Y con Barón Rojo vuelven los “discos malditos” al blog. Pero más que de maldito, criticado u olvidado, para “Desafío” habría que hablar de un disco... ninguneado. De esos a los que la mayoría ni siquiera ha dado una oportunidad. De esos de los que muchos ni conocen. Y ojo, en parte, tiene explicación.
Repasemos: el Barón llegó a tocar el cielo mediados los 80’s, encadenando hasta “En Un Lugar de la Marcha” un trabajo inolvidable tras otro, pero con el siguiente “Tierra de Nadie” (1987) la cosa empezaba a cambiar. Sea porque se trata de un disco más irregular que los anteriores o por la ya visible transformación del sonido más clásico que practicaron en la segunda mitad de la década, el trabajo quedó un punto por debajo de donde los anteriores habían llegado, y los años lo han ido separando cada vez más de la etapa de gloria. Los últimos 80’s traían una oferta musical mucho más amplia y los gustos también cambiaban. Pero “No Va Más”(1988), por añadido, acentuaba la cierta irregularidad del anterior al no conseguir tampoco un himno de los que sí que había encontrado “Tierra de Nadie” en temas como el homónimo. En medio de la caída popular, “Obstinato” (1989) parecía querer levantar la cabeza (y bien que deberíamos hacerlo todos para recordar su nueva “Herencia Letal”), pero para colmo José Luis Campuzano y Hermes Calabria abandonaban el grupo y ponían, reforzando aquel sentimiento de cierre de una década que habían representado tanto y tan bien, una especie de “punto y final” moral a la carrera de Barón Rojo.
Muchos los abandonaron entonces, y que los De Castro decidieran seguir adelante y rehicieran la formación para regalarnos pronto este “Desafío” (un título perfecto para lo que suponía) queda ya sólo como recuerdo de los más seguidores. Por no hablar de su carrera posterior, que todavía tendría otro gran acierto en el siguiente “Arma Secreta” (1997) y que ha quedado perdido todavía más en el limbo del panorama rockero patrio.
Con estos dos discos y su reinvención, el Barón se proponía recuperar buena parte del sonido más clásico de sus comienzos y, si bien no estaban tan cargados de himnos como aquellos primeros discos, por lo menos si que conseguían unos conjuntos seguramente más regulares que la mayoría de los de la segunda mitad de los 80s.
Además, y centrando en el disco que nos ocupa, cortes como “Noches de Rock & Roll” parecen capaces agrandar la nómina de clásicos de la banda, al tiempo que nos dicen que este “Desafío” debió superarse con nota. La música debería garantizar por lo menos la empatía de los que habían disfrutado de ellos en el pasado, y la temática es tan o más Barón Rojo (esa amalgama de proclama rockera y denuncia social aquí tan perfectamente representada por “Político” o “Señor Censor”) que cualquier otro que hicieran desde “En Un Lugar de la Marcha”.
El “Desafío” había resultado, quizá, demasiado grande. Y, de paso (y por seguir reivindicando también aquel otro disco), ni su “Arma Secreta” consiguió hacerle frente. Quizá por eso parecieron bajar el listón desde entonces. Quizá, sencillamente, debiéramos recuperar a los barones.
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