KISS grabada a fuego y abrasando a un público entonces sorprendido una y otra vez, en buena parte a base de tomar el planteamiento ambiguo y sexual del glam rock de la época y reconvertirlo en algo donde las provocativas letras son ya la clara y abierta exhibición sexual y amorosa del varón que tanto se repetiría en el Hard Rock más mediático de la década siguiente.
De principio a fin “más caliente que el Infierno”, de principio a fin una colección de clásicos ya de los KISS:

1. "Got To Choose" (Paul Stanley) – 3:52
Paul Stanley abre fuego planteando la elección de un novio a su pareja infiel en uno de los temas que han pasado a la historia entre lo más selecto del repertorio KISS, con contagioso estribillo en falsete y el primer impresionante riff del álbum. Uno de esos temas con los que se entiende que si el sonido de “Hotter Than Hell” acabó por favorecer su propuesta es precisamente por acercarse al de su arrasador directo. Aquí lo tenemos:


2. "Parasite" (Ace Frehley) – 3:23
Gene Simmons toma el relevo a las voces en un tema escrito por un desbordante Ace Frehley a la guitarra (que nos deja uno de sus riffs más afilados, en el que hay quien ha querido ver un precursor del metal posterior) y que le viene como anillo al dedo al más duro y crudo personaje KISS.


3. "Goin' Blind" (Gene Simmons, Stephen Coronel) – 3:34
Estas cosas siempre son muy personales, pero puede que éste sea uno de los temas más bellos que nos hayan dejado tanto KISS como el hard rock de los 70s en general. No podían hacerlo “standard”, claro, y la historia de amor que nos cuenta se desarrolla entre un anciano y una jovencita, pero ¿no son mágicas esas twin guitars?


4. "Hotter Than Hell" (Stanley) – 3:36
Vuelve Paul Stanley a punto para ligar en su inconfundible estilo con una casada “más caliente que el Infierno”. A estas alturas es tan imposible no conocer este tema como haber conseguido escapar a los incontables recopilatorios y directos del grupo, pero aún así bien que se merece volver a aparecer aquí:


5. "Let Me Go, Rock 'N Roll" (Stanley, Simmons) – 3:17
Otro tema habitual de su repertorio en directo y de sus recopilatorios es este potente y afilado rock’n roll que no necesita más presentación:


6. "All The Way" (Simmons) – 3:17
Volvemos a tener riffs para el recuerdo en el relato de las continuas quejas de la novia de Gene, y con eso nos metemos en una segunda cara del disco, quizás menos conocida, pero de exquisita factura.

7. "Watchin' You" (Simmons) – 3:45
Otro impresionante trabajo de guitarra y atronadora sección rítmica acompañan a “Watchin You”, uno de los cortes más potentes y conseguidos de estos primeros años de la máquina neoyorkina.


8. "Mainline" (Stanley) – 3:54
Y llega el turno de que por fin el batería Peter Criss se luzca a las voces, cómo no, con unas de las más bonitas melodías del trabajo, apoyadas en un fresco y dinámico rock’n roll marca de la casa.


9. "Comin' Home" (Stanley, Frehley) – 3:44
Para no perder el momento, “Comin’ Home” acentúa la belleza a base de la nostalgia de Stanley por regresar a su amada (y por supuesto, siendo KISS, a sus encuentros sexuales), con un estribillo que devuelve la magia y la tranquilidad que le faltaba al disco para acabar de resultar la equilibrada e intachable pieza maestra que es.


10. "Strange Ways" (Frehley) – 3:21
Y el contundente cierre que saca brillo al trabajo viene de la mano (y la guitarra) de A.Frehley, que nos vuelve a dejar un mastodóntico riff a medio tiempo y el que posiblemente es el solo más alucinante del disco. Temazo para el recuerdo. Y van diez. No hace falta más.

lunes, 22 de marzo de 2010

2010 - Scorpions - Sting In The Tail


Lo cambia todo. Y claro que, incluso antes del anuncio, “Sting In The Tail” era un estreno esperadísimo. No podía ser de otra manera tratándose de este autor. Pero después de éste no se puede valorar como se haría en cualquier otro caso, ni como se hace con cualquier otra novedad. Y es que el anuncio de la retirada de los Scorpions condiciona cualquier valoración. Se alza con mayor importancia que la que pueda conseguir el nuevo disco, porque en este momento es cuando nos damos cuenta de que, sea como sea, la gloria ya la tenían ganada hace tiempo.

Sí, se puede tratar de comentar el disco comparándolo con lo que vienen haciendo estos últimos años (y en esa evolución se puede entender perfectamente) pero si se comienza a pensar en que tal anterior quizá tuvo más hits potenciales (de los últimos, “Unbreakable” los tuvo) o que quizá éste retoma ese sonido más moderno para conjugarlo, ahora en mayor medida, con el sonido de su etapa más exitosa (con guiños tan claros como el del inicio de “Sly”, que casi calca el de aquel “When The Smoke Is Going Down”) enseguida se nos ocurre que tampoco le podemos poner muchos peros a un trabajo que puede ser la despedida de unos tipos que tanto han hecho por este negocio.



Porque tampoco podemos caer en querer que se despidan con uno de sus mejores discos (aunque ellos mismos lo hayan anunciado así) y "sólo" deberíamos pedir que lo hagan con el mejor disco que los Scorpions pueden hacer a día de hoy, y eso sí que parece que lo han conseguido.

De la misma manera, habría que añadir que toda alabanza es poca para unos tipos que llevan tantos años (décadas) en esta música, pero que será siempre justa referida a su carrera, y no sólo a este disco. Porque que en esto hay tendencia a acumularlo todo en lo que se conserva más en el recuerdo o en lo que está más de actualidad.
Si, por poner un ejemplo emparentado, a AC/DC les ha llegado el momento de que se reconozca mediáticamente su carrera, sólo se puede decir que resulta de lo más justo por su labor, pero en ese cruce de cables comunicativo tan propio del que quiere alabar “por moda” o sin conocer a fondo de lo que habla, se ha acabado por hinchar la valía de su último disco, que ha centrado todos los comentarios, mientras que algunos de sus más logrados trabajos siguen en el olvido para el gran público.



Y que conste que “Sting In The Tail” merece las alabanzas (y no digo que “Black Ice no), que es un disco perfectamente homogéneo que parece pensado y repensado hasta dar con un listado de temas compensado en la variedad, que en ese aspecto sea probablemente “más disco” que esos dos anteriores con los que tan bien recuperaron el hilo, o que tiene temas que pueden acabar siendo himnos en el directo (lo veremos en la mastodóntica gira de despedida que se nos viene encima), pero tampoco se nos puede olvidar si queremos rendir el merecido homenaje a estos alemanes que tanto o más que éste han aportado otros muchos anteriores, y que de esos no sólo hay que mencionar a los que conservan la gran fama del grupo (si esto sigue generando noticias, seguro que vamos a volver a oír lo grande fue, por ejemplo, “Love At First Sting”) sino también a los que parecen más olvidados.



En ese sentido, parece justo pedir a los nuevos fans que se hayan dejado arrastrar por la marea que está empezando a generar el acontecimiento que rodea a “Sting In The Tail” (por otra parte, algo siempre positivo para enganchar a nueva gente) que no se queden sólo en comprar ese disco que está en la estantería de “actualidad” y que se interesen por buscar entre las “antigüedades” otros de los que difícilmente vamos a oír hablar estos días como “Fly To The Rainbow”, “In Trance” o “Taken By Force”. Quizá éste sí pueda ser el mejor homenaje que les podamos hacer (y por eso salpico esta reseña de vídeos de temas de aquellos tiempos), tratando de devolver a esa cima donde deberían estar a todas las maravillas que nos han dado durante tantos años. Podemos estar convencidos de que el que las descubra ahora las agradecerá.



A ellos, a los Scorpions, sólo darles las gracias. Por otro gran disco como es “Sting In The Tail”. Y por todo.

miércoles, 17 de marzo de 2010

2010 - Bunbury - Las Consecuencias

Cuando algún reputado músico ofrece algo nuevo que parece extrañamente sencillo (para lo que se esperaba de él) se suele decir que se trata de un disco "de madurez". Y sí, puede que si el músico no es del todo reputado sencillamente se tache al disco de fácil o de poco trabajado.

Pero el caso de Bunbury es algo totalmente diferente a todo. Vale, ya había avisado diciendo que este disco sería "la otra cara" del anterior, más eléctrico y dinámico, "Hellville De Luxe", algo premeditadamente "intimista" (ese otro calificativo tan gastado en estas ocasiones) que fuera (literalmente) como "un disco de cámara, que pudiéramos tocar ahora mismo aquí, de forma sencilla y natural, sin demasiados aspavientos".

Y sí, si eso es lo que quería, seguro que lo ha conseguido. Porque "Las consecuencias" no sólo se desnuda de la electricidad y fuerza de "Hellville de Luxe" sino que tampoco recupera la exuberancia de los arreglos e influencias, a veces tan extravagantes, de los trabajos anteriores al citado y de los que aquél ya se había desprendido, en algo así como un viaje a lo básico que se entenderá mejor escuchando esto:



Así pues ¿qué queda para este álbum?
Pues "sencillamente" un disco casi completamente acústico, tranquilo, enormemente sobrio, quieto y lineal. Uno en que hasta los arreglos son sutiles y casi imperceptibles. Uno en el que un medio tiempo baladero como este “Los Habitantes”, que aquí escuchamos comentado por él mismo en la radio y que, por cierto, tan bien encajaría en el último -o, mejor, en un disco de los Héroes (y eso que esto parece algo extraño en su discografía en solitario)-, resulta el momento más efusivo.



Así pues, parece que el debate está servido y se mueve entre dos extremos. ¿Esto es la última propuesta genial de Bunbury, toda una sorpresa de un artista imprevisible y un precioso giro a lo cercano... o un disco “sacado de la manga” y “poco hecho” que nos quiere colar el antiguo frontman de los Héroes?

Que cada uno piense lo que quiera, claro. Pero mejor si primero se empapa un poco de su música. Y si al final resulta que era, “sencillamente”, un disco con algunos muy buenos momentos para disfrutar en la intimidad (sin pretensiones de resultar lo más original o, mucho menos, grandilocuente), pues eso que habremos ganado para saber utilizarlo. Total, seguro para el siguiente tenemos que volver a descubrir otra manera diferente.

martes, 16 de marzo de 2010

2010 - Joe Bonamassa - Black Rock

Lo que está haciendo este tipo sólo puede calificarse de maravilloso. Que alguien de su juventud presente ya su décimo disco de estudio sirve, por lo menos, para calificarlo de incansable trabajador, pero es que hacerse, además, un hueco entre el público hardrockero con su música blues (que se añade a su ya amplia base de seguidores entre los más aficionados a ese género) tiene mucho mérito.
Tanto, que se antoja imposible sin ese fantástico trabajo que realiza disco tras disco con la guitarra, al micrófono y en la composición, o sin esa capacidad que tiene para hacer de lo más divertido, variado (potente por momentos, preciosista en otros) y sugerente un disco blues.

Poco más se puede decir que animar a todo el rockero/hardrockero que todavía no haya caído en sus redes a escucharlo. Merece la pena.

Para abrir boca:

lunes, 15 de marzo de 2010

2010 - Treat - Coup De Grace

Sí, quizá algo largo como para mantener siempre el nivel, pero hacía tanto tiempo que los suecos Treat no nos regalaban disco (desde 1992) que puede ser normal (y hasta se agradece) que hayan acumulado tanto material. Y sí, la producción no es la mejor, pero este es un sonido que nos sacó muchas sonrisas en los 80s (y hasta los primeros 90s) y no especialmente por producciones muy logradas, así que el poder de la nostalgia perfectamente puede suplir este apartado. Porque lo auténticamente grande son las canciones.



Treat han vuelto y traen un buen puñado de temas dinámicos, divertidos, con clase y, sobre todo, con muchas buenas melodías y estribillos con gancho al más puro y clásico estilo del hard rock/metal melódico europeo de siempre. De lo más animado a lo más inundado por el AOR, un disco más que disfrutable para cualquier amante de TNT, Pretty Maids, Europe o los propios (y viejos) Treat. Sin más complicaciones ni apuestas arriesgadas. "Sólo" algo para el inequívoco disfrute de sus seguidores. Pero efectivo, sí, así que bien por ellos.

lunes, 8 de marzo de 2010

2010 - Obús - Cállate

Mucho tiempo llevábamos esperando lo nuevo de Obús. Con más ganas, incluso, viendo el estado de forma que estaban demostrando últimamente en los directos y lo centrada que estaba la banda de un tiempo a esta parte.
Y no han defraudado. O, al menos, seguro que no han defraudado a sus seguidores de siempre, ya que "Cállate" tiene, probablemente, más de aquel espíritu indomable de los Obús rockeros, aguerridos y añejos de sus grandes años que sus últimos trabajos desde la reunión. O tiene un gusto más clásico y... auténtico, si queremos decirlo así.

Pero aún así, si hay cosas que hacen grande a este nuevo álbum (más que esa vuelta de tuerca tradicional) esas cosas son el gran trabajo en la composición -todo un conjunto de temas cortos, directos y con gancho, casi sin tregua- y en la producción. Es más que destacable esto último porque éste puede ser el disco con la producción más conseguida que hayan hecho nunca. Limpia y potente y realzando como casi nunca un trabajo vocal de lo más aguerrido y arrasador.

Que no es completamente redondo, eso sí, es algo que también muchos pensarán escuchando un par (un par de una docena) de temas que se salen del guión principal para dar sitio a otros matices. "Ya le estás dando" y, especialmente, "Mal rollo" (tema que comparten, por extraño que parezca, con un grupo de hip hop) son esos momentos (que, por qué no, pueden servir para dar rienda suelta a otros gustos al tiempo al que se atrae -algo siempre bueno- a nuevo público) que parecen de primeras algo fuera de sitio, aunque parezca que puedan ir encontrando su lugar con el tiempo.



Pero, depare lo que depare ese tiempo, y a la espera de ver cómo se integran esos nuevos clásicos que pueden ser "Corre Mamón", "Mi Amigo El Diablo" o el homónimo "Cállate" (aquí arriba) entre los de siempre, de momento Obús ya han vuelto a dar el golpe demostrando que están todavía vivos y en forma. Que les dure.

miércoles, 3 de marzo de 2010

1992 - Love/Hate - Wasted In America

Aunque fue la Geffen la discográfica que dominó el gran mercado del Hard Rock a finales de los 80’s y los primeros años de los 90’s, fue notable el intento –cómo no, a vista de lo exitoso del producto- de otras disqueras por ponerse a la altura en estos terrenos y, algo tarde para haber podido contar con una carrera más extensa (que todos sabemos a estas alturas que una vez entrados los 90s, poco terreno quedaba ya por trillar en ese género) la hoy gigante Sony se decidió a apostar fuerte para conseguir esa banda símbolo de la época que para la Geffen había sido, por ejemplo, Guns N Roses. Para despistados, empecemos a presentarla.



Love/Hate, perfecto representante de aquella nueva hornada hardrockera del cambio de década que andaba ya recibiendo otras influencias, fue una de sus lanzaderas y para su debut discográfico de 1990 se preparó una gran promoción que se vio recompensada (y aquí viene el problema) de una manera un tanto escasa en cuanto a ventas, si bien sí con una aplastante personalidad en lo musical. No hace falta decir, puestos en situación, que con su segundo trabajo, este "Wasted In America", los tipos se lo jugaban todo a doble o nada y o bien encontrarían ese asalto definitivo a la fama que otros habían conseguido años antes, o difícilmente (más pensando en que para cuando se lanzó este disco Nirvana y su séquito empezaban ya a amenazar con desplazar esta música del primer plano) volverían a recibir una oportunidad.

Y pasó lo que ya sabemos. O por lo menos, aunque no se conociera el caso, lo que cualquiera puede suponer si se tacha a éste de ser un “disco maldito”. Que el disco fue excelente, sí, pero que se estrellaron definitivamente en su intento de conquistar el mercado.

Pero como poco arreglo puede tener ya aquel asunto, centrémonos en la música. “Wasted In America” se trabajó hasta el último detalle y resultó un conjunto intachable que, aún sin tener ningún tema con el claro sonido de los hits hardrockeros de la época, resultaba un sensacional trabajo de hard rock ecléctico y personal, complejo y potente, que destacaba especialmente por una intrincada sección rítmica (mucha atención a las líneas de bajo) y un aire mucho menos amable o divertido que lo que se estilaba en los medios hasta entonces, abanderado por la voz macarra de Jizzy Pearl. Algo así, por extraño que parezca, como unos Guns N’ Roses con ganas de demostrar técnica y, de paso, de parecerse de vez en cuando un poco a lo que después serían los Megadeth de los 90’s. Raro, sí, pero cualquiera que haya escuchado ese trallazo que es “Spit” lo entenderá. En un formato más standard, el surtido de cañonazos no tuvo desperdicio, como podemos seguir escuchando con este “Yucca Man”.



Les dio para poder girar por Europa abriendo para Ozzy Osbourne, pero tampoco consiguió cubrir las expectativas económicas de la casa, y esto (dos “fracasos” seguidos) facilitó las cosas para que la disquera se decidiera a deshacerse de ellos y, consecuentemente, para que empezara la cuesta abajo de Love/Hate, culminada con la salida de Jizzy Pearl para formar en los L.A.Guns. Eso sí, las últimas maniobras de levantamiento comercial para el disco no tuvieron desperdicio por llamativas y casi desesperadas. Y es que pocas veces, además de ésta, una promoción será recordada como una de las grandes anécdotas en el mundo del Rock. ¿Alguien recuerda (y el que no que vea el video siguiente) a Jizzy Pearl simulando crucificarse en la "Y" de "HOLLYWOOD"? Pues eso, será que no lo intentaron.