Abrir para AC/DC no es algo al alcance de cualquier grupo con pocos años de carrera, pero si The Answer puede presumir, presentando el que es solamente su segundo disco de estudio, de acompañar a los australianos en la que puede ser la gira más mediática de su larga historia es porque han sabido demostrar en tan poco tiempo algo muy especial.
Para empezar y con este “Everyday Demons”, que la propuesta de “Rise” centrada en el rock duro de los 70s no era un mero gusto por el revival o una moda pasajera, sino que es el camino que han escogido con pleno convencimiento y conocimiento. Y para acabarlo de redondear, demuestran que el revuelo que ocasionó en la crítica su debut del 2006 no puede quedar flor de un día (de esas que tanto abundan), sino que aquí hay grupo (grupazo) para rato.
Si aquel primer trabajo demostraba un empaque inusual para un estreno, un espíritu añejo encandilador de nostálgicos y una capacidad sorprendente para regalar temas directos en un estilo lamentablemente hoy poco efectivo para el gran público, este segundo esfuerzo multiplica, si cabe, esas sensaciones y añade algunos momentos más potentes y la sensación todavía más inmediata de que estamos ante un álbum que para el futuro tendrá la categoría de clásico.
¿Que The Answer ya lo apuntaban? Pues dispararon. Y parece, ojalá sea así, que tienen munición más que sobrada para arrasar durante años.
domingo, 15 de febrero de 2009
sábado, 7 de febrero de 2009
1995 - Meat Loaf - Welcome To The Neighbourhood
Volvió a pasar. La segunda parte de “Bat Out Of Hell” levantó el nombre de Meat Loaf recuperando su mayor popularidad tras años de caída –resucitar al murciélago no podía fallar- y arrasó en ventas (como la primera), pero su siguiente disco (como el que siguió al famoso disco del ‘77) no aguanto el tirón mediático y acabó por olvidarse rápidamente.
Claro, difícil papel le tocó. Comparado con “Bat Out Of Hell II: Back Into Hell”, el platino que obtuvo el séptimo disco de estudio de Meat Loaf fue algo más que un bajón, y de nuevo empujó a M. Lee Aday a buscar mayor gloria en sus otros proyectos como actor, olvidándose hasta 2003 de más trabajos de estudio.
Pero siendo justos, “Welcome To The Neighbourhood” no parece un disco que pretendiera ser el sucesor de Bat Out Of Hell. Desde la portada, completamente diferente a la línea épica de aquellos discos, al contenido, en una línea más homogénea y estándar para el hard rock más melódico (eso sí, sin perder un ápice de la personalidad que imprime el nombre de la tapa), el trabajo marcaba diferencias con la carrera anterior de Meat Loaf. De hecho, si parece querer una analogía, es con aquellos discos de éxito de finales de los 80’s/principios de los 90’s en el género mencionado.
Las guitarras más potentes y en primer plano, los temas más directamente radiables... Pensando en que la “vuelta al Infierno” que lo precedió era casi obligatoria para reencauzar su carrera (por lo que difícilmente puede indicar por dónde querían ir realmente los tiros), se puede adivinar que “Welcome To The Neighbourhood” era quizá el estilo de disco que estaba pensado –por adecuado- para aquel momento.
Quizás es que finalmente llegó demasiado tarde, y que en 1995 un producto (aún tan bien hecho como éste) de este corte ya no funcionaba igual de bien.
¿Qué en 1990 y con la promoción adecuada hubiera supuesto todo un bombazo? Es una suposición que no parece para nada descabellada.
“I’d Lie For You (And That’s The Truth)”, "Not a Dry Eye in the House" o "Runnin' for the Red Light (I Gotta Life)", por mencionar los tres singles, tenían potencial para haber sido hits mediáticos muy del gusto de esos años (ya en el poco propicio 1995 llegaron a los números 2, 7 y 21 de las listas británicas) y, en general, todo el disco estaba cuidado (intros, interludios y colaboraciones de estrellas invitadas –P.Thrall, Sammy Hagar, S.Van Zant, K.Aronoff o Patti Russo- incluídas) como las mejores producciones de esa época.
Y así es, olvidándonos de rendimientos comerciales y contratiempos de su momento, “Welcome To The Neighbourhood” ahora reluce como un magnífico trabajo de contagiosa y agradable escucha centrado en una buena lista de medios tiempos de aire baladero y exagerada grandiosidad, que uno tras otro acaban por no dejar ni un segundo de relleno a un disco al que, comentado el cuidado de la producción, sólo falta destacarle –si es que es necesario- la impecable interpretación que encabeza la voz de “Meat Loaf”.
Todo ello, claro, si es que, haciendo justicia, nos empezamos a acordar de él.
Claro, difícil papel le tocó. Comparado con “Bat Out Of Hell II: Back Into Hell”, el platino que obtuvo el séptimo disco de estudio de Meat Loaf fue algo más que un bajón, y de nuevo empujó a M. Lee Aday a buscar mayor gloria en sus otros proyectos como actor, olvidándose hasta 2003 de más trabajos de estudio.
Pero siendo justos, “Welcome To The Neighbourhood” no parece un disco que pretendiera ser el sucesor de Bat Out Of Hell. Desde la portada, completamente diferente a la línea épica de aquellos discos, al contenido, en una línea más homogénea y estándar para el hard rock más melódico (eso sí, sin perder un ápice de la personalidad que imprime el nombre de la tapa), el trabajo marcaba diferencias con la carrera anterior de Meat Loaf. De hecho, si parece querer una analogía, es con aquellos discos de éxito de finales de los 80’s/principios de los 90’s en el género mencionado.
Las guitarras más potentes y en primer plano, los temas más directamente radiables... Pensando en que la “vuelta al Infierno” que lo precedió era casi obligatoria para reencauzar su carrera (por lo que difícilmente puede indicar por dónde querían ir realmente los tiros), se puede adivinar que “Welcome To The Neighbourhood” era quizá el estilo de disco que estaba pensado –por adecuado- para aquel momento.
Quizás es que finalmente llegó demasiado tarde, y que en 1995 un producto (aún tan bien hecho como éste) de este corte ya no funcionaba igual de bien.
¿Qué en 1990 y con la promoción adecuada hubiera supuesto todo un bombazo? Es una suposición que no parece para nada descabellada.
“I’d Lie For You (And That’s The Truth)”, "Not a Dry Eye in the House" o "Runnin' for the Red Light (I Gotta Life)", por mencionar los tres singles, tenían potencial para haber sido hits mediáticos muy del gusto de esos años (ya en el poco propicio 1995 llegaron a los números 2, 7 y 21 de las listas británicas) y, en general, todo el disco estaba cuidado (intros, interludios y colaboraciones de estrellas invitadas –P.Thrall, Sammy Hagar, S.Van Zant, K.Aronoff o Patti Russo- incluídas) como las mejores producciones de esa época.
Y así es, olvidándonos de rendimientos comerciales y contratiempos de su momento, “Welcome To The Neighbourhood” ahora reluce como un magnífico trabajo de contagiosa y agradable escucha centrado en una buena lista de medios tiempos de aire baladero y exagerada grandiosidad, que uno tras otro acaban por no dejar ni un segundo de relleno a un disco al que, comentado el cuidado de la producción, sólo falta destacarle –si es que es necesario- la impecable interpretación que encabeza la voz de “Meat Loaf”.
Todo ello, claro, si es que, haciendo justicia, nos empezamos a acordar de él.
martes, 3 de febrero de 2009
1995 - Van Halen - Balance
No pocos lo han dicho: es difícil encontrar otro disco de Van Halen con mejor sonido, extendiendo “sonido” a interpretación, producción o arreglos. Es difícil también, se ha dicho, hallar otro álbum en el que el máximo valedor y talento del grupo, Eddie Van Halen, “se luzca” de la manera en la que lo hace en “Balance”. Complicado, añadamos, es poner a la altura potencial de, por ejemplo, “Not Enough” o “Can’t Stop Loving You”, como hits radiables, muchos otros temas del grupo, al menos, fuera de los que dejó “1984” (las pruebas están más abajo en forma de videos). Además, tiene el honor de ser el último álbum de esa alineación que encabezaba Sammy Hagar y que soportó con éxito la partida de una estrella como David Lee Roth (lo que no deja de ser un dato histórico importante) y es el -casi- único responsable de que durante los 90s nos acordáramos de una de las bandas más grandes de la historia del rock.
Pues bien, entonces, ¿qué pasa con “Balance”? Mejoró en ventas al desahuciado y anterior “F.U.C.K”, pero siguió quedándose por debajo en ese criterio de los dos primeros trabajos con Hagar y, por supuesto, de los grandes éxitos con D.L.Roth y, más importante (ya que, después de todo, el “descenso” de ventas significó un triple platino y número 1 en USA, pero es que estamos hablando de Van Halen), a estas alturas es ya el gran olvidado de su discografía cuando toca comentar sus mejores momentos y hasta es, casi para cualquier motivo, difícil siquiera su mención.
Cosa de la época, dirán algunos, y le echarán la culpa a los “malditos 90s”.
Pero no nos engañemos, es difícil ver un disco tan maduro, limpio y potente en su discografía de los 80s, tanto o más escuchar ese protagonismo de bajo y batería (y qué batería) en un disco de los Van Halen más mediáticos, y casi imposible imaginar un trabajo con tan espectacular producción –aquí extendiéndolo a cualquier otro grupo de rock- antes de esos mismos años 90s.
Si la cosa es así y, por tanto, la “culpa” tiene que quedar, en buena parte, para nosotros (el público), restauremos deudas y digamos que si “Van Halen” es el prodigio de su primera época (y uno de los prodigios del hard rock de los 70s en general) y “1984” uno de los más importantes discos de los 80s, un disco tan bien hecho como “Balance” es por derecho propio una de las mayores joyas de madurez de Van Halen y del had rock de los últimos 15 años.
Pues bien, entonces, ¿qué pasa con “Balance”? Mejoró en ventas al desahuciado y anterior “F.U.C.K”, pero siguió quedándose por debajo en ese criterio de los dos primeros trabajos con Hagar y, por supuesto, de los grandes éxitos con D.L.Roth y, más importante (ya que, después de todo, el “descenso” de ventas significó un triple platino y número 1 en USA, pero es que estamos hablando de Van Halen), a estas alturas es ya el gran olvidado de su discografía cuando toca comentar sus mejores momentos y hasta es, casi para cualquier motivo, difícil siquiera su mención.
Cosa de la época, dirán algunos, y le echarán la culpa a los “malditos 90s”.
Pero no nos engañemos, es difícil ver un disco tan maduro, limpio y potente en su discografía de los 80s, tanto o más escuchar ese protagonismo de bajo y batería (y qué batería) en un disco de los Van Halen más mediáticos, y casi imposible imaginar un trabajo con tan espectacular producción –aquí extendiéndolo a cualquier otro grupo de rock- antes de esos mismos años 90s.
Si la cosa es así y, por tanto, la “culpa” tiene que quedar, en buena parte, para nosotros (el público), restauremos deudas y digamos que si “Van Halen” es el prodigio de su primera época (y uno de los prodigios del hard rock de los 70s en general) y “1984” uno de los más importantes discos de los 80s, un disco tan bien hecho como “Balance” es por derecho propio una de las mayores joyas de madurez de Van Halen y del had rock de los últimos 15 años.
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