Volvió a pasar. La segunda parte de “Bat Out Of Hell” levantó el nombre de Meat Loaf recuperando su mayor popularidad tras años de caída –resucitar al murciélago no podía fallar- y arrasó en ventas (como la primera), pero su siguiente disco (como el que siguió al famoso disco del ‘77) no aguanto el tirón mediático y acabó por olvidarse rápidamente.
Claro, difícil papel le tocó. Comparado con “Bat Out Of Hell II: Back Into Hell”, el platino que obtuvo el séptimo disco de estudio de Meat Loaf fue algo más que un bajón, y de nuevo empujó a M. Lee Aday a buscar mayor gloria en sus otros proyectos como actor, olvidándose hasta 2003 de más trabajos de estudio.
Pero siendo justos, “Welcome To The Neighbourhood” no parece un disco que pretendiera ser el sucesor de Bat Out Of Hell. Desde la portada, completamente diferente a la línea épica de aquellos discos, al contenido, en una línea más homogénea y estándar para el hard rock más melódico (eso sí, sin perder un ápice de la personalidad que imprime el nombre de la tapa), el trabajo marcaba diferencias con la carrera anterior de Meat Loaf. De hecho, si parece querer una analogía, es con aquellos discos de éxito de finales de los 80’s/principios de los 90’s en el género mencionado.
Las guitarras más potentes y en primer plano, los temas más directamente radiables... Pensando en que la “vuelta al Infierno” que lo precedió era casi obligatoria para reencauzar su carrera (por lo que difícilmente puede indicar por dónde querían ir realmente los tiros), se puede adivinar que “Welcome To The Neighbourhood” era quizá el estilo de disco que estaba pensado –por adecuado- para aquel momento.
Quizás es que finalmente llegó demasiado tarde, y que en 1995 un producto (aún tan bien hecho como éste) de este corte ya no funcionaba igual de bien.
¿Qué en 1990 y con la promoción adecuada hubiera supuesto todo un bombazo? Es una suposición que no parece para nada descabellada.
“I’d Lie For You (And That’s The Truth)”, "Not a Dry Eye in the House" o "Runnin' for the Red Light (I Gotta Life)", por mencionar los tres singles, tenían potencial para haber sido hits mediáticos muy del gusto de esos años (ya en el poco propicio 1995 llegaron a los números 2, 7 y 21 de las listas británicas) y, en general, todo el disco estaba cuidado (intros, interludios y colaboraciones de estrellas invitadas –P.Thrall, Sammy Hagar, S.Van Zant, K.Aronoff o Patti Russo- incluídas) como las mejores producciones de esa época.
Y así es, olvidándonos de rendimientos comerciales y contratiempos de su momento, “Welcome To The Neighbourhood” ahora reluce como un magnífico trabajo de contagiosa y agradable escucha centrado en una buena lista de medios tiempos de aire baladero y exagerada grandiosidad, que uno tras otro acaban por no dejar ni un segundo de relleno a un disco al que, comentado el cuidado de la producción, sólo falta destacarle –si es que es necesario- la impecable interpretación que encabeza la voz de “Meat Loaf”.
Todo ello, claro, si es que, haciendo justicia, nos empezamos a acordar de él.
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