Su reformación de finales de los 90s estaba dando sus frutos a principios de la siguiente década con lo que para muchos era uno de su mejores momentos creativos de siempre (recordemos que en los primeros años de la década que ahora se cierra salían casi a un disco por año y nos dejaron aclamados trabajos como "Unity" o "Soundchaser") pero llevaban ya unos años consiguiendo menos relevancia.
Puede que "Speak Of The Dead" quisiera ir demasiado "más allá" en la experimentación que se le supone a un grupo como éste y que el intento por volver a las raices de "Carved In Stone" no hiciera sino acabar de separarse de ese sonido (el de los citados "Unity" o "Soundchaser") que les estaba funcionando, pero el caso que no estaban llamando tanto la atención como hace un tiempo.
Todavía, claro, no sabemos si "Strings To A Web" lo hará ni cuáles serán sus cifras de ventas, pero sí es evidente que recupera precisamente aquel sonido. Potente, muy melódico, de sonido cristalino y con ese puntito progresivo que tenían esos discos de 2002 y 2003. Y con uno de los mejores trabajos de V.Smolski a la guitarra, que es mucho decir.
Mucha suerte para ellos y, para abrir boca a los que no lo conozcan, el trailer de la disquera:
martes, 16 de febrero de 2010
1988 - Blind Guardian - Battalions Of Fear
Objetivamente, "Battalions Of Fear" fue en 1988 el debut de una de las bandas que más ha marcado el devenir del metal europeo en los 90s (quizás por detrás de Helloween y de poco más), y, también objetivamente, aunque este primer disco ya señalara desde la década anterior y con fuerza ese influyente camino, todavía hoy es uno de los trabajos más desconocidos de su carrera.
Puestos, pues, a hacer justicia con esos primeros años, hagamos primero memoria. Formados en 1986 bajo el nombre de "Lucifer's Heritage" y con una formación que hasta 2005 ha sido extrañamente inalterable para lo habitual en este mundillo -Hansi Kürsch (voces), André Olbrich (guitarra), Marcus Siepen (guitarra) y Thomen Stauch (batería, percusión)-, lanzaron dos maquetas -"Symphonies Of Doom"(1986) y "Battalions Of Fear"(1987)- antes de su primer LP oficial, que les valieron para llamar la atención de la discográfica No Remorse Records y poder grabar, ya bajo el nombre de Blind Guardian, su primer disco.
Que el "centro" del metal europeo se volcó en la segunda mitad de los 80s desde Inglaterra hacia Alemania se hacía evidente, y si hay que buscar raíces en el sonido de "los bardos" habría que hacerlo precisamente en compatriotas como Grave Digger, los Accept más afilados, Running Wild y, sobre todo, Helloween.
Metal veloz, pues, a la vez que cargado de melodía era entonces la consigna, pero su personal mezcla de metal enraizado en los primerísimos Helloween (los Helloween del Hansen vocalista) con elementos más clásicos y arreglos orquestales (para muchos sus siguientes álbumes tienen el honor de ser los primeros en utilizarlos significativamente en este tipo de música, aunque luego se haya hecho algo habitual), riffs duros tipo speed/thrash (algo también "muy alemán" en esa época) y una temática fantástica crearon escuela.
Características que a estas alturas casi parecen más de lo mismo de un género gastado y formulista, en el momento fueron toda una explosión. A esto hay que sumarle que, como por ejemplo los citados Running Wild, siempre superion conservar un estilo muy personal (más allá de los cambios de sonido) y diferenciado de los demás. Lo esencial, este punto, para ser recordados con el tiempo entre las masas que vendrían en breve. Tanto, por cierto, que en los últimos años parecen una referencia clara entre algunas formaciones de la nueva generación nórdica del estilo, llámense Persuader o Savage Circus.
Precisamente de entre esos factores diferenciales, una de las cosas que siempre se ha destacado por el público ha sido la potencia, y en "Battalions Of Fear, puede que más que en ningún otro disco, eso se nota. Las extensas y complejas construcciones de "Majesty" -con una entrada que se ha comparado a veces al "Fast As A Shark" de Accept y que podemos escuchar a continuación- y "The Martyr" -con algunos riffs potentísimos que rozan por momentos el trash más oscuro o el primer death-, y la energía de la directa y veloz "Run For The Night" o de "Guardian Of The Blind" son muestras de lo aguerrido de estos alemanes en aquellos tiempos.
Con ellas, otros temas exaltaban los ambientes épicos y medievales al tiempo que demostraban una técnica por encima de la media. Así, las instumentales "By The Gates Of Moria" o "Gandalf's Rebirth", dejaban claro por donde iban a ir los tiros.
Es difícil de decir, pero no es my descabellado pensar que éste sea el primer disco "de primera línea" donde el mundo de Tolkien, los magos, los dragones, las espaditas y la demás fanfarria "épico-metalera" hoy tan habitual como pasada de rosca tome el completo protagonismo. Por lo menos de esta manera, porque si bien es cierto que bandas como Manowar hacía tiempo que cantaban a los dioses de la guerra, y que la épica y los ambientes medievales funcionaban desde incluso décadas atrás, todo esto parecía una expresión de fuerza o se incluía dentro del espíritu de una canción. Desde aquí, en cambio, parece que se abre la puerta a la fascinación de contar leyendas por el encanto de ellas mismas.
Sea como sea, es sin duda un disco lo suficientemente conseguido como para escucharlo dejando de lado todos los prejuicios acumulados contra ese rebautizado "power metal" y con la seguridad de encontrar buenos momentos, además del principio de una carrera ciertamente interesante.
Sí, mayor gloria recibieron desde los medios trabajos posteriores, y precisamente el éxito de esos (y de otros como Gamma Ray) sirvió para que muchas otras bandas tomaran nota y se pusieran manos a la obra para revisar todo lo que sonara parecido desde "Keeper Of The Seven Keys" para adelante, copando el panorama hasta los límites que conocemos. Ahora que hace unos años que este boom parece más que superado, se puede asociar con otros anteriores que hemos vivido, por ejemplo en el Hard Rock más mediático de los 80s. Es inevitable, pues, con todo lo que triunfa y no sólo lo hemos visto con este sub-género: Algunos marcan el camino, muchos se unen a la fiesta hasta que se acaba por aborrecer, y por último quedan sólo los que de verdad tenían algo. Sí, Blind Guardian lo tenían.
Puestos, pues, a hacer justicia con esos primeros años, hagamos primero memoria. Formados en 1986 bajo el nombre de "Lucifer's Heritage" y con una formación que hasta 2005 ha sido extrañamente inalterable para lo habitual en este mundillo -Hansi Kürsch (voces), André Olbrich (guitarra), Marcus Siepen (guitarra) y Thomen Stauch (batería, percusión)-, lanzaron dos maquetas -"Symphonies Of Doom"(1986) y "Battalions Of Fear"(1987)- antes de su primer LP oficial, que les valieron para llamar la atención de la discográfica No Remorse Records y poder grabar, ya bajo el nombre de Blind Guardian, su primer disco.
Que el "centro" del metal europeo se volcó en la segunda mitad de los 80s desde Inglaterra hacia Alemania se hacía evidente, y si hay que buscar raíces en el sonido de "los bardos" habría que hacerlo precisamente en compatriotas como Grave Digger, los Accept más afilados, Running Wild y, sobre todo, Helloween.
Metal veloz, pues, a la vez que cargado de melodía era entonces la consigna, pero su personal mezcla de metal enraizado en los primerísimos Helloween (los Helloween del Hansen vocalista) con elementos más clásicos y arreglos orquestales (para muchos sus siguientes álbumes tienen el honor de ser los primeros en utilizarlos significativamente en este tipo de música, aunque luego se haya hecho algo habitual), riffs duros tipo speed/thrash (algo también "muy alemán" en esa época) y una temática fantástica crearon escuela.
Características que a estas alturas casi parecen más de lo mismo de un género gastado y formulista, en el momento fueron toda una explosión. A esto hay que sumarle que, como por ejemplo los citados Running Wild, siempre superion conservar un estilo muy personal (más allá de los cambios de sonido) y diferenciado de los demás. Lo esencial, este punto, para ser recordados con el tiempo entre las masas que vendrían en breve. Tanto, por cierto, que en los últimos años parecen una referencia clara entre algunas formaciones de la nueva generación nórdica del estilo, llámense Persuader o Savage Circus.
Precisamente de entre esos factores diferenciales, una de las cosas que siempre se ha destacado por el público ha sido la potencia, y en "Battalions Of Fear, puede que más que en ningún otro disco, eso se nota. Las extensas y complejas construcciones de "Majesty" -con una entrada que se ha comparado a veces al "Fast As A Shark" de Accept y que podemos escuchar a continuación- y "The Martyr" -con algunos riffs potentísimos que rozan por momentos el trash más oscuro o el primer death-, y la energía de la directa y veloz "Run For The Night" o de "Guardian Of The Blind" son muestras de lo aguerrido de estos alemanes en aquellos tiempos.
Con ellas, otros temas exaltaban los ambientes épicos y medievales al tiempo que demostraban una técnica por encima de la media. Así, las instumentales "By The Gates Of Moria" o "Gandalf's Rebirth", dejaban claro por donde iban a ir los tiros.
Es difícil de decir, pero no es my descabellado pensar que éste sea el primer disco "de primera línea" donde el mundo de Tolkien, los magos, los dragones, las espaditas y la demás fanfarria "épico-metalera" hoy tan habitual como pasada de rosca tome el completo protagonismo. Por lo menos de esta manera, porque si bien es cierto que bandas como Manowar hacía tiempo que cantaban a los dioses de la guerra, y que la épica y los ambientes medievales funcionaban desde incluso décadas atrás, todo esto parecía una expresión de fuerza o se incluía dentro del espíritu de una canción. Desde aquí, en cambio, parece que se abre la puerta a la fascinación de contar leyendas por el encanto de ellas mismas.
Sea como sea, es sin duda un disco lo suficientemente conseguido como para escucharlo dejando de lado todos los prejuicios acumulados contra ese rebautizado "power metal" y con la seguridad de encontrar buenos momentos, además del principio de una carrera ciertamente interesante.
Sí, mayor gloria recibieron desde los medios trabajos posteriores, y precisamente el éxito de esos (y de otros como Gamma Ray) sirvió para que muchas otras bandas tomaran nota y se pusieran manos a la obra para revisar todo lo que sonara parecido desde "Keeper Of The Seven Keys" para adelante, copando el panorama hasta los límites que conocemos. Ahora que hace unos años que este boom parece más que superado, se puede asociar con otros anteriores que hemos vivido, por ejemplo en el Hard Rock más mediático de los 80s. Es inevitable, pues, con todo lo que triunfa y no sólo lo hemos visto con este sub-género: Algunos marcan el camino, muchos se unen a la fiesta hasta que se acaba por aborrecer, y por último quedan sólo los que de verdad tenían algo. Sí, Blind Guardian lo tenían.
martes, 9 de febrero de 2010
2010 - Blaze Bayley - Promise And Terror
Se ha pasado toda la década que se cierra demostrando que esa mala fama atribuida por parte de los seguidores de Iron Maiden era injustificada, y parece que va a empezar la que se abre de la misma manera. A base de buenos discos.
Y de un indiscutible talento que cerraría muchas bocas... si llegara a muchos oídos, claro.
Exitoso o no, Blaze lo vuelve a hacer con "Promise And Terror", un sólido trabajo de heavy metal clásico y poderoso que quizás pierde algo de ese sonido limpio, nuevo y potente que venía enseñando el antiguo vocalista de la Doncella en sus trabajos anteriores para acercarse a uno más tradicional y cercano al de la gran banda británica que le dio mayor fama.
Cosa de producción, sobre todo, ya que no hay mayores cambios en un estilo que ya funcionaba más que bien y en el que ha conseguido una identidad fuerte.
Podemos estar seguros de que si este fuera el anunciado nuevo disco de Iron Maiden la mayoría se darían, por lo menos, por satisfechos, y bastantes incluso más que orgullosos. Si fuera así, seguro, correríamos a por él. No lo dejemos pasar, entonces.
Y de un indiscutible talento que cerraría muchas bocas... si llegara a muchos oídos, claro.
Exitoso o no, Blaze lo vuelve a hacer con "Promise And Terror", un sólido trabajo de heavy metal clásico y poderoso que quizás pierde algo de ese sonido limpio, nuevo y potente que venía enseñando el antiguo vocalista de la Doncella en sus trabajos anteriores para acercarse a uno más tradicional y cercano al de la gran banda británica que le dio mayor fama.
Cosa de producción, sobre todo, ya que no hay mayores cambios en un estilo que ya funcionaba más que bien y en el que ha conseguido una identidad fuerte.
Podemos estar seguros de que si este fuera el anunciado nuevo disco de Iron Maiden la mayoría se darían, por lo menos, por satisfechos, y bastantes incluso más que orgullosos. Si fuera así, seguro, correríamos a por él. No lo dejemos pasar, entonces.
2010 - KEEL - Streets Of Rock N Roll
Más veteranos de vuelta. Y de nuevo de qué manera. Porque "Streets Of Rock N Roll" suena como mínimo tan bien como cualquiera de los clásicos que dio KEEL a los 80s, discos si no imprescindibles al menos sí infalibles para el que guste del rock duro más tradicional de esa década.
De la misma manera, cualquier amante de esa música rockera popular de entonces se sentirá a gusto con lo que nos traen de nuevo Ron Keel y sus chicos. Y es que si bien no posee algún gran hit que destaque por encima del resto tampoco puede descartarse un solo tema por bajar el listón del conjunto, y en todo ese recorrido sigue estando visible el espíritu del heavy tradicional y hardrockero de los más clásicos Quiet Riot o Helix, endulzado con la sensibilidad de los más melódicos Bon Jovi de los 80s.
No séra el disco más recordado del año. Pero si eso es lo que nos gusta, es una apuesta segura. La promo para acabar de convencernos:
De la misma manera, cualquier amante de esa música rockera popular de entonces se sentirá a gusto con lo que nos traen de nuevo Ron Keel y sus chicos. Y es que si bien no posee algún gran hit que destaque por encima del resto tampoco puede descartarse un solo tema por bajar el listón del conjunto, y en todo ese recorrido sigue estando visible el espíritu del heavy tradicional y hardrockero de los más clásicos Quiet Riot o Helix, endulzado con la sensibilidad de los más melódicos Bon Jovi de los 80s.
No séra el disco más recordado del año. Pero si eso es lo que nos gusta, es una apuesta segura. La promo para acabar de convencernos:
lunes, 8 de febrero de 2010
2010 - Giant - Promise Land
Dos buenos argumentos para volver. Primero, el Hard Rock melódico vuelve a tener algo de mercado. Y segundo, buena parte de ese mercado pertenece, por ese cíclico gusto por mirar atrás, a las viejas glorias.
Giant tomaron buena nota, y a falta de poder reunir a toda la vieja formación (Dann Huff parece estar demasiado ocupado en su actual faceta de productor como para dedicarse a tiempo completo a su antigua banda) otro veterano como Terry Brock (el de los Strangeways) fue el que puso las voces. El resultado no se resiente.
Si Giant eran una banda de AOR con especial facilidad para las melodías pegadizas, "Promise Land" es un disco más que acertado en las melodías. Si eran capaces de rebosar dinamismo desde ese gusto melódico, "Promise Land" vuelve a ser muy dinámico y muy melódico. Y si triunfaron en los últimos 80s con un sonido muy de la radio de entonces, "Promise Land" suena a algo así como un listado de hits de la radio rockera de 1989. Sin altibajos, sin relleno y sin otra pretensión que el disfrute directo y sencillo del rock melódico. Todo música tan agradable como pegadiza. Un disco perfecto para un hilo musical.
Con cosas como ésta, que les dure mucho esta nueva etapa.
Giant tomaron buena nota, y a falta de poder reunir a toda la vieja formación (Dann Huff parece estar demasiado ocupado en su actual faceta de productor como para dedicarse a tiempo completo a su antigua banda) otro veterano como Terry Brock (el de los Strangeways) fue el que puso las voces. El resultado no se resiente.
Si Giant eran una banda de AOR con especial facilidad para las melodías pegadizas, "Promise Land" es un disco más que acertado en las melodías. Si eran capaces de rebosar dinamismo desde ese gusto melódico, "Promise Land" vuelve a ser muy dinámico y muy melódico. Y si triunfaron en los últimos 80s con un sonido muy de la radio de entonces, "Promise Land" suena a algo así como un listado de hits de la radio rockera de 1989. Sin altibajos, sin relleno y sin otra pretensión que el disfrute directo y sencillo del rock melódico. Todo música tan agradable como pegadiza. Un disco perfecto para un hilo musical.
Con cosas como ésta, que les dure mucho esta nueva etapa.
1987 - Loquillo Y Trogloditas - Mis Problemas Con Las Mujeres
Todo un clásico, aunque cada vez parezca más lejano. Sí, quizás por ese nombre tan “poco serio”, quizás por aquella actitud tan “de otra época”, puede que por esa fingida madurez global que parece querer obligarnos a olvidar nuestro pasado, lo que nos hacía pasarlo bien, los 80s más nuestros. Pero desde hace años parece que a Loquillo se le considera desde el gran público -y a pesar de la enorme salud con la que sigue su carrera- patrón sólo de fans atemporales o nostálgicos que poco han aprendido de música en todo este tiempo. De repente, parece que los 80s eran territorio sólo para bandas americanas y, localmente, para aquella tan exageradamente reivindicada “movida” emparentada, sólo emparentada, con la banda que nos ocupa.
Aún así, poco nos debe costar recordar que la generación de los últimos 70s que trajo con fuerza el rock’n roll a España tuvo continuidad a lo largo de la década siguiente también en lo popular (abriéndose hueco a medio camino de esa mencionada fiebre más popera de los medios y la gran generación puramente heavy/hardrockera de Barón Rojo, Obús y demás), encarnándose en la figura del barcelonés José María Sanz Beltrán, rock’n roll personificado en un señorial galán macarra de barrio bajo con toneladas de actitud chulesca. Y en uno de los personajes de la década, sin duda. No en vano consiguió con sus Trogloditas dar el golpe ya desde el debut con el grupo en aquel “El Ritmo Del Garaje” (1983) -que se recuerda a continuación- y consolidarse en el éxito masivo en España y Latinoamérica desde este “Mis Problemas Con Las Mujeres” hasta el alba de los 90s.
Es indudable, entonces, que “Mis Problemas Con Las Mujeres” es uno de los mayores clásicos de nuestro rock (a secas), y que supuso un enorme salto en la carrera de “El Loco” y sus Trogloditas, revistiendo de clásica elegancia (desde esa portada que es toda una declaración de intenciones), variedad y gusto por lo más añejo de esta música al juvenil y gamberro estilo anterior que, cómo no, seguía de espíritu presente y como seña de identidad. Sólo así se pudo abordar el jazz, el swing, el blues, el folk o la música latina desde su inicial rock n roll de espíritu punk y rockabilly inspirado en los Beach Boys o The Clash.
De hecho, aún conservando el desenfado punk, si hay una influencia rockera que parece sumarse para este disco, y no sólo por el curioso homenaje que se le dedica, esa es la de Elvis. A pesar, claro, de que difícilmente se puede encontrar un guión claro para un trabajo tan ecléctico y diverso como éste y que se debe, sobre todo, al momento tan inspirado como confuso del principal compositor de los Trogloditas, Sabino Méndez, que para entonces ya empezaba a chocar con el grupo y hacer evidentes esos problemas con las drogas que, dicen, lo llevaron a su separación de la banda pocos años después, cerrando la mencionada etapa de gloria de Loquillo y Trogloditas.
Con un planteamiento tan amplio, se hace más obligado que nunca un repaso a los cortes del disco uno por uno. Aquí va:
01-Mis Problemas Con Las Mujeres
Swing, jazz, bonitos arreglos de viento y cuerda, casi un homenaje a la primera mitad del siglo XX. Para empezar un disco de alguien que se hizo famoso rockeando con estribillos como “Yo para ser feliz quiero un camión” o “Yo tengo una banda de rock n roll”, es todo una apuesta. Lo del homenaje “retro”, para quien lo dude, queda aquí más que claro:
02-El Molino
Pero bien, esto es un disco de Loquillo, así que no tarda en aparecer el rock n roll más directo, y con un sonido más potente que de costumbre, arropado en la que puede ser la mejor producción de sus tiempos clásicos. Dinámico, con gancho, potente, divertido, y con una de esas letras costumbristas de la más baja clase social tan suyas y que dominan todo el álbum. Para qué más.
03-Brisa De Abril
Nos relajamos de nuevo en esta buscada alternancia de tempo y registro, antes de entrar en la parte más potente del disco.
04-Ya No Puedo Bailar
Lo dicho, de nuevo un giro al rock más crudo. Y de qué manera. Divertido, sí, pero gamberro de una manera incluso poco habitual en su carrera, que raya con las letras en una especie de "gore" algo infantil pero efectivo cara al público, dejando al trabajo en su punto más duro antes de atacar con ese clásico definitivo que es “La mataré”.
05-La Mataré
Tomando el relevo de forma continuista desde “Ya no puedo bailar”, el rock afilado, potente y de tempo alto (ojo a ese riff cercano al heavy metal) sigue en liza fundiéndose ahora con algunos retazos... ¡de rumba! El resultado: el tema más personal, coreable y pegajoso del disco (y puede que de toda su discografía).
Punto y a parte merece la polémica de la letra, que nos lleva hasta un amor/desamor “hasta la muerte” muy al estilo “quinqui” y barriobajero que, según el propio Loquillo, no debería entenderse como un alegato al maltrato de las mujeres, pero que, tal y como están las cosas de mal con esta tragedia, llegó a dejar fuera de su repertorio durante mucho tiempo por temor a malos entendidos y hasta hace pocas fechas. Sabiendo que en muchos lugares se le conoce, principalmente, por este tema, debió cambiar de idea, así que olvidando la polémica por un rato, recordemos “La mataré”:
06-Los Mejores Años De Nuestra Vida
Volvamos a lo más tranquilo. Tan sencillo como efectivo (todo un resumen para su planteamiento) y en un registro tan diferente esta vez (retomando parte de los aires “retro” del primer corte), el tema más emotivo del disco.
07-Siempre Libre
¿Queremos más cambios? Pues qué mejor que ir a buscar el aire punk que tanto había explotado en discos anteriores. Nos vamos de rock n roll para otro de sus temas más conocidos.
08-Coleccionistas
Y más. Con “Coleccionistas” entramos en la parte más “experimental” del disco. Tanto, de hecho, que ésta y la siguiente son seguramente las canciones que más utilizan como argumento los que acusan a “Mis Problemas Con Las Mujeres” de tropezar en ese exceso de variedad y de temas. ¿Sin ellos sería más homogéneo y constante? Seguro, pero también nos perderíamos un par de temas divertidos que tocan el folk, el rock n roll acústico e incluso lo latino.
09-Cançó De Pagès
Lo dicho. Pero ahora en un tema firmado por F. Pi de la Serra y cantado en catalán. La letra, tan cómica como atrevida, y el resultado, curioso, pero indiscutiblemente divertido para un directo. La prueba:
10-Piratas
En un registro parecido pero en un tema más masivamente aceptado por sus seguidores, “Piratas” sigue repartiendo tranquila diversión, en este caso con un bonito aire nostálgico.
11-El Fantasma De Elvis
Si este no es homenaje más cachondo que se le haya hecho a Elvis debe faltar poco para ello. Rock n roll clásico y retro, cómo no, que liga con ese antiguo sonido que va salpicando al disco para un tema que parece comenzar como una revisión del mítico “Return To Sender” del Rey y acaba por ser un fenomenal y autónomo tema que, sin embargo, bien podría (con otra letra, claro) haber sido cantando por Elvis en uno de sus éxitos.
12-Las Mil Y Una Noches
Rock de gusto funk para ir completando registros.
13-Algún Día Moriremos
Y un final quieto y nostálgico que presta su melodía para silbar todavía un buen rato más mientras el disco permanece en la mente.
Aún así, poco nos debe costar recordar que la generación de los últimos 70s que trajo con fuerza el rock’n roll a España tuvo continuidad a lo largo de la década siguiente también en lo popular (abriéndose hueco a medio camino de esa mencionada fiebre más popera de los medios y la gran generación puramente heavy/hardrockera de Barón Rojo, Obús y demás), encarnándose en la figura del barcelonés José María Sanz Beltrán, rock’n roll personificado en un señorial galán macarra de barrio bajo con toneladas de actitud chulesca. Y en uno de los personajes de la década, sin duda. No en vano consiguió con sus Trogloditas dar el golpe ya desde el debut con el grupo en aquel “El Ritmo Del Garaje” (1983) -que se recuerda a continuación- y consolidarse en el éxito masivo en España y Latinoamérica desde este “Mis Problemas Con Las Mujeres” hasta el alba de los 90s.
Es indudable, entonces, que “Mis Problemas Con Las Mujeres” es uno de los mayores clásicos de nuestro rock (a secas), y que supuso un enorme salto en la carrera de “El Loco” y sus Trogloditas, revistiendo de clásica elegancia (desde esa portada que es toda una declaración de intenciones), variedad y gusto por lo más añejo de esta música al juvenil y gamberro estilo anterior que, cómo no, seguía de espíritu presente y como seña de identidad. Sólo así se pudo abordar el jazz, el swing, el blues, el folk o la música latina desde su inicial rock n roll de espíritu punk y rockabilly inspirado en los Beach Boys o The Clash.
De hecho, aún conservando el desenfado punk, si hay una influencia rockera que parece sumarse para este disco, y no sólo por el curioso homenaje que se le dedica, esa es la de Elvis. A pesar, claro, de que difícilmente se puede encontrar un guión claro para un trabajo tan ecléctico y diverso como éste y que se debe, sobre todo, al momento tan inspirado como confuso del principal compositor de los Trogloditas, Sabino Méndez, que para entonces ya empezaba a chocar con el grupo y hacer evidentes esos problemas con las drogas que, dicen, lo llevaron a su separación de la banda pocos años después, cerrando la mencionada etapa de gloria de Loquillo y Trogloditas.
Con un planteamiento tan amplio, se hace más obligado que nunca un repaso a los cortes del disco uno por uno. Aquí va:
01-Mis Problemas Con Las Mujeres
Swing, jazz, bonitos arreglos de viento y cuerda, casi un homenaje a la primera mitad del siglo XX. Para empezar un disco de alguien que se hizo famoso rockeando con estribillos como “Yo para ser feliz quiero un camión” o “Yo tengo una banda de rock n roll”, es todo una apuesta. Lo del homenaje “retro”, para quien lo dude, queda aquí más que claro:
02-El Molino
Pero bien, esto es un disco de Loquillo, así que no tarda en aparecer el rock n roll más directo, y con un sonido más potente que de costumbre, arropado en la que puede ser la mejor producción de sus tiempos clásicos. Dinámico, con gancho, potente, divertido, y con una de esas letras costumbristas de la más baja clase social tan suyas y que dominan todo el álbum. Para qué más.
03-Brisa De Abril
Nos relajamos de nuevo en esta buscada alternancia de tempo y registro, antes de entrar en la parte más potente del disco.
04-Ya No Puedo Bailar
Lo dicho, de nuevo un giro al rock más crudo. Y de qué manera. Divertido, sí, pero gamberro de una manera incluso poco habitual en su carrera, que raya con las letras en una especie de "gore" algo infantil pero efectivo cara al público, dejando al trabajo en su punto más duro antes de atacar con ese clásico definitivo que es “La mataré”.
05-La Mataré
Tomando el relevo de forma continuista desde “Ya no puedo bailar”, el rock afilado, potente y de tempo alto (ojo a ese riff cercano al heavy metal) sigue en liza fundiéndose ahora con algunos retazos... ¡de rumba! El resultado: el tema más personal, coreable y pegajoso del disco (y puede que de toda su discografía).
Punto y a parte merece la polémica de la letra, que nos lleva hasta un amor/desamor “hasta la muerte” muy al estilo “quinqui” y barriobajero que, según el propio Loquillo, no debería entenderse como un alegato al maltrato de las mujeres, pero que, tal y como están las cosas de mal con esta tragedia, llegó a dejar fuera de su repertorio durante mucho tiempo por temor a malos entendidos y hasta hace pocas fechas. Sabiendo que en muchos lugares se le conoce, principalmente, por este tema, debió cambiar de idea, así que olvidando la polémica por un rato, recordemos “La mataré”:
06-Los Mejores Años De Nuestra Vida
Volvamos a lo más tranquilo. Tan sencillo como efectivo (todo un resumen para su planteamiento) y en un registro tan diferente esta vez (retomando parte de los aires “retro” del primer corte), el tema más emotivo del disco.
07-Siempre Libre
¿Queremos más cambios? Pues qué mejor que ir a buscar el aire punk que tanto había explotado en discos anteriores. Nos vamos de rock n roll para otro de sus temas más conocidos.
08-Coleccionistas
Y más. Con “Coleccionistas” entramos en la parte más “experimental” del disco. Tanto, de hecho, que ésta y la siguiente son seguramente las canciones que más utilizan como argumento los que acusan a “Mis Problemas Con Las Mujeres” de tropezar en ese exceso de variedad y de temas. ¿Sin ellos sería más homogéneo y constante? Seguro, pero también nos perderíamos un par de temas divertidos que tocan el folk, el rock n roll acústico e incluso lo latino.
09-Cançó De Pagès
Lo dicho. Pero ahora en un tema firmado por F. Pi de la Serra y cantado en catalán. La letra, tan cómica como atrevida, y el resultado, curioso, pero indiscutiblemente divertido para un directo. La prueba:
10-Piratas
En un registro parecido pero en un tema más masivamente aceptado por sus seguidores, “Piratas” sigue repartiendo tranquila diversión, en este caso con un bonito aire nostálgico.
11-El Fantasma De Elvis
Si este no es homenaje más cachondo que se le haya hecho a Elvis debe faltar poco para ello. Rock n roll clásico y retro, cómo no, que liga con ese antiguo sonido que va salpicando al disco para un tema que parece comenzar como una revisión del mítico “Return To Sender” del Rey y acaba por ser un fenomenal y autónomo tema que, sin embargo, bien podría (con otra letra, claro) haber sido cantando por Elvis en uno de sus éxitos.
12-Las Mil Y Una Noches
Rock de gusto funk para ir completando registros.
13-Algún Día Moriremos
Y un final quieto y nostálgico que presta su melodía para silbar todavía un buen rato más mientras el disco permanece en la mente.
lunes, 1 de febrero de 2010
1993 - Diamond Head - Death & Progress
No nos engañemos. Hoy nos acordamos de Diamond Head principalmente por la insistencia de Metallica (entre otros) en reivindicarlos con sus versiones. Si no fuera por esto, nos acordaríamos de ellos sólo como lo hacemos (y utilicemos para la comparación a otras bandas de enorme talento) de Cloven Hoof o de Witchfinder General.
Es decir, cuando nos ponemos, en este afán tan de hoy de conocer más (en cantidad) que nadie, a rebuscar entre esas "bandas de culto" (una manera bonita de hablar de fracasados comerciales) de la NWOBHM.
Para colmo, tanto si nos acordamos de ellos como unos estandartes de aquella "vieja-nueva" generación británica como si lo hacemos por esos "Am I Evil" o "The Prince" que tanto han tocado Hetfield, Ullrich y compañía, sólo nos acordamos de una pequeña parte de su creación. Porque Diamond Head, sí, sobrevivieron a la NWOBHM (o resucitaron tras ella, se debería decir) y volvieron a dejar patente su clase en un estilo renovado que ya poco tenía que ver con esos pioneros del heavy inglés. Y aunque parezca extraño por el olvido en el que ha caído esta segunda era, volvieron a convencer a los más grandes con su música. Por algo debe ser.
Para grabar "Death & Progress" colaboraron, ni más ni menos, T.Iommi (que firma el primer tema) y Dave Mustaine, y para su gira acompañaron a Megadeth o los propios Metallica. Pero la auténtica grandeza no estuvo en el respaldo (que al fin y al cabo y como el tiempo tardó poco en demostrar tampoco sirvió para hacerles dar el
paso al frente en los medios) sino en una música que, además, tampoco tenía nada que ver con "Lightning To The Nations", Metallica, Megadeth o cualquier otro de los emparentados. "Death & Progress" respiraba Hard Rock clásico, melódico y elegante. Con la influencia primigenia de Led Zeppelin, claro, y la del hard rock de la época muy visibles.
Pero con mucha personalidad y clase a raudales. ¿Cómo si no se puede llegar a grabar un tema como éste?
Pues mientras nos damos cuenta de lo mucho que tienen todavía por descubrir al gran público, sólo una cosa más. Todavía están frecuentando la escena. Quizás les viene bien algo de atención.
Es decir, cuando nos ponemos, en este afán tan de hoy de conocer más (en cantidad) que nadie, a rebuscar entre esas "bandas de culto" (una manera bonita de hablar de fracasados comerciales) de la NWOBHM.
Para colmo, tanto si nos acordamos de ellos como unos estandartes de aquella "vieja-nueva" generación británica como si lo hacemos por esos "Am I Evil" o "The Prince" que tanto han tocado Hetfield, Ullrich y compañía, sólo nos acordamos de una pequeña parte de su creación. Porque Diamond Head, sí, sobrevivieron a la NWOBHM (o resucitaron tras ella, se debería decir) y volvieron a dejar patente su clase en un estilo renovado que ya poco tenía que ver con esos pioneros del heavy inglés. Y aunque parezca extraño por el olvido en el que ha caído esta segunda era, volvieron a convencer a los más grandes con su música. Por algo debe ser.
Para grabar "Death & Progress" colaboraron, ni más ni menos, T.Iommi (que firma el primer tema) y Dave Mustaine, y para su gira acompañaron a Megadeth o los propios Metallica. Pero la auténtica grandeza no estuvo en el respaldo (que al fin y al cabo y como el tiempo tardó poco en demostrar tampoco sirvió para hacerles dar el
paso al frente en los medios) sino en una música que, además, tampoco tenía nada que ver con "Lightning To The Nations", Metallica, Megadeth o cualquier otro de los emparentados. "Death & Progress" respiraba Hard Rock clásico, melódico y elegante. Con la influencia primigenia de Led Zeppelin, claro, y la del hard rock de la época muy visibles.
Pero con mucha personalidad y clase a raudales. ¿Cómo si no se puede llegar a grabar un tema como éste?
Pues mientras nos damos cuenta de lo mucho que tienen todavía por descubrir al gran público, sólo una cosa más. Todavía están frecuentando la escena. Quizás les viene bien algo de atención.
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