No pocos lo han dicho: es difícil encontrar otro disco de Van Halen con mejor sonido, extendiendo “sonido” a interpretación, producción o arreglos. Es difícil también, se ha dicho, hallar otro álbum en el que el máximo valedor y talento del grupo, Eddie Van Halen, “se luzca” de la manera en la que lo hace en “Balance”. Complicado, añadamos, es poner a la altura potencial de, por ejemplo, “Not Enough” o “Can’t Stop Loving You”, como hits radiables, muchos otros temas del grupo, al menos, fuera de los que dejó “1984” (las pruebas están más abajo en forma de videos). Además, tiene el honor de ser el último álbum de esa alineación que encabezaba Sammy Hagar y que soportó con éxito la partida de una estrella como David Lee Roth (lo que no deja de ser un dato histórico importante) y es el -casi- único responsable de que durante los 90s nos acordáramos de una de las bandas más grandes de la historia del rock.
Pues bien, entonces, ¿qué pasa con “Balance”? Mejoró en ventas al desahuciado y anterior “F.U.C.K”, pero siguió quedándose por debajo en ese criterio de los dos primeros trabajos con Hagar y, por supuesto, de los grandes éxitos con D.L.Roth y, más importante (ya que, después de todo, el “descenso” de ventas significó un triple platino y número 1 en USA, pero es que estamos hablando de Van Halen), a estas alturas es ya el gran olvidado de su discografía cuando toca comentar sus mejores momentos y hasta es, casi para cualquier motivo, difícil siquiera su mención.
Cosa de la época, dirán algunos, y le echarán la culpa a los “malditos 90s”.
Pero no nos engañemos, es difícil ver un disco tan maduro, limpio y potente en su discografía de los 80s, tanto o más escuchar ese protagonismo de bajo y batería (y qué batería) en un disco de los Van Halen más mediáticos, y casi imposible imaginar un trabajo con tan espectacular producción –aquí extendiéndolo a cualquier otro grupo de rock- antes de esos mismos años 90s.
Si la cosa es así y, por tanto, la “culpa” tiene que quedar, en buena parte, para nosotros (el público), restauremos deudas y digamos que si “Van Halen” es el prodigio de su primera época (y uno de los prodigios del hard rock de los 70s en general) y “1984” uno de los más importantes discos de los 80s, un disco tan bien hecho como “Balance” es por derecho propio una de las mayores joyas de madurez de Van Halen y del had rock de los últimos 15 años.
martes, 3 de febrero de 2009
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